“¡Señor Sosa! ¿¿¿Se encuentra bien??? ¡Señor Sosa...! ¿¿¿Se encuentra bien???”.
Dos veces, el presidente del tribunal de la Cámara 10ª del Crimen de Córdoba, Mario Centeno, pronunció la pregunta con un tono enérgico. Pero en la pantalla de teleconferencia que transmitía la imagen del box de la cárcel de Cruz del Eje se apreciaba a René Alejandro “Chancho” Sosa (41) durmiendo una plácida siesta, en plena audiencia del juicio que una hora antes había comenzado en Tribunales 2.
El jurado popular reunido en la sala más grande de esa sede judicial había comenzado este miércoles a analizar la acusación de una asociación ilícita liderada por Sosa y que funcionaba con otros cinco acusados.
El juicio abreviado –con aceptación de responsabilidades de los acusados– es contra una banda de seis integrantes que conformaban “una cadena” de roles y funciones, desde el técnico en celulares que aprestaba los aparatos hasta el guardiacárcel que los introducía, el compañero de pabellón de Sosa que los guardaba y distribuía, “el Chancho” que los comercializaba por hasta medio millón de pesos para uso ilícito –generalmente estafas telefónicas– y sus familiares que estaban “afuera” para realizar cobros y transferencias de dinero.
Al no obtener respuesta a sus preguntas a un “televisor inútil”, Centeno pidió a su secretaria que llamara a Cruz del Eje para que el condenado por narcotráfico fuera avisado de que debía estar “presente” en la audiencia.
Al despertar, el conocido narcotraficante se hizo el desentendido, negando haber estado dormido, y argumentó no haber escuchado que le estaban haciendo preguntas.
A esa altura, la paciencia de los vocales –Centeno, Juan José Rojas Moresi y Carlos Palacio Laje– ya había sido sometida a todas las pruebas. Le indicaron que no podía recostarse y que debía estar atento al trámite de la audiencia.
Antes de este episodio, les costó mucho a los camaristas obtener respuestas entendibles del principal acusado que, desde Cruz del Eje, había pedido no asistir a la audiencia en Córdoba. Alejado del micrófono, recostado sobre uno de sus flancos y con una dicción inentendible, las respuestas de Sosa dejaron mucho que desear. Apenas si la policía jefa de sala alcanzaba a “traducir” algunas de las respuestas de un dialecto inentendible. Cuando no debía responder, el recluso tenía dificultades para seguir el debate y se notaba que le pesaban los párpados.
Mientras unos se quejaron por la falta de colaboración del acusado al ser interrogado tan sólo por sus datos personales, algún allegado señaló que Sosa últimamente no está en buena condición y que el problema en esta audiencia parecía tener relación con la ingesta de psicofármacos.
Los otros acusados
La “banda” de los celulares, descubierta en 2021 por el fiscal de Delitos Complejos Enrique Gavier, tenía varios integrantes y todo se conoció cuando el guardiacárcel del penal de Bouwer Mauro Rodrigo Casado (hoy de 44 años) fue descubierto por sus camaradas del Servicio Penitenciario con dos celulares que iba a introducir al pabellón donde se alojaban Sosa y Héctor David “Davila” Palacios (38).
Claudio Rubén “Vaca” Álvarez (46) está acusado de ser quien aprestaba los celulares. Desempeñándose en un local de la Galería Norte (y en un comercio de avenida Monseñor Pablo Cabrera), ya tiene una condena por comercializar drogas, de tres años de prisión condicional. Fue vinculado porque los celulares secuestrados al carcelero estaban a nombre de su padre y de su hermano.
“Davila” Palacios salió aliviado de una acusación en marzo de 2021 de un crimen por encargo (de Sosa) y se lo declaró autor de homicidio culposo (disparo accidental). Ante esto, Sosa quedó a las puertas de ser liberado, pero meses más tarde Gavier descubrió los celulares de Casado.
La única mujer acusada es Alejandra del Valle Vázquez (50), expareja de “Chancho” Sosa y quien entre sus hijos tiene dos cuyo padre es él, mellizos de 14 años. Está acusada de mover dinero de Sosa por estafas desde la cárcel, entre otras acciones. A ella, hace pocos días le pidieron desde la Justicia federal una pena de cuatro años y seis meses de prisión luego de que le encontraron en su casa seis kilos de cocaína, mientras Sosa estaba preso.
Pero, ahora, en este juicio, surgió que pudieran enviarse actuaciones a la órbita federal para que Sosa fuera investigado por esos seis paquetes de cocaína. En una intervención telefónica, se escucha al “Chancho” preguntarle a la mujer si había recibido la Ferrari: los panes de droga estaban envueltos en cinta con el logo de la marca italiana de superautos.
En 2015, Sosa ya había sido condenado por la causa de la cocaína oculta en un matafuegos, con pena de ocho años de prisión.
El sexto acusado de este juicio es Pedro Emanuel Juncos (36), quien, al identificarse ante el tribunal, dijo que era hijo “sin padre” de la conocida exdirigente política Liliana Juncos, presente en la sala. Insistió en que no tenía padre, en que no lo había conocido y en que murió antes de que él naciera. Acusado de ir a cobrar cuentas del detenido Sosa, cuando habló de actividades que realizaba además de su negocio de carnicería, mencionó que ser medio hermano de “Chancho” Sosa y otras dos personas. Ante la insistencia de los camaristas y el fiscal, para aclarar, Juncos dijo que esos tres hermanos eran hijos del mismo padre con otra mujer. Le recordaron que había dicho que él no conocía a su padre e insistió en lo mismo. Le preguntaron el apellido del padre de los cuatro y dijo que no sabía. Luego, le preguntaron cómo se llamaban sus tres medio hermanos: René (Chancho) Sosa, Damián Sosa y Yamila Sosa.
Pedidos de pena
El fiscal Gustavo Dalma acordó con las defensas las condiciones de un juicio abreviado, con algunas discusiones que terminaron por zanjarse en el alegato.
El acusador solicitó seis años de prisión para “Chancho” Sosa, cuatro para Casado, tres y medio para “Davila” Palacios y tres de prisión efectiva para Álvarez, para Juncos y para Vázquez. Los defensores solicitaron al tribunal morigerar esas penas, en particular pidieron que las de tres años de prisión fueran declaradas en suspenso.
La audiencia pasó a cuarto intermedio, y el 14 de septiembre a las 9 se escucharán la última palabra de Juncos y luego la sentencia.
