El pasado miércoles se escuchó una sentencia histórica en la Cámara 8ª del Crimen de la ciudad de Córdoba, al condenar al exintendente de Deán Funes Germán Darío Facchín a la pena de cuatro años de prisión por envenenar y matar a 211 perros en esa ciudad en 2015.
El exfuncionario municipal que al momento de los hechos era secretario de Gobierno a cargo del municipio (luego fue intendente), fue considerado por los jueces “instigador” de “daño calificado –reiterado- e infracción a la ley 14346 por malos tratos y actos de crueldad a los animales (ley Sarmiento) ‑reiterado-, ambos en concurso ideal”.
El pedido de pena estuvo a cargo del fiscal Gustavo Arocena, un acusador que este año también se anotó en un juicio histórico, como lo fue la condena a Alan Amoedo por la “Tragedia de Circunvalación” con la imposición del dolo eventual al autor.
Volviendo al “biocidio” de Deán Funes, Facchín quedó como “instigador” de la matanza, pero como “ejecutores” terminaron condenados a tres años de prisión en suspenso los empleados municipales -inspectores- Diego Oscar Allendes, Juan Santos Márquez, Darío Mercedes Palomeque, Pablo Daniel Palomeque y Roque Enrique Quinteros Nievas.
Casualmente, entre las particularidades de un juicio intenso por la prueba y por algunos testimonios que serían investigados como falsos, surgió al final del debate una prueba que llegó para desmentir a uno de los acusados que negaba su participación en los hechos.
El inspector Darío Mercedes Palomeque había sido incriminado por una testigo que lo vio bajar aquella madrugada del 28 de abril de 2013 de una camioneta del municipio y arrojar las albóndigas envenenadas con un potente agroquímico que mató no sólo a cientos de perros, sino también a gatos y pájaros. También provocó síntomas a algunas personas y una niña debió ser trasladada a Córdoba con severos signos de intoxicación.
Palomeque enfrentó ese testimonio señalando que él no sabía manejar y que era imposible que hubiera estado allí porque no conducía los vehículos de la comuna.
La querella presentó constancias de que Palomeque tenía carnet de conductor, otorgado por la misma municipalidad.
A esto le sucedió un testigo de la defensa que declaró que el municipio otorgaba las licencias de conducir, pero que no tomaba la prueba práctica de manejo.
Deán Funes: el video usado como prueba
A eso, la querella encarada por el abogado Pedro Despouy Santoro le opuso documentación en la que se indica que “siempre” se otorgó el carnet de conducir con la exigencia de la prueba teórica y también la práctica.
Como si esto no fuera suficiente, antes del cierre de la recepción de prueba, Santoro levantó la mano y pidió presentar una prueba extra. Aparentemente el abogado se dedicó a buscar en las redes sociales y en el muro de Facebook de Darío Palomeque encontró un video propio, en el que él graba haciéndose una involuntaria selfie que lo incrimina.
La prueba -que llegó a Tribunales con autenticación notarial- muestra imágenes de un festival de la comuna, con fondo de chacarera. Desde el habitáculo del conductor se muestra la parte trasera de la camioneta municipal con banderas argentinas.
Como por descuido, en un breve tramo del video (con comentarios de amigos de Darío Palomeque) se alcanza a ver el rostro del conductor: el mismo que aseguraba que no sabía manejar.
Para más, en otro tramo del video se aprecia que da vuelta por detrás otro empleado del municipio que había sido como testigo del juicio.
La defensa de Palomeque reaccionó airadamente a la presentación de esa prueba, “por la ventana” del juicio, pero el tribunal integrado por Eugenio Pérez Moreno, Marcelo Jaime y Juan Manuel Ugarte admitieron esa evidencia.
Se presume que ese video no fue necesario para la condena porque la prueba en contra de Darío Palomeque y de los otros acusados era contundente.
Por unanimidad, los jueces impusieron una condena que esperó nueve años luego de una absolución que fue anulada por el Tribunal Superior de Justicia. Los fundamentos de este veredicto se conocerán en dos semanas.
