Mientras aumenta la conmoción por el brutal ataque de la agente de policía Maira Barreto (32), quien mató a su hijo Tiziano (10) y le causó graves heridas a la nena de 7 con la pistola reglamentaria, la Justicia continúa con la investigación de este drama que sacudió a Córdoba el pasado domingo.
La causa está en manos de la fiscal Mercedes Orta Córdoba, del fuero de violencia familiar, quien ordenó peritajes y toma de testimonios. Además, por una cuestión procesal, imputó a la policía por homicidio calificado y tentativa de homicidio.
La agente agoniza en la terapia del Hospital de Urgencias.
Está conectada a un respirador artificial.
A todo esto, crece la controversia en torno a la salud mental de los integrantes de las filas policiales y los controles psicológicos.
En este sentido, está previsto pedirle ayuda a la Facultad de Psicologia de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) a fin de profesionales de esa cartera realicen controles a personal de la fuerza, a la par de los chequeos realizados de manera interna.
Están previstos encuentros entre autoridades oficiales de la Policía y de Seguridad con sus pares de esa unidad académica, según confiaron fuentes oficiales a La Voz.
Este pedido de ayuda es un viejo reclamo por parte de algunas organizaciones y de familiares de víctimas de violencia familiar de policías. Por caso, los familiares de los dos hermanitos asesinados en 2016 por un policía instructor del Eter.
El episodio registrado en barrio Observatorio de la Capital fue el último de una seguidilla de graves dramas de violencia familiar ocurridos en los últimos tiempos y protagonizados por uniformados, principalmente varones, en la provincia de Córdoba.
En los últimos años, ya se han registrado varios femicidios seguidos de suicidios por parte de policías, tanto en Capital como en interior. En 2021, por caso, hubo dos.
En paralelo, y no menos grave, no dejan de registrarse casos de uniformados que se quitan la vida con el arma reglamentaria.
En las últimas horas, tras el filicidio cometido por la agente Barreto, se escucharon numerosas críticas y cuestionamientos por lo bajo desde distintos ámbitos policiales.
Las críticas fueron de manera extraoficial: nadie está autorizado a hablar con la prensa, salvo los jefes y siempre que cuenten con permiso.
Los cuestionamientos apuntan a que los controles psicológicos no se realizan de manera eficaz y oportuna en la fuerza. De todos modos, también se deslizó que hay policías que evitan pedir licencia, porque les significa un recorte de sueldo.
Muy crítico y de manera oficial fue el excomisario mayor Julio Faría, quien trabajaba en la Dirección de Recursos Humanos en Jefatura y fue pasado a retiro forzoso en el marco de una purga tras la muerte de Jonatan Romo, en La Falda.
A todo esto, esta última causa que tuvo un giro trascendental en las últimas horas con la liberación de los seis policías acusados.
Desde su partida, Faría viene cuestionando la formación policial y los controles internos. En las últimas horas, cuestionó la forma en que se hacen los chequeos psicológicos y la periodicidad.
“Los controles y la contención no están funcionando. Se realizan cada tres o cuatro años y no puede funcionar de esa manera. El control (psicológico) debe ser en el año”, dijo Faría.
Respuesta oficial
Maira Tamara Barreto había sido soldada voluntaria en el Ejército y fue dada de baja en 2012. En 2017, se inscribió para ser suboficial de policía y en 2018 salió a la calle.
Desde la Policía de Córdoba, de manera oficial, se volvió a insistir que la agente estaba “apta” para trabajar y portar arma, y se indicó que no contaba con antecedentes psiquiátricos.
“Ella estaba en condiciones de portar armamento, sin ningún tipo de inconvenientes y sin ningún tipo de antecedentes psiquiátricos”, sostuvo el jefe de Sanidad Ambiental de la Policía, Gabriel Bosque.
El comisario médico indicó que, cuando ingresó, la policía había hecho una declaración jurada sobre su salud mental. Y reiteró que meses atrás había tenida carpeta médica por una neumonía por lo que se le había retirado el arma.
Bosques sostuvo que en octubre volvió a trabajar y que se le hizo “una una entrevista psicológica donde no se registró nada anormal”.
“No tenemos a qué atribuir el crimen ya que no contaba con ningún tipo de antecedente”, sostuvo.
En declaraciones a la prensa, el jefe policial remarcó que en la fuerza se hacen controles psicológicos permanentes a “todo el personal” policial tanto en Capital como en interior.
No precisó con cuánto personal se cuenta para el control.
“Antecedentes de salud mental”
La expareja de la agente y padre de los nenes sostuvo que Maira Barreto “ingresó a la Policía ya con antecedentes de salud mental, estuvo internada en el Morra”. “Algo pasaba con ella y la actual relación con su pareja”, agregó Horacio.
“Antes de entrar a la Policía, estuvo en el Ejército y había tenido antecedentes de querer hacerle un daño con el FAL a una compañera. Estuvo internada en el Morra. Había salido aparentemente bien”. Después tuvo a Tiziano (el varón) y, para dedicarle tiempo, pidió la baja (del Ejército). No entiendo lo que pudo haber pasado”, añadió el hombre.
Horacio opinó que Maira estaba en medio de una nueva relación “tóxica”. “No es la solución quitarse la vida o cometer un hecho así”, remarcó y fue más allá: “Ella era una buena madre para mi hijo, nunca pensé que iba a pasar esto”.
Indicó que el domingo a las 7.30, Maira lo llamó por celular y le anticipó todo lo que iba a hacer. Por eso, el hombre fue al domicilio y llamó al 911. Esa mañana sucedió el desastre.
La jefa de Policía, Liliana Zárate, se contactó con él y le brindó apoyo.
Más críticas a la Policía
Otro crítico con la formación y los controles internos fue el excomisario Miguel Robles, quien se retiró de la Policía años atrás
Robles sostuvo que la Policía de Córdoba tiene “un altísimo nivel de personas que se quitan la vida” utilizando el arma reglamentaria. “Esta mujer ha sido chequeada o controlada en su estado psíquico hace relativamente poco, en octubre…. La pregunta es: ¿cómo no se detectó absolutamente nada?”, inquirió Robles.
El excomisario criticó que los controles sean realizados por profesionales de la propia Policía,
