Son tres hombres y dos mujeres. Algunos son tucumanos, otros cordobeses. Tienen entre 25 y 57 años, y varios cuentan con antecedentes policiales. Algunos, son familiares entre sí. Al jefe le dicen “el Tucumano”.
Desde hace un par de horas están presos en el Establecimiento Carcelario de Bouwer acusados de un grave episodio delictivo: haber secuestrado a un pibe de 17 años, la semana pasada, en Córdoba Capital.
El adolescente fue capturado el jueves último a la noche cuando se iba caminando desde su casa a una pileta en barrio Las Magnolias.
Dos delincuentes, uno de ellos armado, lo interceptaron y se lo llevaron caminando durante unas 25 cuadras hasta la villa El Pueblito, próxima a barrio Marqués Anexo.
Allí, el adolescente permaneció cautivo unas cuatro horas hasta que su familia pagó un rescate de unos 240 mil pesos, entre efectivo, dólares y transferencias bancarias.
El adolescente fue liberado el viernes a la madrugada. Presentaba algunos golpes en la cara y, dentro de todo, estaba en buen estado.
De todos modos, tiene una crisis nerviosa que le perdura.
Los cinco sospechosos fueron detenidos en allanamientos realizados por personal de Investigaciones de la Policía cordobesa. Colaboró Gendarmería.
El caso está en manos del fiscal federal Maximiliano Hairabedian, quien imputó a los sospechosos por secuestro extorsivo agravado porque la víctima era menor y porque se pagó rescate.
En paralelo, fueron detenidos dos varones por tenencia de arma. Concretamente, les encontraron unas pistolas. Esa causa fue girada al fuero provincial.
Para la Justicia federal, la banda que secuestró al adolescente era improvisada aunque temeraria. “No tienen dos dedos de frente varios de ellos por la forma en que actuaron. Pero claramente son de riesgo, por lo que hicieron. Fueron ‘jugados’”, confió una alta fuente de la causa a La Voz.
Hay una sospecha concreta: la banda estaría detrás de otros secuestros de personas.
Puntualmente, antes del caso bajo investigación, una nena habría estado cautiva en una casa bajo designios del grupo.
Y hay más: se sospecha que la banda de “el Tucumano” estaría detrás de los secuestros de hijos e hijas de delincuentes o de personajes vinculados al narco. Lo que se llama un “narcosecuestro”.
Hay un detalle no menor: en el “ambiente”, los raptos extorsivos no se denuncian ante las autoridades. Se resuelven de otra manera. De allí que esos casos generalmente quedan en las penumbras, en las meras sospechas y en las anotaciones de los detectives de civil.
¿Pero qué se sabe de este último secuestro?
Un rapto atípico: 25 cuadras caminando
La principal hipótesis de los pesquisas es que fue un rapto al voleo. Otra alternativa es que se hayan “equivocado” de blanco.
Lo concreto es que el pasado jueves 10 al atardecer, el adolescente de 17 años fue abordado, a poco de salir de su hogar cerca del centro vecinal de barrio Las Magnolias, por dos hombres que andaban a pie.
El pibe iba escuchando música con sus auriculares. Quizá por eso no los vio venir.
Mediante amenazas con un arma, le robaron el celular.
Acto seguido, lo intimidaron y lo obligaron a que los acompañe caminando. Siempre a pie. No hubo vehículo alguno.
“Le dijeron que los andaban buscando por un celular robado. Lo apretaron y le dijeron que los acompañe. Que iban a arreglar unas cosas”, contó una fuente del caso.
De barrio Las Magnolias, los tres fueron caminando hasta villa El Pueblito, próxima a Marques Anexo.
Las tres siluetas quedarían captadas por varias cámaras de seguridad de la zona, tanto policiales como privadas. “Son unos improvisados. No tomaron recaudos mínimos. ¿Dónde se ha visto llevar a un rehén caminando…?”, remarcó otro vocero del caso.
En el “viaje” el muchacho fue amenazado y hasta golpeado para que camine. Eso alcanzó a ver una vecina. “Dale, movete, pendejo”, le decían.
Los delincuentes supieron cómo se llamaba tras preguntarle.
En plena caminata, justo pasó un patrullero con las balizas encendidas. El muchacho fue empujado y cayó a un canal con agua. Quedaría empapado y sucio.
Extorsión por video llamada
Al llegar a la villa, los delincuentes quisieron meter al rehén en una casa, pero una mujer los echó. “¡No me traigan quilombos!”, les gritó.
Fue así que los delincuentes fueron hasta otra vivienda, donde recluyeron a su víctima.
El adolescente recibió algunos golpes para que mire al piso y fue amenazado de muerte para que no haga nada extraño.
Mientras eso sucedía, aparecieron otras personas en escena quienes, ya con el celular del joven, llamaron a sus padres, empleados penitenciarios.
No les costó nada obtener el número: la palabra “mamá” aparecía en los contactos.
El contacto fue por videollamada por WhatsApp, confirmaron fuentes de la causa. Todo indica que quien hacía de negociador, enfocaba a la víctima.
La banda comenzó a exigir una fuerte suma de dinero para liberar a la víctima sana y a salvo. “Paguen o no lo ven más”, dijo un captor con tonada tucumana.
Efectivo, transferencias y liberación
Luego de varias “negociaciones”, banda y familiares de la víctima acordaron dos formas de pago de rescate: entrega de efectivo y transferencias bancarias.
Todo fue seguido de cerca por pesquisas de la División Antisecuestros de la Policía provincial. De todos modos, por seguridad de la víctima, todo era monitoreado desde lejos.
Corrían ya las primeras horas del viernes cuando el padre del muchacho secuestrado subió a su auto y encaró hacia el mismísimo Marques Anexo. En una bolsa llevó unos 60 mil pesos y 100 dólares.
El atribulado progenitor llegó al lugar señalado y le entregó la bolsa con los fajos a un hombre que se tapaba el rostro.
Pero la banda exigía más.
Fue así que la familia de la víctima tuvo que hacer dos transferencias bancarias: una por 60 mil pesos y otra por 40 mil.
Total pagado en función de la cotización del dólar “blue”: 240 mil pesos.
Al menos una integrante de la banda fue filmada luego cuando salía de un cajero electrónico, según trascendió.
El viernes a la madrugada, el muchacho fue liberado sano y salvo. A los investigadores les volvió el alma al cuerpo.
El joven regresó caminando a su casa. Cuando puso un pie en el hogar, se aferró entre llantos con sus padres. El fiscal Hairabedian sonrió. Acababa de llegar al domicilio y pudo hablar con el muchacho luego de que se cambiara la ropa. Estaba inquieto, asustado y no aguantaba las prendas mojadas y sucias.
Los pesquisas remarcan que fue un hecho al voleo. El punto de que los padres de la víctima sean guadiacárceles es, para ámbitos investigativos, una coincidencia.
Filmaciones, pesquisa y detenciones
En las últimas horas, cuerpos investigativos, con apoyo del grupo Eter de la Policía y de Gendarmería, concretaron allanamientos simultáneos principalmente en domicilios de Marqués Anexo, como así también en San Jorge.
La pesquisa se basa en datos obtenidos por filmaciones, rastreos tecnológicos y testimonios, entre otros elementos que no trascendieron.
La causa por el secuestro en sí tiene cinco detenidos, pero no se descartan más.
“Son bastante improvisados. Cometieron errores. Pero, al mismo tiempo, esa temeridad es peligrosa”, manifestó otro vocero de la causa.
Los investigadores piensan, creen, sospechan que el grupo ya cometió varios casos similares anteriormente. Y hay un punto que causa preocupación: en la villa, una nena fue vista presuntamente cautiva en manos de los ahora detenidos días atrás.
