“Nací para ser libre, no asesinada”. Paradójicas vueltas de la vida.
En uno de sus posteos en su cuenta personal de Facebook, la adolescente sale mirando a cámara y le ha añadido aquella leyenda contra la violencia de género machista.
En otras fotos de su cuenta se la ve feliz, ya sea con amigas, ya sea con familiares, ya sea sola. Hay unas imágenes en las que recuerda a su tía asesinada hacía pocas semanas, a manos de otra mujer, en el marco de una pelea barrial. Se la ve pidiendo y reclamando justicia por ella. Reclama que no la olviden.
En sus demás posteos se leen chistes, bromas por todos lados, buenos deseos, cosas de adolescentes.
Es que en eso estaba Milena Abigaíl Suárez a sus 16 años. Estaba en plena adolescencia y con toda una vida que se le abría camino por delante.
Hoy, sin embargo, está muerta.
Recibió un disparo de alto calibre en la cabeza. Sucedió el miércoles al anochecer a metros del cementerio Israelita, en barrio Maldonado, al este de la ciudad de Córdoba. Murió en la cama de un hospital.
Su familia no tiene consuelo y reclama respuestas. El barrio arde.
La adolescente se convirtió en una víctima más de la violencia urbana que, desde hace largo tiempo, viene pulverizando familias y dinamitando hogares en Córdoba.
Milena recibió una bala que no era para ella.
Estaba tratando de separar a su hermano menor, que peleaba con otro en la canchita de fútbol del barrio.
Supuestamente, la rivalidad se había iniciado a raíz de unas publicaciones efectuadas y respondidas en Facebook.
Fue en esa pelea donde otro pibe sacó una pistola automática y comenzó a repartir balazos. Las vainas servidas quedarían esparcidas sobre el piso de tierra, a metros de uno de los arcos.
Uno de los proyectiles terminó dando en la sien de la adolescente.
El autor del crimen tiene 16 años. Vivía en las inmediaciones. Horas después fue a entregarse a la Jefatura de Policía, junto con su mamá y una abogada. Los policías llevaban un largo rato buscándolo.
Por ser menor de edad, su caso pasó a la Fiscalía Penal Juvenil 4.
“J.” fue imputado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego. A sus 16 y con un crimen a cuestas, fue enviado al Complejo Esperanza, aquel centro correccional que tantas veces viene siendo noticia por graves episodios.
El pibe tiene un retraso mental moderado.
Una fiscal lo mandó a peritajes psicológicos.
Quiere saber si es imputable o no.
A los tiros en la cancha
Todo sucedió pasadas las 20 del miércoles en la canchita enclavada en el cruce de calles De la Riestra y la 2, a 100 metros del cementerio Israelita, en la zona conocida como “la Bajada San José”, en barrio Maldonado.
Los testigos dirían que se produjo una pelea entre dos jóvenes. Uno era hermano de Milena. El otro había llegado al lugar con varios compinches más. Arribaron en motos.
Hubo trompadas, muchas trompadas a la vista de muchos.
Algunas personas se acercaron para separar; otras para ver.
Entre quienes se acercaron a separar estaba Milena, según dirían los testigos.
Esa fue la primera secuencia. Habría una segunda.
Siempre según testigos, uno de los jóvenes que habían llegado en moto extrajo una pistola de entre sus prendas. Y empezó a gatillar.
“Empezó a hacer tiros al bulto. Disparaba hacia la gente”, comentó un investigador a La Voz.
Uno de los balazos dio de lleno en Milena Suárez. Cuando cayó al piso, ya estaba inconsciente.
En medio de corridas, gritos, llantos, absoluta desesperación, Milena fue trasladada hasta el dispensario del barrio. Allí, el policía llamó a la ambulancia y alertó a los jefes policiales.
La adolescente fue llevada al Hospital de Urgencias. A las 5 de la mañana del jueves, su corazón se apagó.
“Tiene retraso mental”
Para cuando Milena murió, el principal sospechoso ya estaba preso.
Sucede que a la 1 de la mañana, “J.”, de 16 años, había sido llevado a la Jefatura de Policía por su mamá. Fueron con una abogada.
“Él no fue a confesar nada. Él no admitió nada. Sucedió que su mamá estaba tan angustiada porque los policías buscaban a su hijo que decidió llevarlo a la Jefatura. Decidió ponerlo en resguardo”, le dijo a La Voz la abogada del acusado, Desirée Pereyra.
“No he podido hablar con mi cliente porque no se ubica en tiempo y espacio. Él tiene un retraso mental moderado… Hay certificado médico”, añadió la letrada.
El joven fue llevado al Complejo Esperanza, dependiente de la Senaf. Quedó en el sector admisión.
La fiscal penal Soledad Carlino lo imputó como supuesto autor de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
Además, ordenó peritajes para determinar si pudo comprender sus actos y dirigir sus acciones al momento del hecho.
La investigación prosigue.
Los pesquisas intentan determinar varios puntos. Por caso, dónde quedó el arma.
“No se descartan más detenciones”, apuntó un vocero del caso.
La familia del acusado ya tiene custodia policial.
Son los códigos de la violencia urbana. Es por temor a represalias.
