Un hombre murió atropellado por un vehículo que luego escapó en la avenida Sabattini al 5800, en la zona sudeste de Córdoba Capital, el pasado 31 de agosto. Lucas Humberto “Coco” Pereyra tenía 38 años.
Aquella madrugada, la Policía se encontró con el cadáver, un puñado de preguntas y pocas certezas.
Se creyó que lo podrían haber apuñalado y se dudó si era, o no, víctima de un robo durante su trabajo: era conductor de Uber.
Pero los hilos de la investigación se siguieron tensando.
Como primeros resultados, la Policía pudo identificar y dar con el presunto automovilista que lo había arrollado.
Pero había algo más.
La pesquisa continuó y tuvo una impensada derivación: Pereyra había sido arrollado luego de bajarse de su propio vehículo. Estaba dopado, deambulaba.
Con el paso de los días se instaló una sospecha más firme: había sido víctima del accionar de dos “viudas negras” que, tras darle varias dosis de una sustancia aún no identificada, le habrían robado.
En las últimas horas, dos sospechosas fueron detenidas por la Policía.
La fiscalía, a cargo de Eugenia Pérez Moreno, las acusó por homicidio en ocasión de robo.
En paralelo, el fiscal Tomás Casas mantiene imputado por homicidio culposo al conductor del auto que, ajeno a todo, atropelló a la víctima.
Las “viudas negras” y el chofer de Uber
A poco de ocurrido el siniestro, la familia de la víctima denunció que Pereyra había llegado desde Villa Dolores, su ciudad natal, para establecerse en Córdoba. En la Capital, había empezado a trabajar como chofer de Uber, con un Citroën C4.
La madrugada que murió, desaparecieron su vehículo y su teléfono celular, por lo que sus allegados denunciaron un robo.
En paralelo, los pesquisas obtuvieron la información de que el hombre, instantes antes de ser atropellado, había estado caminando de manera errática por la avenida.
Fue una ardua compleja investigación por parte de los pesquisas de Robos y Hurtos de la Policía.
La búsqueda de testigos, la suma de testimonios y distintas averiguaciones pronto comenzaron a orientar la pesquisa ante la sospecha de que el hombre había sido engañado por “viudas negras”.
De acuerdo al jefe de Robos y Hurtos de la Policía, Mauricio Funes, Pereyra habría contactado a las dos mujeres a través de una “aplicación de citas”. Luego de intercambiar mensajes, acordaron encontrarse cerca de una automotriz en la Sabattini, en barrio Ferreyra.
“Según los primeros testimonios, la víctima fue dopada dentro de su propio auto”, precisó Funes a este medio.
Durante el encuentro, las mujeres le habrían colocado una sustancia en la bebida. Al ver que el efecto no se producía con rapidez, habrían incrementado la dosis, hasta que el hombre comenzó a sentirse mal mientras conducía.
En ese momento, según el relato policial, las mujeres decidieron hacerlo detener, lo bajaron del vehículo y lo abandonaron en un pasaje cercano a la avenida Sabattini.
En pocos minutos, huyeron llevándose el auto, el celular y la billetera del conductor.
El vehículo fue hallado horas más tarde incinerado y desarmado en villa El Capullo, un asentamiento cercano a barrio Ciudad Evita, tradicional foco de desguace y venta ilegal de autopartes.
Las dos sospechosas fueron detenidas con pocos días de diferencia. La más joven, de 22 años, fue arrestada por la División Robos y Hurtos en Río Cuarto.
La mayor, de 28, se presentó voluntariamente en Tribunales.
Ambas quedaron imputadas por homicidio en ocasión de robo y fueron llevadas a la Cárcel de Mujeres.
Según fuentes policiales, ya contaban con antecedentes por delitos de similares características: encuentros concertados por redes sociales, drogas disueltas en bebidas y posterior robo de pertenencias y vehículos.
“Son parte de un circuito delictivo que utiliza la seducción como anzuelo”, señaló un investigador con acceso al expediente. “No es la primera vez que operan de esta manera; el patrón es casi idéntico en todos los casos”.
Trágica embestida
Volviendo a aquella madrugada, mientras Pereyra caminaba tambaleándose por la Sabattini, fue atropellado por un auto que siguió de largo.
Según la investigación, habría sido un Ford Focus gris que lo embistió a gran velocidad.
La Policía dio con el sospechoso. Era un enfermero que se iba a trabajar al Hospital San Roque. Fue imputado por “homicidio culposo agravado” y sigue en libertad, según o dispuesto por fiscal Tomás Casas.
