La muerte de Jonatan Romo (35) conmociona a La Falda, en el Valle de Punilla, a 70 kilómetros al noroeste de la ciudad de Córdoba. Pero la noticia suma relevancia e impacto en la opinión pública provincial y nacional. De a poco van trascendiendo detalles de un hecho que decapitó a la comisaría local, estremeció a la cúpula de la Policía provincial y provocó una intervención sin precedentes del gobernador Juan Schiaretti.
El domingo 10 de julio, la Policía informó que una “muerte de etiología dudosa” había ocurrido en la comisaría de esa ciudad. El informe de prensa decía que, tras una serie de llamados telefónicos de vecinos al personal policial, los efectivos concurrieron a la esquina de Vélez Sarsfield e Italia, donde detuvieron a un hombre que fue trasladado a la comisaría, donde sufrió una descompensación. Consignaron además que minutos después, un servicio de emergencias constató su fallecimiento.
Sin embargo, dos días después se supo del desplazamiento de las autoridades policiales locales y de dos altos rangos de la cúpula provincial, lo que llamó la atención de la familia que empezó a pedir el esclarecimiento de los hechos.
En La Falda, y en diálogo con La Voz, Hernán Romo, hermano del joven fallecido, relató las últimas horas de Jonatan y todo lo que ocurrió tras su muerte.
Un brote psicótico
El sábado 9 de julio, Jonatan se comunicó con su madre para decirle que lo querían matar, que quería ir a su casa o irse a un hotel, pero que no quería quedarse en su casa. Su madre accedió y Jonatan se fue en un remise desde su casa, en el centro de La Falda, hasta su vivienda paterna, en barrio Río Grande, al oeste de la ciudad.
Al llegar, el hombre estaba muy angustiado y sobresaltado. Ingresó, cerró todo y le pidió a su madre “que no lo deje entrar porque lo querían matar”, refiriéndose a la persona que creía que lo estaba persiguiendo.
Según el relato de Hernán, estuvo sobresaltado hasta que finalmente pudo dormirse unas pocas horas. Al otro día desayunó con su madre y se volvió a su departamento, donde estuvo unas horas con su actual pareja y su beba. Horas después regresó al barrio de sus padres.
En el camino pasó por la casa de varios vecinos pidiendo auxilio y diciendo que lo estaban persiguiendo para matarlo. Entonces llegó a la despensa, en calle Italia y Vélez Sarsfield, donde gritó, frente a algunos testigos, que la persona que lo perseguía estaba adentro de ese local.
Al ingresar al negocio, revolvió las cosas, produciendo algunos daños en la mercadería y objetos. En medio del caos, una persona llamó a la Policía. Pocos minutos después los efectivos llegaron al lugar, lo redujeron y quedó detenido.
Los familiares fueron avisados de la detención por un vecino. “Nadie de la Policía nos llamó para decirnos qué había detenido a Joni”, dijo su hermano.
“Joni está muerto”
Minutos después de la detención, Eugenia, actual pareja de Jonatan se comunicó con la madre y le dijo que su hijo había muerto.
Eugenia se enteró por empleados de la empresa de emergencias médicas que había concurrido a la comisaría y que había intentado sin éxito reanimarlo.
La hermana del joven llegó hasta la dependencia policial. Allí le dijeron que no le podían dar ninguna información. Cuando Hernán también llegó hasta el lugar, lo recibió el comisario Bracamonte, quien le dio sus condolencias y le dijo que el detenido había muerto por una descompensación.
“No nos dejaron ver el cuerpo, ni el comisario ni la fiscal que llegó un rato después. Nos dijeron que entorpecería la causa, aunque había un montón de policías que entraban y salían del lugar donde estaba mi hermano”, indicó Hernán a este diario.
“Nos fuimos a casa pensando que la muerte de Jonatan había tenido que ver con la combinación de su medicación y la cocaína, pero dos días después nos enteramos de los desplazamientos y nos damos cuenta de que no nos habían dicho la verdad”, dijo a La Voz la cuñada de Jonatan.
“No nos dijeron la verdad”
Dos días después, se viralizó un video filmado por una niña de 13 años con su celular desde una vivienda vecina. El video muestra que Romo no se resistió al arresto, y los policías lo redujeron presionando su torso con las rodillas contra el suelo.
La autopsia del cuerpo, conocida el jueves por la noche, indicó que Jonatan murió por asfixia mecánica y no por una descompensación.
La información provocó que seis agentes policiales fueran imputados por la Justicia y tres altos rangos de la fuerza fueran pasados a retiro.
“Dijeron que se había resistido a la detención, pero después se conoció el video que mostraba que no se había resistido, y que los policías le habían puesto la rodilla encima. Calculá lo que pesan esos policías que se le tiraron encima y él, drogado, con el corazón a mil”, agregó el hermano.
Hernán también denunció que la médica policial no estaba en el lugar y tampoco se hizo presente después del hecho. Indicó que los datos de los detenidos los pasaban por Whatsapp y que ella hacía los certificados, sin revisar a quienes ingresaban a la Policía.
“Hay más responsables”
“Queremos ir hasta el fondo de eso”, reclamó Hernán. “No solo por este caso sino también por otro episodio de maltrato policial que ocurrió en diciembre y por el que mi hermano terminó en el hospital, con los riñones muy dañados. Nadie investigó eso, ni la policía, ni hay registros al respecto. No creo que sea el único caso en el que se hayan manejado así”, apuntó.
El joven indicó que más allá de los actuales imputados, que son los agentes que realizaron la detención, la familia quiere que se investiguen los encubrimientos de las autoridades.
“Al comisario lo quieren jubilar, en lugar de investigarlo. Queremos que se investiguen los encubrimientos de las autoridades de la comisaría y de la fiscalía, que no hizo nada en relación al abuso policial de diciembre. Quizás si se hubiera hecho algo, esto se hubiera frenado antes y mi hermano ahora estaría vivo”, expresó Hernán.
En La Falda, ya preparan una movilización para sostener el reclamo.
