Este martes, el Equipo Argentino de Antropología Forense confirmó que los huesos hallados en el chalet vecino a la casona donde vivió Gustavo Cerati corresponden a Diego. Este descubrimiento puso fin a una larga espera para su familia, quienes habían denunciado su desaparición en 1984, aunque sin gran repercusión mediática en aquel momento. Fuentes del caso indicaron que la noticia impactó profundamente en el círculo íntimo del adolescente.
La clave para esta identificación fue la viralización de la investigación, que llegó a manos del sobrino de Diego. Él notó la coincidencia de datos como la edad, la ropa, la contextura física y el sexo de los restos hallados con los de su tío.
Pr estas similitudes, el sobrino insistió a su abuela, la madre de Diego, para que se realizara una prueba de ADN. El cotejo de los resultados del ADN de la madre con los 150 huesos encontrados en la propiedad fue determinante y confirmó la identidad de Diego.
El dolor y el alivio en la familia tras décadas de búsqueda
La noticia de la identificación de Diego generó una mezcla de emociones en su familia. “La madre es una mujer muy mayor. Hubo que tener un poco de clemencia en el sentido de no atosigarla con la información”, explicaron fuentes del caso a TN.
Para la familia, este descubrimiento es, por un lado, “bueno” al resolver el misterio de la desaparición, pero por otro, significa “estar de vuelta de duelo”, reviviendo el dolor de la pérdida tras tantos años.
Quién era Diego, el adolescente hallado cerca de la casa de Cerati
Diego, el joven identificado, tenía 16 años y era un apasionado del fútbol, jugando en el club Excursionistas. Asistía a la Escuela Nacional de Educación Técnica (Enet) N°36. La última vez que fue visto con vida fue el jueves 26 de julio de 1984, en la esquina de Naón y Monroe, a pocas cuadras de la casa donde se encontraron sus restos. En el momento de su desaparición, llevaba puesto su uniforme escolar.
La investigación, a cargo del fiscal Martín López Perrando, se enfoca ahora en determinar las circunstancias exactas del asesinato. “Ahora queda saber qué pasó. Intentar dar una respuesta justa a esa familia”, anticiparon desde la sede judicial.
Por el momento, no se citará a declarar a los actuales propietarios del chalet, la señora Graf y sus dos hijos. En su lugar, las autoridades buscarán hablar con compañeros de colegio de Diego de la época, esperando que puedan aportar información relevante sobre su situación en 1984 que pueda esclarecer lo sucedido.