La absolución del viudo Marcelo Macarrón cierra un largo capítulo de sospechas sobre la familia de Nora Dalmasso (51). Pero confirma la sentencia de impunidad de un crimen, un femicidio, de alto impacto en la sociedad.
El fiscal Julio Rivero prometió en la última audiencia del juicio una salida inesperada.
Anticipó que pedirá al fiscal del 1° Turno de Río Cuarto, Pablo Javega, que siga investigando.
“Debo descartar un homicidio por precio o promesa remuneratoria porque el sexo consentido previo (…) echa por tierra un acuerdo criminal en general y específico”, sentenció Rivero.
“¿Ustedes imaginan una reunión entre Macarrón, Lacase y Magallanes con un sicario diciéndole que no mate con un arma de fuego sino con sus manos y el cinto de la bata? (…). Ustedes se lo imaginan haciendo un casting de sicarios para elegir uno que sea hombre de campo que sepa trabajar con animales. Si ya lo teníamos al hombre de campo: Rohrer”, llegó a mencionar el fiscal en su alegato.
Y dio su conclusión: “A Nora Dalmasso no la mató Macarrón (…), la mató una sola persona, conocido por ella, que lo más probable es que la estaba esperando (…). Se produce un acto sexual consentido y luego una actividad homicida con el agresor sobre el cuerpo de Nora”.
“Primero la sujeta con las manos hasta dejarla inconsciente y le hace el doble nudo para asegurarse el resultado porque si no Nora recuperaría la conciencia y relataría las lesiones. Luego la tapa con la sábana, como la encuentra el vecino Radaelli, en señal de rechazo, arrepentimiento, pudor, ¿Será un mensaje que dice yo no vine a violar?. ¿Quién es esa persona?. Está en el cinto de la bata”, acusó.
“El móvil no es sexual (..), Hubo un conflicto. El móvil fue personal, y hay que agregarle el compromiso personal y psicológico de Nora Dalmasso con su autor”, apuntó.
El tiempo y la verdad
“El asesino pudo haber estado preocupado hasta el 26 de noviembre de 2021 cuando se cumplieron 15 años, operó la extinción de la acción penal por prescripción. Pero como fiscal le digo al asesino que no hay prescripción que esté por encima de la verdad”, afirmó Rivero.
El Tribunal aceptó poner a su disposición “la totalidad de las actuaciones a los fines de que la fiscalía de Instrucción del 1° Turno, en colaboración con Policía Judicial, dé con el asesino, lo impute por el asesinato de Nora Dalmasso, le fijen un hecho y lo indaguen, como hizo el Poder Judicial de la ciudad de Río Cuarto con el caso Ale Flores”.
Rivero aludió así otro emblemático caso judicial impune en Río Cuarto: el homicidio del niño Alejandro Flores, atropellado por los policías Mario Gaumet y Gustavo Funes en 1991.
En esa causa, los restos del pequeño aparecieron recién cuando se había cumplido el plazo de prescripción.
Su madre, Rosa Arias, sola y humilde, había buscado al pequeño durante décadas hasta en el exterior.
En 2009, el fiscal Javier Di Santo completó la investigación, con el testimonio clave de una enfermera que explicó hasta cómo hasta habrían tenido al niño escondido, agonizando en el área de salud mental del viejo hospital.
Se logró establecer cómo habrían acontecido los hechos y en un mismo acto, se los imputó a Gaumet y a Funes (defendido por Marcelo Brito) y, por el tiempo transcurrido, finalmente se los sobreseyó.
Al destacar el trabajo de la genetista Nidia Modesti en la causa Dalmasso, Rivero señaló que, tanto en la sábana de abajo como en el cinto de la bata con el que ahorcaron a la víctima, se halló un ADN desconocido.
“En la bata está el asesino”
“En ese cinto de la bata está el asesino”, enfatizó el acusador.
El defensor Marcelo Brito declaró frente al jurado que la familia se compromete a prestar testimonio y a apoyar al fiscal Rivero en la búsqueda de la verdad.
Brito incluso se ofreció como testigo, junto con el codefensor Cristian Ayán, para declarar sobre cómo habría actuado el fiscal Luis Pizarro.
Consignó que la defensa hizo un planteamiento por cómo se le habían tomado las muestras para el ADN a Miguel Rohrer en la fiscalía de Miralles.
Mencionó que, en lugar de hacerle una extracción de sangre como a otros sospechosos de autoría o contaminación, dieron una muestra de saliva que se colocó en un sobre que habría llegado abierto a Córdoba.
Sostuvo que Pizarro y su prosecretaria se negaban a tomarle declaración a su perito de control y tuvo que recurrir a una instancia superior para que lo escucharan
“Vamos a poner todo nuestro esfuerzo para colaborar para desentrañar esta madeja porque es obvio que alguien le dio muerte a Nora Dalmasso. El interés de su esposo y de su hijo fue siempre ofrecer pruebas”, dijo Brito y recordó los expertos contratados por la familia para que den sus dictámenes
