LOS ÁNGELES. A Lyle Menendez le fue denegada la libertad condicional el viernes por la misma junta que un día antes rechazó la apelación de su hermano Erik para salir de la cárcel tras haber pasado décadas en prisión por el asesinato de sus padres en 1989. La razón fue la misma: mal comportamiento tras las rejas.
Un panel de dos comisionados negó la libertad condicional a Lyle Menendez por tres años después de una audiencia de todo el día. Los comisionados señalaron que el hermano mayor aún mostraba “rasgos de personalidad antisocial como engaño, restarle importancia a ciertas cosas y violación de reglas, los cuales yacen debajo de esa superficie positiva”.
“Entendemos que durante años tuviste muy poca esperanza de ser liberado”, declaró la comisionada Julie Garland. “Se espera que los ciudadanos sigan las reglas, haya o no algún incentivo para hacerlo”.
Dijo también que al panel le pareció que su remordimiento era genuino y que ha sido un “recluso modelo en muchos aspectos, que ha demostrado potencial para cambiar”.
“Nunca pierdas la esperanza”, le dijo a Menendez.
Los hermanos fueron sentenciados a cadena perpetua en 1996 por matar a tiros a su padre, José Menéndez, y a su madre, Kitty Menendez, en su mansión de Beverly Hills el 20 de agosto de 1989. Los abogados defensores argumentaron que los hermanos actuaron en defensa propia después de años de abuso sexual por parte de su padre, pero los fiscales dijeron que los hermanos lo hicieron por una herencia multimillonaria.
Un juez redujo sus sentencias en mayo, y en ese instante cumplieron los criterios para solicitar libertad condicional. Las audiencias de libertad condicional marcaron el momento más cercano que han estado de obtener la libertad desde que fueron declarados culpables hace casi 30 años.
“No” a los asesinos Menendez
A Erik Menendez, quien está detenido en la misma prisión en San Diego, se le negó la libertad condicional el jueves después de que los comisionados determinaran que su mal comportamiento en prisión lo hacía aún un riesgo para la seguridad pública.
Un día después, Lyle Menendez contó a la junta de libertad condicional detalles sobre el abuso que sufrió a manos de sus padres. Lloró, con el rostro enrojecido, mientras daba su declaración final. Parecía querer seguir protegiendo a su “hermano menor” , y dijo a los comisionados que asumía toda la responsabilidad por los asesinatos.
“Nunca podré compensar el daño y el dolor que causé a todos en mi familia”, declaró. “Lo siento mucho por todos, y lo sentiré por siempre”.
El departamento de correccionales del estado eligió a un solo reportero para ver la videoconferencia y compartir detalles con el resto de la prensa.
Lyle Menendez describe el abuso El panel comenzó preguntando cómo el abuso impactó en la toma de decisiones en su vida.
El hermano mayor describió cómo su padre abusó físicamente de él, ahorcándolo, golpeándolo y lastimándolo con un cinturón.
“Yo era el hijo especial en mi familia. Mi hermano era el marginado”, manifestó. “Yo sentía que el abuso físico se centró en mí porque yo era más importante para él”.
Señaló además que su madre también abusó sexualmente de él. Parecía incómodo hablando de esto con el panel, que le preguntó por qué no reveló el abuso por parte de su madre en una evaluación de riesgo realizada previamente este año.
Los comisionados le preguntaron si una muerte le causó más dolor que la otra.
“Mi madre. Porque la amaba y no podía imaginar hacerle daño de ninguna manera”, respondió. “Creo que después también aprendí mucho sobre su vida, su infancia, reflexionando sobre cuánto miedo tal vez sintió”.
Más tarde, rompió a llorar al recordar cómo confrontaron a su madre sobre el abuso de José Menéndez a su hermano menor.
“Yo no podía asimilar el hecho de que ella lo sabía”, expresó.
La audiencia se centra en el crimen, más que en los logros en prisión La abogada de libertad condicional de Lyle Menendez, Heidi Rummel, fue más directa durante su audiencia que en la de Erik Menendez el jueves.
Discutió con los comisionados sobre varias líneas de preguntas y sobre si el panel tenía acceso a las pruebas del juicio en el caso.
El panel le preguntó a Lyle Menendez si los asesinatos fueron planeados, y sobre la compra de armas por parte de los hermanos.
“No hubo ninguna planificación. No había manera de saber que iba a suceder el domingo”, explicó, y se refirió a la compra de las armas como “el mayor error”.
“Ya no creo que nos iban a matar en ese momento”, recordó. “En aquella época, honestamente lo creía”.
Garland le preguntó sobre la “sofisticación de la red de mentiras y manipulación que demostraste después”, refiriéndose a tener testigos que mintieran por ellos en el tribunal, y a los intentos de destruir el testamento de su padre.
Menendez sostuvo que no había un plan, sino sólo que él estaba “muy agitado por lo que estaba sucediendo” y no quería ir a prisión ni ser separado de su hermano.
Al concluir, Rummel expresó su frustración porque en la audiencia casi no se dedicó tiempo a los logros de Menendez en prisión ni a sus intentos por construir relaciones positivas con el personal correccional. Puso de relieve que él nunca tocó drogas ni alcohol en el interior.
“¿Cuántas personas con una sentencia de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional se presentan ante esta junta sin nada de violencia, a pesar de ser atacadas, intimidadas, y eligen hacer algo diferente?”, preguntó.
Más de una docena de sus familiares asistieron a la audiencia del viernes por videoconferencia, pero muchos no testificaron, alegando preocupaciones de privacidad después de enterarse de que el audio de la audiencia de Erik Menendez el jueves fue publicado en línea.
“Quiero que mi sobrino escuche cuánto lo amo y creo en él”, expresó su tía, Teresita Menéndez Baralt. “Estoy muy orgullosa de él y quiero que vuelva a casa”.
Teléfonos móviles en la prisión En forma similar a la audiencia de su hermano el día anterior, el panel se centró en el uso de teléfonos móviles en la cárcel por parte de Menendez, inclusive en una fecha tan reciente como marzo de 2025.
“Me había convencido de que esto no era un medio que estaba dañando a nadie más que a mí mismo, en una violación de las reglas”, manifestó Menendez.
Dijo que el personal correccional estaba monitoreando sus comunicaciones con su esposa y familia y vendiéndolas a tabloides, por lo que consideraba que los teléfonos móviles eran una forma de proteger su privacidad. Había “mucho estrés en su matrimonio” en la época en que fue transferido a la prisión en San Diego, y quería mantenerse en contacto cercano con su esposa, señaló.
El comisionado Patrick Reardon lo elogió por iniciar un proyecto de embellecimiento de la prisión y programas de acompañamiento. Sin embargo, cuestionó si las violaciones a las reglas por el uso de teléfonos móviles empañaban esos logros.
“Nunca me llamaría a mí mismo una persona encarcelada modelo”, señaló Menendez. “Diría que soy una buena persona, que pasé mi tiempo ayudando a la gente. ... Soy el tipo al que los agentes acudirán para resolver conflictos”.
El panel señaló que un psicólogo encontró que Menendez tiene un riesgo “muy bajo” de cometer actos de violencia si es liberado.
Según documentos judiciales anteriores, Menendez no se ha involucrado en ninguna pelea durante su tiempo en prisión. Dijo que la no violencia fue una promesa que le hizo a su abuela.
“Mi vida ha sido definida por la violencia extrema”, apuntó. “Quería ser definido por otra cosa”.
Los hermanos aún tienen pendiente una petición de hábeas corpus presentada en mayo de 2023, con la que se pretende una revisión de sus condenas con base en nueva evidencia que respalda sus afirmaciones de que su padre abusó sexualmente de ellos.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.