Las horas pasan y la bronca, la conmoción y la impotencia se potencian tras el asesinato del remisero Facundo Pereyra (46), ultimado de un balazo en la espalda el pasado domingo a la madrugada durante un asalto en la ciudad de Río Cuarto.
Por el crimen, fueron demorados inicialmente cuatro chicos de entre 14 y 16 años. Sólo el más grande es imputable. Está acusado por homicidio en ocasión de robo.
Fue enviado al Complejo Esperanza ubicado en la comuna de Bouwer. El predio aloja a menores en conflicto con la ley penal y depende de la Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia (Senaf), ente que depende del Ministerio de Desarrollo Humano.
Los otros tres (dos de 14 y uno de 15) son inimputables por ley. Por ende, no pueden ser sometidos a tratamiento titular de ningún tipo. La Justicia de Menores deberá decidir si los devuelve a sus familias.
Según fuentes con acceso a la causa, los chicos contaban con antecedentes por episodios delictivos y algunos de ellos ya habían pasado por el mencionado Complejo Esperanza de la Senaf.
En Río Cuarto, los familiares, amigos y compañeros del remisero están devastados y exigen respuestas.
La esposa y una de las hijas de la víctima reclamaron que se revea la ley que marca la edad de imputabilidad de los menores, al tiempo que se mostraron indignadas porque, luego del crimen, los acusados se fueron a una fiesta clandestina para vender el celular robado.
“Las leyes no nos ayudan. Si no se baja la edad de imputabilidad esto va a ser peor. El fiscal dijo que sólo puede actuar en contra del más grande, el que tiene 16, y que con suerte se puede hacer el juicio en dos años”, exclamó la esposa de la víctima, Gabriela Agüero, quien remarcó: “Como están dadas las leyes, es poca la justicia que vamos a tener”.
“Si tienen edad y cabeza para portar un arma y estar delinquiendo, tienen que hacerse responsables”, exclamó la pareja de Facundo en declaraciones formuladas a Telediario Digital de Río Cuarto.
“No les importa nada, no tienen valores y las leyes no garantizan nada. Puede ser que la droga los pierda, pero los valores y la educación se los tienen que dar las familias. Hoy te matan por nada. A mi esposo le llevaron sólo un celular que, a las dos horas, ya lo habían vendido. Las leyes hay no garantizan garantizan nada”.
Por su parte, Mayra Pereyra, hija de la víctima, también exigió justicia, al tiempo que reclamó porqué estaban en libertad “si es que habían cometido delitos anteriormente”.
“A nivel justicia, es poco lo que vamos a conseguir”, señaló la joven al programa y fue más allá: “De todos modos, esto viene desde más allá. La primera escuela es la casa. La familia debe dar valor a la vida. Chicos de esa edad deberían divertirse de manera sana, no andar quitando la vida”, sostuvo.
Desde la familia de Facundo se sostuvo que se trató de un “hecho premeditado” y que, tras el crimen, los acusados se fueron a una fiesta clandestina en la misma zona donde revendieron el celular sustraído.
Según los pesquisas, fue con el con la intención de comprar más estupefacientes. En un posteo en redes se ve a los sospechosos posar con armas. Tres fueron detenidos a las pocas horas. El cuarto fue entregado por su madre.
“Quiero pedir que, como sociedad, seamos más empáticos. Esto no puede ser en vano. Esto es el reflejo de las faltas que tenemos como sociedad”, remarcó Gabriela.
Cabe señalar que el propio gobernador Martín Llaryora expresó que estaba de acuerdo con que se revea la baja de la edad de imputabilidad. La norma data de la década de 1980.
Entrevistado por los robos
Facundo Pereyra estaba casado y tenía tres hijos. Trabajaba como operador de una agencia de remises. Para ampliar sus ganancias, solía trabajar de noche en un Fiat Uno.
Hace seis meses había sido entrevistado precisamente por la TV local por la ola de robos contra choferes en aquella ciudad. El hombre había reclamado seguridad y dijo que se temía que algo grave pasara.
El pasado domingo a la madrugada, según la causa, recibió un llamado y fue a buscar a un pasajero. Se cree que quien llamó habría sido uno de los adolescentes. Tras recoger el viaje, se habrían sumado los otros menores a la unidad.
El coche de alquiler recorrió varios barrios de Río Cuarto.
Finalmente, la víctima recibió un disparo a quemarropa por la espalda. Los investigadores policiales sospechan que Facundo habría sido baleado cuando se resistió al robo de su teléfono celular.
Adicción a drogas
Por su parte, la madre de uno de los chicos acusados por el asesinato señaló a medios de prensa locales que su hijo, de 14 años, padece una seria adicción a las drogas. Desesperada, la mujer dijo que no sabía ya qué hacer para que su hijo deje de robar para conseguir sustancias.
“Mi hijo me terminó pidiendo que lo llevara a la Policía para entregarse y hacerse responsable del hecho. Yo pido que no lo larguen en dos meses porque va a seguir en las drogas y con las armas. Yo pedí ayuda y dije toda la verdad sobre lo que mi hijo hacía, pero nadie me ayudó”, expresó la mujer. Insistió que le dijo a la Policía sobre los robos de su hijo.
“Lamento mucho lo que le pasó a esa familia y pido perdón en nombre de todos los chicos”, añadió.
