El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Córdoba impuso un giro de 180 grados en una causa contra un oficial de policía que había matado de varios balazos a un sospechoso de robo durante un tiroteo hace 16 años.
El uniformado había sido condenado, en primera instancia, a 3 años de prisión condicional por homicidio con exceso en la legítima defensa, por parte de la Cámara 3ª del Crimen de Córdoba. Sin embargo, tras una apelación de la defensa del efectivo, la Sala Penal del TSJ echó por tierra el fallo inicial, entendió que el policía actuó con legítima defensa y lo absolvió de culpa y cargo.
El caso y la discusión jurídica que generó vuelven a poner de relieve un tema tan actual como lo son la inseguridad, la detención de un ladrón y hasta dónde puede actuar un policía de acuerdo a los procedimientos y a lo que la ley dicta.
En los últimos tiempos, hubo varios casos de acusados abatidos a manos de policías en Córdoba y estas causas tuvieron distintas interpretaciones judiciales de acuerdo a la fiscalía que actuara.
La causa analizada por el TSJ tuvo como protagonista al oficial ayudante Pablo Maximiliano Rocchelli quien en febrero de 2008, y en el marco de un operativo de detención en barrio Villa Boedo en la Capital, terminó ultimando a Ubaldo Eduardo Ezequiel Saldaño. Este joven era perseguido por haber cometido supuestamente un robo contra una vecina.
Robo, corridas y balazos
Todo sucedió el 21 de febrero de 2008 a las 15.30 en barrio Villa Boedo, en la franja sudeste de la Capital.
Aquella siesta, dos patrulleros acudieron a la zona debido a un llamado de una vecina que había sufrido un asalto. Con los datos aportados (el sospechoso fugaba con un buzo naranja), una de las patrullas divisó al acusado y comenzó a perseguirlo.
El oficial Rocchelli iba como jefe de móvil, mientras que su camarada, el cabo Martín Kazalukian, manejaba.
En medio del procedimiento, el acusado comenzó a correr por un descampado. Los uniformados frenaron, se bajaron y, armas en mano, comenzaron a perseguirlo.
Según la causa, que instruyó en su momento el fiscal Víctor Chiapero, el sospechoso Saldaño empuñaba una pistola 9 milímetros.
La corrida se extendió varios metros por el descampado y, en esas circunstancias, hubo fuego cruzado. Fue así que el oficial Rocchelli, desde 10 metros, disparó contra un glúteo del joven para lograr detenerlo.
Saldaño cayó malherido. Sin embargo, de acuerdo a la causa, el levantó el arma y siguió disparando contra los policías que lo perseguían.
El cabo Kazalukian se arrojó el piso. Mientras que Rocchelli se puso en posición de tiro y efectuó varios disparos. Dos de los impactos dieron en el tórax de Saldaño y murió.
Tras analizar la causa inicialmente, el fiscal Chiapero decidió imputar al policía por homicidio agravado.
La familia del joven ultimado negó que haya sido un delincuente y comenzó a reclamar que todo se había sido un “gatillo fácil”.
La mujer víctima del robo, en tanto, sufrió el incendio intencional de su casa a los pocos días.
Condena por exceso
El caso ocurrió en 2008. Luego de varias idas y vueltas y de intrincadas situaciones procesales, la Justicia de Córdoba finalmente comenzó a juzgar esa muerte 14 años después.
Fue en 2022 que Rocchelli empezó a ser juzgado por la Cámara 3ª del Crimen. Llegó en libertad al banquillo y con graves cargos.
Tras analizar el expediente, las pruebas, los peritajes y los distintos testimonios el fiscal de Cámara, Marcelo Hidalgo, entendió que el accionar del policía había sido absolutamente legítimo y dentro de la ley.
Comprendió el acusador que todo había ocurrido en una secuencia de progresiva violencia y destacó que el policía había actuado de manera correcta al usar su arma y enfrentarse con Saldaño, quien lo apuntaba. El fiscal Hidalgo pidió su absolución.
La querella, en representación de la familia del fallecido, reclamó condena por exceso.
La defensa del policía, en concordancia con la fiscalía, planteó que debía ser absuelto porque había actuado bajo los márgenes de la ley y era una legítima defensa.
El tribunal terminó condenando al policía por homicidio con exceso en la legítima defensa. Impuso 3 años de prisión condicional.
En términos generales, los jueces plantearon que si bien el primer disparo al glúteo del sospechoso había sido legal, lo que sobrevino fue un “exceso”. Se planteó que no hacía falta matarlo de varios balazos, siendo que había otras posibilidades como seguir persiguiendo, pedir refuerzos o “esperar” que se rindiera.
Apelación ante TSJ y absolución
El exfiscal General de Córdoba Darío Vezzaro fue uno de los abogados del policía condenado. Con su compañero Fernando Figueroa, dio una ardua batalla para defender al uniformado en el juicio.
Con la condena en contra, los letrados plantearon un recurso de casación ante el TSJ, tras entender y sostener que el policía era inocente.
En contraposición con la Cámara 3ª, señalaron que Rocchelli actuó de manera justificada, ponderaron que Saldaño no dejaba de hacer disparos y que el oficial hizo un uso racional y progresivo de la fuerza.
Señalaron que, aun estando herido, Saldaño se había incorporado en el piso y, con su arma, apuntaba a los policías y disparaba, lo que representaba un riesgo para aquellos.
Señalaron que el oficial, a esa altura, ya estaba autorizado a “neutralizar” la agresión, dado que estaba en peligro su vida y la de su compañero.
Insistieron que el oficial (con 2 años de experiencia), aquella siesta lluviosa, había realizado un correcto uso progresivo de la fuerza.
Así las cosas, la Sala Penal del TSJ analizó la casación, valoró los elementos y la jurisprudencia, consideró lo que dijeron los testigos y le dio la razón a la defensa.
De esta manera, el caso dio un giro de 180 grados.
Con la firma de los jueces Aída Tarditti, María Marta Cáceres y Luis Rubio, el fallo anuló la condena de la Cámara 3ª y dispuso la absolución del policía al entender que encuadraba en una legítima defensa. El fallo trascendió en los últimos días.
La resolución, además de dar por válidas las razones esgrimidas por la defensa del policía, coincide con lo que había proclamado en su momento la Fiscalía de Cámara.
En su fallo, los jueces analizan los testimonios (sobre todo los de un instructor de tiro y el compañero de Rocchelli), los manuales policiales y la jurisprudencia y entendió que fue legítima defensa.
Para el TSJ, de manera central, el policía se vio enfrentado ante la necesidad de resguardar su vida.
