La Corte Suprema de Justicia de la Nación terminó con el único viso de esperanza para Juan Daniel Pérez. El máximo tribunal del país desestimó el recurso extraordinario de queja y dejó firme así el fallo de la Cámara Federal de Casación Penal de Córdoba que lo condenó en 2020 por el transporte de casi 46 kilos de cocaína desde Salta hasta esta provincia.
El 19 de marzo de 2018, Pérez (34) fue detenido junto con Roque Ramón Corbacho cuando viajaban desde el norte en un Volkswagen Saveiro con la costosa droga.
Ambos, oriundos de Salta, fueron llevados a juicio en agosto de 2019. Corbacho fue condenado a cinco años de prisión por transporte de estupefacientes, mientras que Pérez fue sobreseído por el Tribunal Oral Federal N° 1 de Córdoba capital, a cargo del juez Jaime Díaz Gavier (en un fallo unipersonal).
El fiscal general del mismo distrito, Maximiliano Hairabedian, apeló y el caso “subió” a Casación Penal. En el caso de Corbacho, los vocales rechazaron la apelación. En cuanto a Pérez, hicieron lugar a la casación, anularon el sobreseimiento y lo condenaron como coautor de transporte de estupefacientes (remitieron las actuaciones al TOF N° 1 de Córdoba para que le impusiera la pena).
La defensa desestimó el recurso extraordinario de queja y dejó firme así el fallo de Casación. Este jueves, finalmente, el TOF1 impuso la pena. Hizo lugar a la declaración de inconstitucionalidad del mínimo de la pena contemplada en el artículo 5 de la ley 23.737, solicitada por el defensor Rodrigo Altamira, y condenó a Pérez a tres años de prisión (aunque de ejecución condicional).
Tomó en consideración a su favor que tiene un trabajo lícito en el ferrocarril Belgrano Cargas, es padre de tres hijos (uno discapacitado) y no arrastra antecedentes penales.
Los delataron unos tornillos
Cerca de las 12.30 del 19 de marzo de 2018, Corbacho y Pérez fueron frenados por un control de Gendarmería apostado en un camino que une los parajes de Barranca Yaco y Come Tierra, en cercanías de la estancia La Añeja, en la localidad de Sinsacate, norte de Córdoba.
Corbacho respondió que provenían de Salta y que conocía “más o menos” el camino alternativo por donde circulaban. Pero su acompañante –Pérez– comenzó a mover la cabeza y dio a entender que no.
La situación viró cuando el efectivo les preguntó si viajaban con equipaje. Corbacho entró en un estado de nerviosismo incontrolable. Para calmarlo, el gendarme le manifestó que era un control rutinario y le preguntó si podían revisar la caja del vehículo.
El efectivo observó que los tornillos de sujeción del cobertor de la compuerta estaban desajustados. Al levantar la compuerta notó que era más pesada de lo común. Pero al alumbrar con la linterna, alcanzó a observar 15 paquetes rectangulares envueltos en film y cubiertos con globos tipo piñata de color negro y amarillo, con casi 46 kilos de cocaína.
Sin embargo, en una revisión más profunda, hallaron otros 31 bultos (46 en total), numerados del 1 al 46. Corbacho y Pérez negaron saber qué trasladaban.
Los ocupantes del vehículo se contradijeron sobre el camino y el destino que tenían, y admitieron que eran seguidos por una Volkswagen Amarok de color negra, la misma que 15 minutos antes había atravesado la posta de Gendarmería.
Para el fiscal Hairabedian, la Amarok iba “abriendo” el camino a Corbacho y Pérez. En el juicio, solicitó siete años de cárcel para ambos, por transporte de estupefacientes.
En su fallo, el juez Díaz Gavier consideró que Corbacho formaba parte de un eslabón en la cadena del narcotráfico. Corbacho reconoció haber sido contratado como chofer de la camioneta para llevarla desde una estación de servicio YPF en Salta hasta la localidad de Orán.
Contó que la dejó allí y que, luego, la retiró nuevamente. Para el magistrado, resultó “absolutamente inverosímil” que Corbacho hubiera accedido a trasladar el vehículo entregado por un desconocido, que lo recogió en la YPF con las llaves puestas, y que viajó “desde Orán –zona caliente para el narcotráfico– y hasta al menos la provincia de Córdoba sin siquiera desconfiar respecto de qué había dentro del mismo”.
En la investigación, se probó que Corbarcho había tomado un curso de manejo en enero (dos meses antes de su detención con la cocaína) y había obtenido el DNI, su carné de conducir y la cédula azul habilitante para manejar el rodado.
Fue condenado a cinco años por su rol en el traslado de la droga. No obstante, para Díaz Gavier no hubo indicios que pudieran indicar “inequívocamente” que Pérez conocía que en la Saveiro se estuviese trasladando los casi 46 kilos de cocaína, ni con certeza cuál era el motivo del viaje a Córdoba.
Por la duda, fue sobreseído, fallo que, luego de la apelación de Hairabedian, Casación Penal revirtió.
