“Le quiero preguntar a mi nieta –dijo Ramona de Flehr mientras giraba la cabeza para mirar a Irina–: ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué lo mataste cuando tenías todo...?”.
A la mujer, de edad avanzada, se le cerró la garganta y no pudo continuar. El presidente de la Cámara 8ª del Crimen de Córdoba, Juan Manuel Ugarte, pidió para ella un vaso de agua, le rogó que estuviera tranquila y se tomara el tiempo que fuera necesario para pronunciar la “penúltima palabra”, el derecho que tienen las víctimas y sus familiares al cerrarse el debate y antes de dictar sentencia.
Ramona sorbió un trago de agua, se recompuso, y lanzó otra vez: “¿Por qué lo hizo?”.
Al lado suyo, en el banquillo de los acusados estaba sentada Irina Lourdes Flehr (22), la hija del arquitecto y nieta de la querellante que hablaba ejerciendo su derecho. Alguien le dictó a la joven que no respondiera, a pesar de que Ramona le clavaba la mirada para volver a preguntar: “No sé por qué lo hiciste, Irina...”.
El vocal Ugarte, para evitar un entredicho, aclaró: “No es un diálogo”.
La abuela se limitó a terminar con sus palabras: “Le quiero preguntar eso, nada más”. Irina estalló en un largo sollozo.
El valor de las palabras
La escena se produjo durante el mediodía del pasado martes, mientras la prensa hacía guardia en espera de la sentencia condenatoria al abusador Diego Concha. Pero ese trámite no se iba a producir hasta tanto en el juicio por el crimen del arquitecto no terminaran con lo suyo el mismo fiscal, Fernando López Villagra, y el defensor (de Irina y el bombero) Carlos Hairabedian.
El arquitecto Flehr fue asesinado en su casa de camino al aeropuerto de Córdoba en diciembre de 2021. Fue maniatado a una silla y ultimado a balazos por delincuentes.
Tras la “penúltima palabra” del querellante, llegó el turno de la “última palabra” de los cinco acusados.
En primer término, lo hizo Leandro Moscarello, quien era pareja de Irina cuando se produjo el crimen.
“Voy a volver a aclarar, como lo vengo haciendo desde 2022, que no tengo ningún tipo de participación” en el crimen.
El supuesto “ideólogo” del asesinato junto a Irina sostuvo ante el jurado que no brindó ningún tipo de información a los autores ya confesos, que no planeó nada y que estuvo ajeno a todo lo relacionado con el crimen.
Leandro reiteró que se “tergiversó” lo que sucedió para crear un “relato” y formuló algunas aclaraciones sobre dichos de él. “Fui imputado por algo que no cometí” y “posiblemente voy a ser condenado”, completó. “Tengo mucho miedo”, dijo después con relación a lo que supone que sucederá con la sentencia. Luego, expresó tener “mucho enojo” con su hermano Samuel porque sus acciones lo “perjudicaron”.
Los “confesos”
Samuel Moscarello, lo mismo que los otros dos involucrados en el crimen, David Silvestre y David Suárez, confesaron durante el debate la autoría del crimen.
Pero los dos primeros, confesos ejecutores del asesinato, formularon dos “salvedades”: que los disparos fatales fueron “accidentales” y que “sólo fueron a robar”. Hay que recordar que la víctima estaba atada de pies y manos y difícilmente hubo un forcejeo. Además, no se hallaron en la escena mayores vestigios de un robo.
Samuel pronunció su última palabra después de su hermano. Pidió perdón a la familia Flehr, repitió que fue un “accidente” y también les pidió disculpas a Leandro y a Irina.
Irina fue la tercera en pronunciar su última palabra: “Siento mucho miedo, terror”, comenzó. Luego dijo: “Tengo miedo de recibir cadena (sic) perpetua con 22 años y con una hija de 3 años afuera, por un delito que no he cometido”.
Después, sumamente desbordada por la emoción, señaló que quería limpiar su nombre y que lo que más le importaba era recuperar a su hija.
“Me quitaron el poder de ser madre, la única sangre que tengo en mi vida es mi hija”, señaló la huérfana sin hermanos. “Lo único que me importa es poder ver a mi hija F”, concluyó.
El supuesto “ejecutor” David Silvestre también pidió perdón a los Flehr, a la madre y a los hermanos. Luego solicitó al tribunal y a los jurados que consideren: “No somos sicarios, asesinos, como se ha dicho acá; nosotros fuimos a robar”. En el afán de demostrar sinceridad auguró la posibilidad de someterse a un polígrafo para demostrar que no mentía.
Finalmente, Silvestre expresó que se había creado una “película de Hollywood” y que no tenían nada que ver con un plan criminal.
El final
Para estos cuatro acusados, el fiscal López Villagra pidió prisión perpetua, mientras que para el “chofer” David Suárez solicitó 15 años de prisión por considerarlo “partícipe secundario”.
En cambio, el querellante por la mamá de la víctima, Marcelo Touriño, consideró que Suárez fue “partícipe necesario” y reclamó prisión perpetua para todos.
Suárez fue el único que no pronunció la “última palabra”, lo que garantizó que el viernes, cuando se reanude el debate, el tribunal técnico y el jurado popular pasen a deliberar hasta encontrar la decisión del veredicto.
Al mediodía o en la tarde de este viernes, se sabrá qué condena recibirán los confesos y si los supuestos “autores intelectuales”, Irina y Leandro, quedan involucrados con los demás en un “plan criminal”, lo que se castiga con la máxima condena, prisión perpetua.
