La Policía de Córdoba capturó en las últimas horas del jueves a Ariel Pereyra (47), el hombre que mató a su hermano a puñaladas en las inmediaciones del Parque de la Vida. La detención se logró una semana después del episodio en que Pereyra atacó a su hermano en la vía pública y lo asesinó a puñaladas. La causa del enfrentamiento habrían sido la venta de unos neumáticos que ambos tenían en común.
El fiscal de instrucción de violencia de género y familiar turno 6, Pablo Cuenca Tagle, confirmó la captura del hombre quien, desde el 26 de octubre pasado, permanecía prófugo de la justicia.
En un audio distribuido a la prensa, el fiscal indicó que en los próximos días se tomará declaración indagatoria al imputado, luego de lo cual, se resolvería su situación procesal.
Los teléfonos fueron la clave
A pesar de lo que se esperaba inicialmente, la búsqueda del fratricida no fue sencilla. Los investigadores esperaban que, al haber matado a su hermano, la familia no prestara apoyo al fugitivo y el círculo de encubridores se hiciera mínimo. Pero aún así, el homicida logró escabullirse por varios días. El seguimiento de llamadas telefónicas y la vigilancia de domicilios de personas allegadas al prófugo fueron claves en su detención.
Finalmente, la captura se realizó en horas de la tarde del jueves, en la via pública de barrio La France.
El fiscal de la causa ponderó el trabajo policial y elogió su desempeño. “Esto se dió gracias a una ardua tarea de búsqueda llevada a cabo por el Departamento Homicidios de la Policía de Córdoba, a cargo del comisario Bustamante. Quiero destacar el profesionalismo y la efectividad con la que desplegaron las tareas de localización del prófugo”, indicó el magistrado en un audio enviado a la prensa.
Por unos neumáticos
Según el relato de los testigos que circunstancialmente se encontraban en el lugar, el 26 de octubre, Sandro Pereyra (52) circulaba en el taxi del que era chofer por barrio Ampliación Rosedal, al sudoeste de la ciudad de Córdoba. En el vehículo lo acompañaban su hija de 13 años y su esposa, Daniela. Era casi la medianoche, y se desataba una fuerte tormenta de viento en la ciudad. Los testimonios indican que se dirigían a la casa del propietario del taxi, ya que el turno de trabajo de Sandro había finalizado. Pero Sandro nunca llegaría a devolver el auto.
Al llegar a la esquina de Olivares y Echeverría, frente al Parque de la Vida, un Chevrolet Corsa blanco encierra a Sandro, y lo obliga a detenerse. Era su hermano Ariel, quien circulaba con otro hombre cuya identidad no trascendió. Ariel buscaba a Sandro para reclamarle unos neumáticos que tenían en común y que, aparentemente, Sandro había vendido. Ariel bajó del auto y comenzó a increpar a Sandro, quien bajó del vehículo a pesar de los pedidos de su mujer en sentido contrario.
La discusión subió de tono, hasta que Ariel sacó un arma blanca y le asestó entre cinco y siete puñaladas a su hermano. Una de las heridas, en el cuello, fue la sentencia de muerte para Sandro. El hombre empezó a perder sangre, mientras su mujer pedía auxilio a gritos. Unos vecinos, alertados por la mujer, salieron de su casa. El agresor volvió a su vehículo pero éste no arrancó, y el agresor terminó dándose a la fuga a pié, junto al hombre que lo acompañaba. El Chevrolet corsa balnco y un arma blanca quedaron abandonados en el lugar..
La hija del taxista se desmayó y el herido parecía a punto de desvanecerse, cuando un vecino lo subió al taxi y lo llevó, a toda velocidad, hasta el Hospital Misericordia, en barrio Güemes, a unas setenta cuadras del lugar. En otro coche, el hijo del vecino los seguía con la hija y la esposa del agredido. Pero al ingresar al Centro de Salud, el cuadro de Sandro era ya irreversible y los médicos constataron su fallecimiento a las pocas horas.
En la mañana siguiente, el fiscal Cuenca Tagle había ordenado la detención de Ariel Pereyra por homicidio simple.
