“Son los pequeños detalles los que te atrapan”, sostiene el experimentado policía Joe “Deke” Deacon (Denzel Washington) en la película Pequeños detalles. Lejos de la ficción y del hollywoodense Los Ángeles, algo tan pequeño como un lunar fue en Córdoba el principio del fin para Luciano Benigno Ordoñez.
El hasta ahora prófugo de la Justicia federal por más de un año, por su presunta vinculación con uno de los mayores casos de narcotráfico a gran escala de los últimos años en Salta y en Córdoba –casi mil kilos de cocaína valuada en U$S 13 millones–, cayó por su particular lunar en el mentón y tras intentar hacerse pasar por su gemelo.
La banda de “Sieto”: cientos de kilos de cocaína
Todo comenzó con una investigación federal que destapó una compleja red de narcotráfico que, según la Fiscalía Federal N° 3 de Córdoba, a cargo de Maximiliano Hairabedian, estaría liderada por Rosa María “Mery” Espinoza y Juan Carlos “Sieto” Brizuela.
La causa se inició a partir del nombre de Espinoza, hallado en la nómina de contactos del narcotraficante ya condenado Eugenio Andrés Cavas.
La fiscalía determinó que “Sieto” habría desempeñado un papel clave en la organización y financiación del transporte, almacenamiento y distribución de grandes cargamentos de cocaína. La droga, según se sospecha, sería “bajada” desde el norte del país para su posterior traslado a Córdoba, a Buenos Aires y a áreas cercanas.
La acusación sostiene que, entre febrero de 2022 y marzo de 2024, Espinoza y “Sieto”, con la colaboración de otros implicados, habrían llevado a cabo diversas maniobras delictivas. El origen de los estupefacientes se vincularía al prófugo boliviano Roberto Zacarías Acuña, también conocido como Acuña Magne. Se cree que la droga ingresaba al país por las provincias de Jujuy y de Salta.
En esta estructura, otros hombres habrían tenido roles específicos, como Facundo Brizuela y Ordoñez (este último, imputado como partícipe necesario de organización y financiamiento de narcotráfico), quienes habrían estado encargados del traslado y la protección de la droga.
La acusación señala que Ordoñez, que fue criado por “Sieto” pero con quien no tiene un vínculo sanguíneo, habría actuado junto con Brizuela no sólo para proteger la droga, sino también como “punteros”, controlando la ruta y generando alertas para asegurar que “Sieto” pudiera transportar la sustancia exitosamente sin ser detectado.
La operación fue finalmente desarticulada el 24 de marzo de 2024, cuando efectivos de Gendarmería detuvieron un camión en Salta que transportaba 862 kilos de cocaína ocultos entre zapallos y calabacines.
Los “pequeños detalles”
El juez Sánchez Freytes envió a juicio a los 12 imputados sin incluir en la nómina a Zacarías Acuña (o Roberto Acuña Magne), a Juan Carlos Ariel “Cacalo” Brizuela (hijo de “Sieto” y prófugo) y a Ordoñez por encontrarse prófugos.
Doce horas después de que La Voz publicó esa novedad judicial, y advertidos de los prófugos, los gendarmes del puesto de Sinsacate controlaron en la ruta nacional 9 (San José de la Dormida) a un Chevrolet Prisma en el que viajaba una familia.
Cerca de las 22, le solicitaron al conductor sus datos personales y el DNI. El hombre exhibió un DNI, pero a los pocos segundos los gendarmes comenzaron a sospechar y decidieron profundizar la pesquisa. Tras repasar una y otra vez la foto del plástico, la coincidencia con el hombre era casi idéntica.
Sin embargo, el “casi”, muchas veces, deja lugar para los detalles. Pequeños y certeros detalles. Lo que la foto del DNI no devolvía del hombre era el oscuro lunar que, in situ, los agentes veían acaparando su mentón. Un pequeño detalle, pero que no pasó inadvertido.
Sobre el filo de la medianoche del viernes, los efectivos mantuvieron contacto con el investigador de Gendarmería comisionado originalmente a la pesquisa. Rápidamente se confirmó de forma indubitable que la verdadera identidad del demorado era Luciano Benigno Ordoñez, y que el de la foto del DNI, en efecto, no era él, sino, sorpresivamente, su hermano gemelo.
Comunicaron la novedad al fiscal Hairabedian y al juzgado de Sánchez Freytes, que ordenaron la detención (no así la del resto de su familia, que no tiene relación con la causa).
Los investigadores judiciales confirmaron a La Voz que el gemelo no está bajo investigación en el caso ni guarda ninguna conexión con él. Se descuenta que el detenido –fue trasladado a la Unidad de Contención de Aprehendidos– será imputado por un nuevo delito (uso de DNI ajeno).
No es la primera vez que un sospechoso, apelando deliberadamente a la confusión, se hace pasar por su gemelo, como si se tratara de una comedia de enredos.
En 2022, el diario chileno La Cuarta narró la historia de Bastián Domínguez Osorio, quien pasó más de tres años prófugo de un asesinato luego de hacerse pasar por su hermano gemelo. Fue, nuevamente, un detalle el que confirmó que el detenido era realmente a quien buscaban: un tatuaje en su brazo izquierdo.
En ambos casos, como recuerda el avezado “Deke” Deacon, “son los pequeños detalles los que te atrapan”. Tanto en la ficción como en la realidad. Y, a veces, por un lunar.
