“Todo esto forma parte del proceso de favelización que lenta y progresivamente se viene dando en muchos barrios de Córdoba”.
Esa fue la reflexión de una calificada fuente en torno al caso de un hombre y su hijo que quedaron detenidos, en las últimas horas, acusados de ser unos narcos barriales que hostigaban a sus vecinos y los amenazaban con armas y a balazos para que trabajen para ellos en la ciudad de Córdoba.
Como si lo anterior no fuera lo suficientemente grave, están señalados de haber atacado a balazos precisamente a un frentista que se había negado a ser parte de esa actividad ilegal.
El hombre recibió un balazo en una pierna como apriete.
El plomo, sin embargo, pasó muy cerca de la arteria femoral, por lo que estuvo internado en grave estado en un hospital, donde le salvaron la vida.
Por testimonios que obran en manos de la fiscalía y en las libretas de los investigadores policiales, habría más casos de otros vecinos que habían sido presuntamente amenazados por estos presuntos vendedores de drogas.
La mecánica es la que, a semejanza de otras grandes urbes de Latinoamérica, se viene extendiendo en la ciudad de Córdoba, como en otros distritos de la Argentina.
Lo sucedido en barrio Cooperativa Los Paraísos, zona sudeste de la Capital cordobesa, lamentablemente fue un caso más que se agrega a episodios similares.

La lógica es simple y perversa: para funcionar y llevar adelante su negocio, los narcos barriales necesitan, además de tener clientes, contar con gente que trabaje para ellos.
Por un lado, “soldados” armados que los “cuidan” y “teros”, que son chicos (cada vez más chicos) que avisan cuando aparece un auto de civil de la Policía y otra fuerza. Muchas veces, eso se paga con droga.
Por otro lado, los narcos necesitan contar con distintas viviendas para ejecutar su negocio: en una casa se guarda la droga cuando llega (búnkeres), en otra se la fracciona, en otra u otras se venden las dosis (quioscos) y en otras se paga.
La explicación de diversificar los inmuebles es para “complicar” una eventual ronda de allanamientos.
El punto es que los investigadores ya tienen en claro esa forma de accionar y, con esos aspectos, así llevan adelante las pesquisas.
Sin embargo, la metodología del “apriete” no deja de extenderse en muchas barriadas.
En algunos casos, son balazos.
En otros, ataques incendiarios.

Balazos y aprietes
En Cooperativa Los Paraísos, zona sur de la Capital cordobesa, un grupo narco barrial comenzó a apretar a varios vecinos para que guarden drogas y otros elementos en sus hogares.
Sin embargo, un vecino les dijo “no”. La respuesta del grupo de delincuentes no se hizo esperar: unos matones fueron a su casa y le pegaron un tiro en una pierna con una pistola automática.
La víctima terminó internada y logró salvar su vida.
Contrariamente al “código de silencio” tantas veces repetido en tantas barriadas, alguien denunció lo que pasó y desde la Justicia se motorizó una investigación.
La fiscala Lourdes Quagliatti, quien acumula numerosos expedientes y elevaciones a juicio por toda clase de violencias urbanas en su jurisdicción, comenzó a trabajar con un grupo de pesquisas policiales.

Al cabo de pocas semanas, investigadores lograron datos firmes sobre los acusados y así fue que en las últimas horas se ejecutaron varias órdenes de allanamiento.
En el principal procedimiento se logró detener a un hombre y a su hijo, de alrededor de 20 años, quienes fueron sindicados de ser los cabecillas de la banda narco que tenía a maltraer al barrio y quienes habrían herido al vecino.
En el operativo que terminó con sus detenciones se secuestraron además una pistola 9 milímetros, numerosos proyectiles, dos chalecos logísticos y varias dosis de drogas, entre cocaína y picadura de marihuana.
Además se secuestró una suma aproximada al millón de pesos, explicaron desde la Dirección de Brigadas Civiles de la Policía cordobesa.
Ambos quedaron acusados por los delitos de coacción calificada y lesiones graves agravadas por el uso de arma de fuego, por orden de la fiscal Quagliatti.
Como derivación de la pesquisa, también se detuvo a otro hombre por tenencia de arma de guerra.
Al hallarse droga en el domicilio donde se encontraba, se convocó a la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA), al tiempo que se giró su situación al fuero antinarco provincial.
La causa lejos está de haber terminado. Los pesquisas policiales y judiciales continúan con la investigación para recabar más información y sobre todo más víctimas.
“Hacemos todo para frenar a la violencia urbana, pero cada vez es más difícil. Hay más cantidad de hechos y más violentos”, comentó una fuente judicial que participó de los procedimientos.
Dos pistolas en casa. Dos mujeres y un hombre fueron detenidos en barrio General Savio tras un allanamiento por robo. Se les hallaron dos pistolas calibres 11.25 y 7.65, balas, pesos, dólares y dosis de cocaína y marihuana para la venta.