Un trabajador de una fábrica de la ciudad de Río Tercero demandó a una automotriz para que readecúe la deuda que mantiene con el autoplan, que ya le insume el 93,9 por ciento de su modesto salario.
A través de su abogado, Andrés Sánchez, el operario demandó a la firma ante el Juzgado Federal de Villa María. Reclamó la readecuación de la deuda y ofreció destinar el 30 por ciento de su sueldo neto para el pago y la reducción de un 50 por ciento de la cuota pura.
También solicitó una indemnización de 350 mil pesos en concepto de presunto daño punitivo, 71.800 por supuesto incumplimiento contractual y unos 80 mil por devolución de honorarios por administración (unos 502 mil pesos en total).
Suba de la cuota
En 2020, el trabajador vendió un auto que tenía y se suscribió a un plan de ahorro con la ilusión de alcanzar el cero kilómetros, a pagar en cuotas, y a través de la entrega de 150 mil pesos.
Según explicó, el vendedor le garantizó verbalmente que el valor de la cuota iba a ser de un valor accesible, de unos 8.500 pesos, con aumentos que acompañarían los incrementos salariales.
“Desde el comienzo de la relación contractual consumeril, los demandados no cumplieron con lo acordado, ya que el automóvil no fue entregado en la fecha pactada”, dijo, y reclamó la aplicación de la penalidad registrada en el acuerdo.
Le entregaron el vehículo 55 días después de la fecha acordada, y el pago de 50 mil pesos que nunca el vendedor, el concesionario o el fabricante le habrían informado.
“Al transcurrir los meses, la cuota empezó a escalar de manera inconmensurable, aun de modo superior a la lamentable inflación que castiga a todos los argentinos, encontrándose en la imposibilidad de seguir pagando puntualmente el importe de la cuota, en tanto implicaría postergar gastos esenciales para su persona y su grupo familiar”, indicó.
Como consecuencia del proceso inflacionario, indicó que el precio de lista se incrementó por encima de la inflación, lo que impactó de lleno en el valor móvil por pagar, tornando cada vez más difícil reunir los fondos para afrontar las cuotas en tiempo y forma.
Explicó que lo más llamativo fue que “el valor de las cuotas aumentaba mucho más que la inflación, no habiendo relación alguna con la misma, produciendo un desequilibrio en la ecuación económica del contrato”.
Casi todo el sueldo
En ese sentido, señaló que los aumentos de un mes a otro oscilaban entre los tres mil y los cuatro mil pesos, y hasta los siete mil pesos. El monto de la cuota asciende a 41.450 pesos (lleva canceladas 20 de 84), el 93,9 por ciento de su salario, de 44.144 pesos.
El hombre planteó que tiene escasa instrucción, y aludió a la falta de información del concesionario que hizo que no tuviera ni noción de los aumentos que sufriría en su plan. Y argumentó que de habérselo informado, no hubiera vendido su auto para someterse a la situación actual.
“Estamos frente a un contrato de adhesión, el cual se encuentra plagado de cláusulas abusivas, que hacen múltiples remisiones a otras normas, y cláusulas fuera del contrato, por lo que a una persona que no se encuentra en el ámbito financiero le resulta casi imposible entender el contrato que estas grandes empresas hacen suscribir para obtener el crédito, pensando que el mismo se reduce al pago mensual de las cuotas”, se indicó en la demanda.
“La concesionaria jamás fue clara con los gastos previos administrativos, ni gastos de patentamiento, ni los aumentos que iban a tener las cuotas, ni el modo en el que iban a darse. Simplemente, se limitó a persuadir con la ilusión de todo trabajador de llegar al cero kilómetros y de que si no lo aprovechaba, se estaba perdiendo una oportunidad única, con supuestas bonificaciones y promociones”, señaló.
Al dar por fracasado el reclamo administrativo, demandó al fabricante, “buscando que el contrato vuelva a tener el equilibrio entre las prestaciones, conforme había sido pactado en su origen”.
A los pedidos, el abogado también solicitó una medida para que no le secuestren el auto por demora en el pago.
