Sospechado como presunto coordinador de la logística de la compra, el traslado y la distribución de drogas desde Salta a Río Cuarto y a San Luis, el otrora asesino Pablo Darío “Rasqueta” Barrionuevo habría sido un “jugador” polifuncional en la estructura de la narcobanda que una familia cordobesa habría liderado durante algunos años.
Con un amplio prontuario, Barrionuevo (50) aparece en la causa con un papel protagónico en los movimientos de la organización que investigan el fiscal federal de Río Cuarto, Rodolfo Cabanillas, y el juez Carlos Ochoa.
Este último lo procesó en diciembre pasado como supuesto responsable de asociación ilícita y le negó la excarcelación. Ahora, la Sala B de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba confirmó la denegatoria a la excarcelación y la prisión domiciliaria.
La narcobanda y la mecánica del tráfico hasta Río Cuarto
Los investigadores establecieron que la banda habría sido comandada por Waldo Javier López (51), César Ismael López (31) y Bruno Gastón López (25). A través de diversos cómplices, entre marzo de 2022 y septiembre de 2024, los supuestos jefes de la organización habrían organizado, planificado y financiado la adquisición de cocaína y marihuana que luego habrían distribuido y comercializado en Río Cuarto, Villa Mercedes y San Luis, estas dos últimas ciudades en la provincia vecina.
El tridente familiar se habría valido de los “servicios” de Barrionuevo en diversos frentes, entre ellos el de encargado de conseguir y contactar a los proveedores narco en las localidades salteñas de Aguas Blancas, Las Lajitas y Salvador Mazza (“coladores” fronterizos para la llegada de cocaína desde Bolivia) y en Buenos Aires.
Avezado en el delito (lo condenaron por asesinato y robo en 1998, en Río Cuarto), Barrionuevo también habría coordinado la logística de la compra, el traslado y la distribución de la droga en Río Cuarto y San Luis. Incluso, los López y Barrionuevo habrían viajado a Salta en autos y avión para establecer relaciones “comerciales” con los proveedores.
En la logística del transporte de las sustancias, “Rasqueta” habría contado con la ayuda de Daniel Alejandro Colli (48) y Pablo César Capozucca (49), entre otros no identificados aún, para convenir días, horarios y lugares de reunión para la distribución y los valores de venta, cantidad y calidad de las drogas.
La “bajada” de las sustancias desde el norte habría sido efectuada en cubiertas, dobles fondos de autos y hasta en encomiendas. Para eso, habrían contado con la complicidad de despachantes de encomiendas y camioneros a fin de evitar ser detectados.
Colli se habría afincado en Las Lajitas para tener acceso al punto de envío de la droga, en Aguas Blancas, distante a unos 240 kilómetros. Así, junto a Barrionuevo habría utilizado hasta los camiones de transporte de gaseosa para mover la droga a Río Cuarto y Villa Mercedes.
Como “jugador” polifuncional, “Rasqueta” también habría sido el recaudador de los dólares resultantes de las ventas de drogas y uno de los responsables de recibir vehículos en forma de pago. Luego, junto a Bruno López, Silvana Andrea Sosa y Laura Estela Saldaña los habrían comercializado a través de algunas redes sociales. Incluso, las mujeres habrían hecho las veces de “gestoras” de las transacciones con los autos.
Gomería como fachada
Los pesquisas establecieron que para no despertar sospechas, Barrionuevo habría utilizado como fachada su gomería PyM, en Río Cuarto, para retener la droga que luego era distribuida a distintos puntos de comercialización. También se sospecha que tras un viaje a Bolivia entró a la Argentina de forma irregular, ya que nunca se registró su reingreso, lo que sembró dudas sobre sus movimientos.
Uno de esos puntos o destinos de la droga era, precisamente, San Luis. Quien habría llevado a cabo los traslados y la distribución habría sido el mencionado Capozucca, quien paralelamente a ese rol, habría “acercado” la banda a sus propios proveedores de estupefacientes para facilitar la adquisición.
Una vez que las sustancias llegaban a los destinos finales, Sosa, Alcides Sandoval Candia (36) y Ramón Rubén Oviedo (61) la habrían vendido al menudeo tanto en Río Cuarto como en San Luis. Curiosamente, Oviedo “residía” a la vera de la ruta A005, en Río Cuarto, en un colectivo rodante, en el que le encontraron cocaína y un arma ilegal.
Los investigadores también secuestraron armas ilícitas a Nicolás Nahuel Machado (26), José María Escudero (43), Sosa (le encontraron $ 1,5 millones, U$S 5.300, marihuana y dos motos), Román López y Capozucca (le incautaron $ 680 mil, un auto y U$S 10.900).
En tanto, a Aldo Abel Benítez (58), Cristian Emanuel Ríos (26) y Franco Ezequiel Ríos (24) les hallaron drogas.
El brutal asesinato que cometió Barrionuevo
En su historial delictivo, sobresale el salvaje asesinato que Barrionuevo perpetró entre el 24 y 25 de mayo de 1998 en Río Cuarto. La Cámara en lo Criminal de Primera Nominación lo condenó aquel año a 18 años de prisión por el crimen de Vicente Benildo Arias.
Todo comenzó y terminó en pocos minutos en la casa de la víctima, en Rivadavia 932 de la capital alterna, cuando ambos protagonizaron un altercado verbal que escaló rápidamente. Barrionuevo lo atacó a trompadas, puntapiés y golpes con un palo de escoba. Luego, valiéndose de cables y sogas, lo ató de pies y manos por la espalda, lo amordazó y lo arrojó sobre una cama de dos plazas.
Mientras la víctima presumiblemente se encontraba en estado de inconsciencia, boca abajo, le colocó una almohada en la cabeza y la asfixió. Posteriormente, le hurtó el auto a Arias y se dio a la fuga. En el rodado, los investigadores encontraron manchas de sangre de Barrionuevo, lo que terminó por hundirlo judicialmente.