En un nuevo y grave episodio de inseguridad en Córdoba, un jubilado fue hallado asesinado en su casa de barrio Tranviarios, en la capital provincial. Se encontraba maniatado y con signos de una golpiza. El cuerpo yacía debajo de la cama. La casa se encontraba revuelta y faltaban pertenencias.
Una mujer que solía visitarlo de manera frecuente para ayudarlo ha quedado detenida y con una grave acusación sobre sus espaldas.
El fiscal de instrucción Horacio Vázquez imputó a la sospechosa de 30 años por el delito de homicidio en ocasión de robo. El caso está lejos de encontrarse esclarecido. En la fiscalía entienden que resta un arduo trabajo de investigación, sobre todo para dar con el resto de la banda.
La presunción del fiscal y de su equipo de trabajo es que el hombre habría sido víctima de una suerte de “entregada”: personas allegadas a la ahora sospechosa habrían tenido acceso a llaves de la casa para entrar.
La vivienda, como tantísimas de Córdoba, cuenta con rejas en su frente precisamente por la inseguridad.
La casa no presentaba ni puertas ni ventanas rotas. Sólo había una pequeña ventana mal cerrada desde adentro.
De allí que la sospecha es que los ladrones entraron con cierta facilidad a la vivienda.
Con el crimen de don Rearte, ya son al menos nueve los homicidios en la provincia de Córdoba en las últimas dos semanas. En el año, ya se cometieron al menos 71 crímenes.
De la confianza a la traición
De confirmarse la hipótesis fiscal en torno al asesinato del jubilado en su casa de barrio Tranviarios, se trataría de un caso más en este preocupante fenómeno criminal que crece en Córdoba: víctimas atacadas por personas a quienes conocían de antemano y que terminaron traicionándolas de la peor manera.
Víctimas que confiaban en esas personas las dejaron entrar a su casa, les contaron secretos o datos y terminaron siendo asesinadas tras golpizas brutales en el marco de asaltos.
En lo que va de 2024, y con el caso de Rearte, ya hubo al menos ocho episodios delictivos criminales de esta clase en la provincia, sobre todo en la Capital, siempre según las hipótesis judiciales de estos casos.
Los últimos dos casos habían ocurrido días atrás: el contador Enrique Di Noto, maniatado e infartado en su casa de Villa Carlos Paz tras un asalto cometido por una banda en la que participó presuntamente una mujer a la que había conocido por Tinder, y la escritora Doris Cappenberg, muerta a golpes en un robo en su domicilio de Capilla del Monte. Por ese crimen, están presos un inquilino de ella y un amigo.
Todos estos episodios guardan similitudes: las víctimas vivían solas y eran, por lo general, personas adultas. Tras ser engañadas, terminaron siendo víctimas de una brutal golpiza en el marco de un asalto.
A esta cruel estadística podría sumarse el caso de Susana Montoya, quien fue ahorcada y muerta a golpes en su casa de Ampliación Poeta Lugones. Sin embargo, en este crimen el sospechoso es su hijo Fernando Albareda. La hipótesis fiscal no es un robo, sino un crimen por una pelea por dinero.
Espanto en cuatro paredes
El crimen de don Eduardo Antonio Rearte se descubrió el pasado 20 de septiembre a la mañana.
El jubilado residía solo en su casa ubicada en calle José del Prado al 3200 de Tranviarios, una barriada de clase media próxima a Alto Alberdi, en la Capital.
Fue uno de sus nietos quien llegó al domicilio preocupado porque no sabía nada de su abuelo desde hacía varios días.
Tras sortear las medidas de seguridad, el joven comenzó a golpear la puerta de calle. Nadie abría.
Más que preocupado, comenzó a inspeccionar la casa. Fue entonces cuando descubrió una ventana mal cerrada desde adentro. Al asomarse, todo era desorden en la casa.
Asustado, el muchacho alertó a un familiar, quien llamó a la Policía.
A los pocos instantes ya había una patrulla. Los uniformados ingresaron y se dieron con el cuerpo del hombre.
Rearte yacía maniatado de pies y de manos y tirado en el piso.
El informe preliminar de la autopsia reveló que sufrió golpes.
El fiscal Vázquez requirió una profundización de los estudios forenses a fin de determinar más circunstancias en torno al crimen.
“Fue un homicidio y en el marco de un hecho de inseguridad. Esa es la hipótesis y en eso se está trabajando”, resaltaron fuentes con acceso a la causa a La Voz.
Pesquisa y avances
Sin perder tiempo, y conocedor de la importancia de trabajar rápido para que no se escapen pistas, el fiscal comenzó a actuar junto con su equipo de trabajo esa misma mañana. Con investigadores de la Policía, pronto surgió la información de una mujer de 30 años que solía frecuentar la casa para ayudar al hombre.
La pesquisa pronto se centró sobre ella. Una versión da cuenta de que incluso habría manejado llaves de la casa. Ese elemento más otros testimonios recolectados la pusieron en la mesa de investigaciones con una fuerte sospecha en su contra.
En paralelo, se investiga a otros sospechosos varones que tendrían relación con ella y habrían cometido el asesinato. La pesquisa, que se maneja bajo hermetismo, incluye un arduo trabajo de campo y de análisis de rastros por parte de los pesquisas.
