Luis Ariel Avecilla (31) se convirtió en la última víctima fatal de la sucesión de hechos de violencia urbana, tras haber luchado por su vida en una terapia intensiva de Río Cuarto. Una discusión familiar, un balazo en la cabeza, una zona olvidada en el contorno sureste de la ciudad de Río Cuarto: esas fueron la circunstancia y la escena del comienzo de su final.
La información que se vierte de las fuentes policiales es estremecedora. A las 21.30 del pasado viernes, Avecilla se topó con su verdugo. Estaba desprevenido a pesar de haber increpado a su contendiente con un fuerte reclamo sobre alguna cuestión que aún no se dilucida.
Esa pelea, según dijeron fuentes allegadas a la investigación, se inició en la intersección del pasaje Alba y la calle Aníbal Ponce, en el corazón de barrio Obrero. El caso es investigado por la fiscalía de Instrucción de Segundo Turno, a cargo de Javier Di Santo. Y las pericias están a cargo del personal de Policía Científica.
Por su parte, el personal de la Unidad Judicial 2, de barrio Alberdi, ya recolectó testimonios. A su vez, el personal de Investigaciones realizó procedimientos para ubicar al autor del disparo, aunque no resultaron exitosos hasta este domingo.
La información preliminar indica que tras un intercambio de insultos y gestos de reproche sucedió algo inesperado. Su propio familiar –de quien aún se desconoce el tipo de filiación que guarda con su víctima– extrajo un arma de fuego y disparó sin piedad.
Según explicaron desde la jefatura de la Unidad Departamental Río Cuarto, la bala se introdujo en el parietal derecho. El disparo, además, se habría efectuado desde una distancia mínima. La Policía busca saber ahora si en ese instante la víctima quiso abalanzarse sobre el agresor.
Lo cierto es que este desenlace conmovió al entorno familiar de Avecilla. Y mientras el asesino se daba a la fuga sin reparar en los daños ocasionados, otros próximos del joven llamaban a la ambulancia mientras intentaban sostener su cabeza gravemente lesionada.
El parte policial indica que la víctima fue asistida en el lugar. Luego de las primeras maniobras de salvataje, se optó por un traslado en carácter de urgencia. Así llegó al Hospital San Antonio de Padua, a unos 14 minutos del sitio donde se impuso la violencia.
Sobre el victimario, fuentes policiales carecían de mayores precisiones. De acuerdo a lo que se pudo relevar en el lugar del crimen, testigos aseguraron que la fuga fue inmediata. Hasta el cierre de esta edición, la Policía de Córdoba continuaba con la búsqueda del responsable material del hecho.
El sábado a la noche, Avecilla dejó de presentar signos vitales. Los médicos intentaron salvarlo pero la agresión había causado un daño irreversible. Su muerte, explicaron los doctores, fue inevitable y se produjo a pesar de que el paciente permaneció en estado reservado y conectado a respiración asistida.
Una lista trágica
Este medio dio cuenta en sus páginas de la edición de este domingo que al menos de 22 era el número de personas fallecidas en casos de homicidio, femicidio, violencia urbana o delitos contra la propiedad en la provincia en lo que va de este año.
El dato es estimativo, aunque podría ser todavía más abrumador. Ahora se suma el caso 23, ocurrido durante una aparente pelea entre familiares en Río Cuarto.
Con esta víctima reciente, al menos 14 de los asesinatos ocurridos en solo dos meses (enero y febrero) se relacionan con enfrentamientos entre conocidos o por ajustes de cuenta por discusiones.
En Río Cuarto, la mayor ciudad del interior provincial, se suman varios homicidios en los últimos meses.
