Son las 2.30 de la mañana del domingo. La noche está más cerrada que de costumbre, porque el viento que se levantó hace algunas horas movió las nubes, tapando la luna que daba algo de luz a la esquina de las calles Oncativo y Culpina. Sólo se mueven los “falsos deliveries” que, según dicen, vienen a buscar droga o a negociar lo que roban.
La escena transcurre en la entrada del barrio Barranca Yaco, franja sudeste de la ciudad de Córdoba.
Hace una hora que el ir y venir de las motos es incesante. “Van a la casa de ‘Martín’. Hace dos semanas allanaron, pero ya están activos otra vez”, comentan los vecinos que alertaron a La Voz sobre el asiduo movimiento de “falsos repartidores”.
La quietud en la madrugada, en una de las zonas más afectadas por la delincuencia, se rompe cada unos 15 minutos con un nuevo hombre que llega a la esquina, deja su motocicleta al lado de un chico de unos 12 años que se queda cuidando, baja con la mochila roja, amarilla o verde, según la empresa que represente, y sube al trote para salir otra vez en su motocicleta.
La mayoría hace el mismo trayecto: enciende la moto y arranca, en contramano, por Oncativo hasta Acoyte. Dobla hacia la izquierda y avanza hasta Lima. Luego toman por avenida Patria y allí comienzan a cambiar los recorridos.
“Son un grupo de chicos que andan por toda la ciudad repartiendo cocaína, principalmente en la zona del Centro y de Nueva Córdoba. También van hasta barrio Cerro. Pero en verdad llevan droga a toda la ciudad”, dicen los conocedores de la zona que se han organizado para seguirlos para ver cuáles son los destinos más habituales.
“Muchas veces son sobrinos, primos y hasta hermanos nuestros. Estamos muy preocupados. También buscan droga en barrio Colonia Lola, en Bella Vista y en Villa Páez”, aseguran.
Cuando el negocio de la droga mengúa, generalmente porque cae algún “puntero”, o cierran una boca de expendio, o directamente porque se quedan sin material en un punto de ventas, se dedican a robar.
“Si no llevan droga van a los edificios y tocan los timbres para robarle a alguna persona que está distraída”, cuentan.
También dedican tiempo del día a atacar a repartidores en regla. Les quitan las cajas de delivery que en unas dos semanas dejan abandonadas en cualquier esquina.
“Se crean un usuario, hacen un pedido y les roban. Hace unos días pasó eso Gavilán y Rincón, que es la calle que desemboca en la avenida Ricardo Balbín. Los citaron a esa esquina y los agarraron entre cuatro”, repudia un grupo de vecinos que habitan los barrios Pueyrredón, Bajo Pueyrredón y General Paz.
Persecución de motochoros disfrazados de repartidores
La Policía de Córdoba está al tanto del incremento de presuntos repartidores, que no son otra cosa que delincuentes camuflados.
El sábado por la noche, un operativo logró detener a dos “falsos deliveries”, de 21 y 19 años, tras una persecución que protagonizó la fuerza en barrio Las Palmas Anexo, en el oeste de la ciudad de Córdoba.
Los jóvenes circulaban en una motocicleta marca Motomel Blit, con la mochila la empresa Pedidos Ya. Cuando notaron la presencia del control, intentaron evitarlo.
Los efectivos comenzaron una persecución, que finalizó en las calles Santa Ana, esquina Cordero, en el mencionado barrio.
Tras la detención de los jóvenes, los uniformados lograron el secuestro de una réplica de arma de fuego. El hecho quedó captado por las cámaras de seguridad de la zona.
La Policía sabe que esta metodología es cada vez más utilizada para cometer hechos reñidos con la ley. Por eso se han incrementado los controles.
Los operadores de las cámaras de videovigilancia, por otra parte, tienen una especial instrucción para detectar cualquier comportamiento anómalo por parte de un repartidor.
“Es difícil atraparlos, porque se mezclan entre los repartidores que andan por la ciudad. Pero hay algunos aspectos que pueden delatarlos. Son hechos que se combaten en el momento”, dicen los investigadores.
Cómo cuidarse de los “falsos repartidores”
Las autoridades de Seguridad pidieron a los ciudadanos incrementar las medidas de precaución para no abrir la puerta a delincuentes disfrazados de delivery.
Uno de los aspectos a tener en cuenta es el respeto por la demora estimada en las aplicaciones o los comercios que expenden los pedidos. Es decir, si una rotisería promete una demora de 30 minutos, no se debería atender a un repartidor que llega antes.
En caso de tener dudas, sugieren las autoridades policiales, el cliente siempre debería llamar al comercio y sacarse las dudas de que se trata de su pedido.
Otra de las conductas que se deben evitar es la asistencia a un repartidor que “parece perdido”. Si un repartidor en moto se encuentra en la zona preguntando por una dirección, lo mejor es atender detrás de la ventanilla y preguntar datos concretos de la casa que está buscando.
Si no implica una mayor exposición al peligro, se puede consultar de qué lugar proviene el pedido y consultar al negocio respectivo.
Los investigadores que persiguen este tipo de delincuentes también han resaltado que suelen actuar acompañados. “A diferencia de los repartidores, van con un conductor extra para facilitar su propósito delictivo”, advierten.
Por último, se sugiere anotar los datos de los repartidores, sobre todo las patentes de sus motocicletas en caso de tener sospechas sobre sus intenciones.
