La captura de “Pequeño J” comenzó a gestarse tras el hallazgo de los cuerpos de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez en una casa de Florencio Varela.
Desde ese momento, la Policía Bonaerense siguió la pista de su banda y obtuvo información clave de Magalí Celeste González Guerrero, pareja de uno de los hombres de confianza del líder narco.

Con esos datos, se logró allanar la casa de una mujer vinculada sentimentalmente a Valverde Victoriano. Allí se encontró un teléfono que permitió iniciar el rastreo de las comunicaciones.
La huida y el cruce de fronteras
La investigación reveló que “Pequeño J” utilizaba tres celulares distintos, lo que dificultaba el seguimiento. Sin embargo, el análisis de antenas permitió confirmar que había salido del país por la frontera con Bolivia.

En territorio boliviano perdió contacto con sus equipos, pero la inteligencia local detectó que planeaba un encuentro con Matías Ozorio, su mano derecha, en la ciudad de Lima.
El detalle que delató a Ozorio
Antes de dar con Valverde Victoriano, los agentes peruanos debieron atrapar a Ozorio.
El argentino fue localizado en Plaza Norte, un concurrido centro comercial de Lima, gracias a un insólito detalle: llevaba puesta una chalina, una prenda poco habitual en esa zona.

Sin teléfono ni dispositivos electrónicos, era difícil rastrearlo. Pero su vestimenta llamó la atención de los agentes de inteligencia, que lograron detenerlo y utilizar su celular para tenderle una trampa a “Pequeño J”.
El engaño que permitió la captura
Horas después, Valverde Victoriano ingresó a Lima. El seguimiento de antenas confirmó su desplazamiento y, en paralelo, el engaño montado con el teléfono de Ozorio lo condujo directo hacia los investigadores.
Finalmente, el prófugo más buscado fue detenido dentro de un vehículo de transporte de carga pesada en las afueras de la capital peruana.
Qué pasará ahora
“Pequeño J” se encuentra bajo custodia de la policía de Perú. Por tratarse de un ciudadano de ese país, su extradición a la Argentina dependerá de los trámites judiciales correspondientes, que podrían demorar entre 30 y 60 días.
El ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, se mostró confiado en que la próxima semana el narco podría estar en territorio argentino. Mientras tanto, se analizan los teléfonos incautados, que podrían aportar más pruebas sobre el triple crimen y la red narco que lideraba.