Un complicado juicio comenzó este lunes en la Cámara 5ª del Crimen de la ciudad de Córdoba, donde se analiza el homicidio de un joven en medio de disputas barriales entre dos familias radicadas “al fondo” de barrio Colón, reducto también conocido como General Urquiza.
Lo particular del inicio de este debate, conducido por el camarista Alfredo Villegas (vocal unipersonal), es que el testigo clave de la investigación que sindicó al responsable “se dio vuelta” una vez que ingresó a la cárcel donde habría tomado contacto con el acusado y otros allegados.
La víctima de este episodio es Ever Fabián González (26), quien perdió la vida a fines de julio de 2023 en el Hospital de Urgencias, luego de agonizar durante seis días tras recibir un disparo que derivó en una septicemia.
Según la instrucción a cargo de la fiscal Eugenia Pérez Moreno, González habría sido baleado por Tomás David Romero (22), quien habría utilizado una pistola 11.25. El proyectil ingresó por el pecho, atravesó la cavidad abdominal, dañó el hígado y otros órganos y se alojó entre dos vértebras lumbares.
La agresión se produjo a las 2.20 de la madrugada, en el interior de un maltrecho Chevrolet Corsa en el cual se conducía González. Este, a su vez, venía acompañado del testigo clave, Franco Mendoza, quien presenció cuando Tomás Romero se acercó al vehículo, se sentó junto al conductor, lo saludó y le disparó a corta distancia. Luego, le entregó el arma a su hermano Tobías Lautaro Romero (21) y fugó.
A pesar de la internación, los médicos no pudieron revertir la infección generalizada que a González le provocó el proyectil al atravesar el peritoneo.

La causa tuvo una difícil investigación, por las lealtades y silencios que no se rompen en esas zonas de denso devenir, con disparos frecuentes, motocicletas que hacen acrobacias, circulación cuasi libre de la droga y jóvenes que se intoxican en la vía pública.
Según se apunta, en ese confín situado al sudeste de la ciudad de Córdoba, en menos de 50 manzanas, dos familias se disputan territorio y se agreden frecuentemente. Los Romero y los Gallo, parecen haber estado presentes de algún modo en la escena del crimen.
Según fuentes policiales, los Romero tenían un modo de ser que molestaba la discreción de algunas actividades de los Gallo. Hasta la llegada de los nuevos vecinos, todo se desarrollaba sin mayores dificultades.
El fiscal de cámara Marcelo Fenoll sostuvo que “da miedo ver los despliegues que hay en algunos barrios de Córdoba”. Como se intenta reproducir los movimientos de los actores de esta escena barrial, quedan en evidencia situaciones como “la proliferación de drogas, gente presa en sus propias casas, con intenso movimiento en las calles y absoluta ausencia de patrullaje policial”.
El fiscal señaló que se ven circular algunos autos que por su mal estado no podrían hacerlo en otro sector. Se presume que en esos vehículos se trasladan “volúmenes cocaína”.
Silvia Karina Romero (51), tiene dos hijos que conviven con ella, Tomás David Romero y Tobías Romero. También ella tiene otro hijo -de apellido Piscitello- que está preso por homicidio. Aquel crimen fue cometido en barrio Villa El Libertador, lo que habría provocado la “mudanza” de los Romero a Colón.
A poco de llegar al territorio que habrían controlado los Gallo, comenzaron los enfrentamientos.

La mujer, Tomás y Tobías están imputados en esta causa por amenazas calificadas por empleo de arma de fuego. Además, Tomás Romero soporta la acusación de homicidio agravado por el empleo de arma de fuego.
Hermetismo barrial
El hábil trabajo de comisionados policiales consiguió romper el hermetismo cuando se encontró el dato de que Tomás Romero le había pegado un tiro a González. A su vez, surgió que Mendoza había sido testigo presencial.
En principio, Mendoza negó haber estado en la escena del crimen porque a esa hora había estado “fumando” con Lautaro David “Bigote” Campos. Pero este lo desmintió señalando que había vuelto a su casa tras la agresión a González, relatando que había estado en el lugar donde habían baleado a “el Gordo Ever”.
Enterados de esto, los Gallo habrían ido a entrevistar a Mendoza y lo llevaron a Tribunales 2 para que declarara en la causa. Ante la fiscal Pérez Moreno, el testigo de oro ratificó la versión que se repetía en el barrio: Tomás Romero fue el autor del disparo que terminó siendo fatal.
El juicio
El debate oral y público comenzó este lunes en Tribunales 2 con enfrentamientos entre miembros de ambas familias, los que fueron rápidamente conjurados.
Además de la acusación de Fenoll, actúa como acusador particular el abogado Nicolás Díaz, quien representa a la familia de la víctima, constituída en querellante.

Después de producidos los incidentes y una vez iniciado el debate, Fenoll pidió que no se hicieran manifestaciones en la sala, no se permitiera el uso de remeras alusivas a la causa y que la sala se pareciera todo lo posible a un “quirófano”, en un ambiente en el que reine la “asepsia”.
Lo más saliente de la audiencia, fue la declaración de Mendoza, ahora en Bouwer. Alojado en proximidades del acusado, se retractó de su declaración original y dijo haber estado presionado en el testimonio de la investigación.
Pero Campos -también ahora preso- ratificó sus dichos y comprometió al acusado y el (falso) testimonio de Mendoza.
Este martes continuará el juicio con la recepción de nuevos testigos. Será todo un desafío desentrañar el esquema de blindaje, presiones y temores que se manifiesta en el barrio, tiene su impacto en la cárcel y se reproduce en la sala de audiencias.