El excura franciscano Mario Giuliano (81) fue condenado este jueves por la Cámara 1ª del Crimen de Córdoba a la pena de cuatro años y medio de cárcel por el delito de distribución imágenes de explotación sexual de niños.
Giuliano fue juzgado por tres hechos que pudieron acreditarse a partir de reportes internacionales enviados por Facebook a la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci), cuya sede se encuentra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba).
En 2020, los expedientes se remitieron a Córdoba y en esta ciudad se llevaron adelante las investigaciones por parte de la Fiscalía Especializada en Cibercrimen, a cargo de Franco Pilnik.
Durante el periodo de investigación, quedó establecido que el excura, actualmente de 81 años, había enviado imágenes con contenido vinculado a la explotación sexual de niños a través de mensajes privados a Facebook, de acuerdo a la Justicia.
Nunca se pudo identificar a los tres destinatarios con los que se contactó Giuliano. Por lo cual, el exsacerdote fue el único que pudo ser juzgado. Quedará con prisión domiciliaria.
En el juicio, la fiscal de Cámara, Milagros Gorgas, sostuvo la acusación y pidió condena.
Nacido en Italia, Giuliano llegó al país en la década de 1960 y concluyó ordenado entre los Frailes Menores Conventuales, de Villa Rivera Indarte.
Una pena reducida por un acuerdo
El excura había acordado, a través de su representante letrado, admitir los hechos ante la Cámara 1ª del Crimen. Así lo hizo.
Las pruebas, dijeron fuentes judiciales, fueron de gran contundencia.
El hombre había pedido un juicio abreviado con el objetivo de disminuir las penas, pero la fiscalía no estuvo de acuerdo con esa solicitud.
Al final, las partes acordaron una pena que se apartó del mínimo que buscaba el acusado y que, de alguna manera, reflejó la gravedad de los hechos, dijeron fuentes ligadas a la investigación. Todo fue avalado por el tribunal.
La pena por el delito de distribuir imágenes de explotación sexual va de tres a seis años de prisión. Pero en este caso, un informe había indicado que las imágenes difundidas pertenecían a niños que tenían menos de 13 años. Ese es un agravante que lleva los años de condena a seis y ocho.
Finalmente, se acordó su confesión a cambio de que el hombre obtuviese la reducción en la condena.
Explotación infantil
La confesión fue el corolario de una larga búsqueda por la verdad que incluyó allanamientos y revisión de una gran cantidad de pruebas. Las actuaciones comenzaron en 2020, ni bien fueron proporcionados los informes remitidos por Facebook a Buenos Aires.
Con los primeros pasos de la pesquisa, se pudieron detectar dos direcciones de IP (la identidad de las computadoras) que estaban involucradas en el intercambio de este contenido penalmente perseguido. Una de ellas se repetía, lo que quiere decir que recibió al menos dos mensajes privados con fotos de niños explotados sexualmente.
Lo que hacía el ahora condenado era usar su computadora para enviar fotos a través del sistema de mensajería de la red social. Las personas que recibieron las imágenes formaban parte de su círculo de contactos, según se pudo establecer.
Tampoco se pudo averiguar si los destinatarios del material prohibido viven en Argentina.
