El mítico personaje inglés atravesó generaciones y alimentó toda una industria cinematográfica y literaria. Como forajido Robin Hood o Robin de Locksley, encontró en estas tierras cierto émulo “moderno” en Martín Alejandro Reinoso, el presunto líder de una banda acusada de estafas y de otros delitos que cayó en Córdoba en las últimas horas.
Los efectivos de la Policía Federal montaron una discreta vigilancia en barrio Villa Páez y lograron capturarlo en Colón y Enfermera Clermont, por orden del juez federal N° 2, Alejandro Sánchez Freytes. Curiosamente, el joven de 21 años fue detenido en la misma esquina (en Villa Páez) donde habría estafado a una de las víctimas.
Reinoso fue el último eslabón de la banda desarticulada en noviembre, sospechada de haber montado una asociación ilícita dedicada a la falsificación de dólares, estafas y el robo en vehículos con inhibidores de alarma.
La organización fue elevada a juicio casualmente 24 horas antes de la detención de Reinoso, con lo que quedó fuera del requerimiento del fiscal federal N° 1, Enrique Senestrari.
El falso interés
La investigación comenzó a partir de la denuncia de dos víctimas a través de MarketPlace, de Facebook, cuando pusieron a la venta dos PlayStation 4.
En ambos casos –ocurridos en diciembre de 2020– se detectaron varias coincidencias: la modalidad utilizada por los estafadores, el número de teléfono empleado para la coordinación de las transacciones y la descripción del sospechoso que les entregó los billetes apócrifos.
La mecánica delictiva no por simple mermó en su alta efectividad. Tras contactarlos a través del falso perfil de Facebook, “Paula Rodríguez” (Julieta Aldana Heredia, 19 años) se mostró “interesada” en las consolas y en cerrar las compras en dólares.
Luego de un intercambio de mensajes por Facebook, los últimos detalles del acuerdo se hicieron a través de WhatsApp.
El día pactado para cerrar el trato, “Paula” (Heredia) les avisó que su hijo, “Federico” (Reinoso), retiraría la Play porque tenía más conocimientos de tecnología. En ambos casos, las víctimas se reunieron con “Federico”, quien les habría entregado 300 dólares truchos a cada una.
La tonada
Un dato clave para los investigadores fue la característica específica que los damnificaron describieron acerca de “Federico”: su tono de voz. Les llamó la atención que su tonada no denotaba un arraigo local, sino más bien usual en tierras sanjuaninas o mendocinas.
A partir de la línea aportada por “Paula” a las víctimas durante las transacciones, los investigadores comprobaron que estaba a nombre de Heredia. Las antenas de telefonía registraron su ubicación en un domicilio en Ángel Roffo al 100, en Villa Páez. En la misma dirección, las antenas reportaron otra línea: una con característica 0261, de Mendoza.
Al intervenir esa línea, descubrieron que era utilizada por “Martín” o “Mendocino”, aunque a nombre de una mujer con domicilio en Silvestre Remonda al 1000, en el mismo barrio y a pocas cuadras de la casa de Heredia.
Las frecuentes comunicaciones de “Martín” con otras personas tenían un denominador común: el robo en vehículos con inhibidores. Por la ubicación de las antenas, los ilícitos que traslucían se realizaban en Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y Mendoza.
Tras las pesquisas, se comprobó que “Martín” era Martín Reinoso y que su apodado era “Mendocino”.
Los “verdecitos”
Todo parece converger en ese punto: la característica de la línea (de Mendoza), la tonada sanjuanina o mendocina de “Federico”, y el apodado de Reinoso, “Mendocino”. Tanto Heredia como Reinoso (negaron los hechos) habrían montado la falsa identidad de “Paula” en Facebook, aunque con la foto real de Heredia.
Los investigadores también detectaron que Reinoso tenía contacto con una línea para solicitar dólares. Los pesquisas confirmaron que estaba registrada a nombre de la novia de Christian Carlos Ariel Leal (29).
Las sospechas lo ubicaron como un presunto comerciante dedicado a la venta de dólares apócrifos y su aprovisionamiento a la banda. Además de dos mil pesos falsos, le secuestraron una cantidad inusual de celulares –la mayoría de ellos sin chip, memoria, ni batería– para quien adujo ser un simple panadero.
Durante el allanamiento en su casa en San Vicente, habría demorado el ingreso de los efectivos, aparentemente para deshacerse de prueba comprometedora.
No es la primera sospecha delictiva. Hace algunos años había sido condenado por robo y violación de domicilio.
Su padre Bernardo Patricio Leal es un violento delincuente, actualmente con prisión preventiva desde 2020 en una causa similar: falsificación de dinero. Ya había sido condenado en dos ocasiones, en 2013 y en 2017, por robo calificado, resistencia a la autoridad, lesiones leves, coacción, amenazas reiteradas, violación de domicilio, encubrimiento calificado y tentativa de estafa.
En las últimas horas, le renovaron la preventiva para garantizar su comparecencia en el juicio por expendio de moneda extranjera falsa, estafa y encubrimiento junto a Diego Emanuel Roque de Allende (sentenciado en 2015 por encubrimiento, partícipe necesario de robo calificado reiterado, portación de arma de fuego de guerra y de uso civil).
En una de las llamadas intervenidas, Leal hijo le proporcionó información sobre características y precios de dólares falsos a un hombre que se encontraba –al parecer, circunstancialmente– con su padre en la cárcel. “Vos buscás los verdecitos, pero yo tengo de los otros también. Están buenos”, le ofreció.
Roles en la banda
El rol de Heredia habría sido convencer a los vendedores del precio por pagar en dólares y mantener el contacto hasta cerrar la transacción. Leal, asimismo, habría provisto de los dólares falsos, lo que habría quedado evidenciado en la conversación con Reinoso.
“No es mucha la diferencia y están rebuenos… la calidad del papel”, le detalló Leal sobre los dólares falsos. “El blue pasa la maquinita de contar. El verdecito pasa el lápiz nomás”, mencionó Leal en aparente alusión a los dólares de 100 más nuevos (los “blue”, con una faja de seguridad azul) y los de 100 “viejos” (los clásicos “verdes”).
Al allanar el inmueble de Reinoso y su novia, hallaron 700 dólares truchos que les habría entregado Leal. Una de las antenas, incluso, interceptó una llamada y ubicó al “Mendocino” en la casa de Leal, a donde –según se infiere– habría ido a retirar una tanda de dólares truchos.
El aparente jefe
Como presunto cabecilla, Reinoso no sólo habría planificado todas las actividades delictivas, sino también coordinado los movimientos y la diversificación de las maniobras, no unicamente alcanzables a las estafas, sino a los redituables robos con inhibidores.
“Reinoso era quien decidía cuándo, cómo y con quién realizaría los viajes a otras provincias para robar vehículos en la vía pública. Si el viaje duraba más de un día, paraban en la casa de un familiar o conocido de este”, indicó el fiscal Senestrari.
“Iván”, “Joaquín”, “Pauli” y “Lauti” (no identificados) habrían confirmado el aceitado plan de robo en vehículos estacionados en la calle. Reinoso los habría esperado en otro vehículo como “campana”, pero a cierta distancia.
El “círculo” delictivo se habría cerrado cuando todos los elementos robados y obtenidos producto de las estafas eran comercializados por un hombre en una galería de la Capital.
El “Robin Hood” local
Entre las llamadas, Reinoso no sólo se comunicaba con su novia, sino también con los familiares de ella, vínculo que trasmutó a una suerte de “beneficencia afectiva” sobre la base de los ilícitos.
Como parte de su característica identitaria, Robin Hood ha sido asociado a menudo a la figura del “justiciero” socioeconómico, dispuesto a despojar del dinero a los ricos para dárselo como “benefactor” a los pobres.
“En una de las conversaciones intervenidas –puntualizó el fiscal– se lo escucha a Reinoso en un rol de benefactor de la familia Heredia, coordinando con otra persona el envío de materiales adquiridos por el nombrado, con el producto de la actividad ilícita que desplegaba junto con su pareja para ayudar a la familia de ella, que estaba construyendo una habitación en su casa”.
