En barrio San Alberto, en el extremo oeste de la ciudad de Córdoba, el clima es de máxima tensión. Durante la noche, el barrio fue escenario de una pelea entre vecinos, que terminó con una niña de 3 años fallecida.
El enfrentamiento habría sido el corolario del clima de festejos y excesos posterior al partido de Argentina contra Países Bajos. En ese contexto, la discusión se tornó agresiva, violenta, y algunas personas empezaron a pelear y a efectuar disparos cruzados de armas de fuego.
Tras un llamado al 911 de un vecino que no quiso brindar su identidad, la policía llegó hasta el lugar, pero con recaudos. Ninguno de los vecinos quiso hablar con los oficiales, aunque ya no había nadie en el lugar de los incidentes, la esquina de Llanquelen y Puna de Atacama.
Minutos después, una mujer de 20 años ingresó al hospital Eva Perón, en barrio Los Filtros, con su beba de 3 años en brazos. La pequeña Franchesca Ávila, tenía una herida de arma de fuego en el ojo derecho, y estaba en situación desesperante. Minutos después, fue derivada al Hospital de Niños Santísima Trinidad, ubicado en el polo sanitario de la bajada Pucará, donde le diagnosticaron una herida a la altura del pómulo derecho sin orificio de salida.
Tras un shock hipovolémico, y como resultado de la importante hemorragia, fuentes policiales informaron que la niña falleció a la 1.20, a pesar de los esfuerzos de los profesionales para salvar su vida.
La investigación en torno al hecho se encuentra en manos del fiscal del Distrito 4 Turno 2, Horacio Vázquez, quien confirmó que está a cargo de las primeras tareas periciales, pero destacó que la causa corresponde a la fiscalía de Distrito 4 turno 1, dirigida por Ernesto Aragón, quien se hará cargo de la misma a partir del lunes.
El mismo barrio, la misma calle
Hace menos de tres años, el mismo barrio y la misma calle fueron escenario de un episodio similar. El viernes 24 de enero, a las 19.30, una niña de 4 años que jugaba en el patio de su casa, ubicada en calle Atacama de barrio San Alberto, cuando recibió un disparo que le perforó el tórax.
Según se investigó desde la fiscalía de distrito 4 turno 1, a cargo de Ernesto de Aragón, en aquella oportunidad la bala había sido disparada por un policía que custodiaba una concesionaria en la zona, quien había efectuado disparos al aire, con el objeto de intimidar a un grupo de jóvenes que intentaban sustraer el alambrado de la venta de vehículos e ingresar al playón de los autos usados.
La niña fue internada en la terapia intensiva del Hospital Misericordia y, los médicos informaron que la bala había perforado el pulmón de ese costado, atravesando el hígado y saliendo por la espalda. Posteriormente se informó que, a pesar de que la bala había perforado dos de sus órganos vitales, la niña evolucionó favorablemente y salvó su vida, aunque con consecuencias permanentes a su salud.
Sus padres, un albañil (26) y una ama de casa (25), se constituyeron en querellantes de la causa, bajo la representación de Carlos Nayi. El expediente se encuentra aún en etapa de instrucción.
Seguridad, una de tantas carencias
Barrio San Alberto es un sector precario. Algunas modestas casas de material se alternan con otras, que combinan chapas, lonas y ladrillos. Las calles son de tierra, pero en días como el sábado, se convierten en un barrial intransitable. donde algunas tapas de cloaca parecen islas firmes para transitar. Basurales a cielo abierto y otros asentamientos son un paisaje que se combina y contrasta con el complejo de vehículos nuevos y de alta gama que se encuentra a pocos metros del lugar.
El barrio es relativamente nuevo, tiene menos de 10 años, y está enclavado en un sector con profundas carencias, el asfalto y la iluminación pública entre las más remarcadas por los vecinos. Pero, entre ellas, la seguridad es una carencia insoslayable. Incluso los patrulleros son habitualmente agredidos con piedras y palos.
“Es un sector inseguro, peligroso”, comenta una vecina que prefirió no dar su nombre. La fuente, que vive en un barrio cercano pero desarrolla una labor pública en el sector, indicó que la violencia urbana, el alcohol y las drogas, conviven con montones de niños que circulan por las calles casi sin recaudos de sus familias. A menudo los niños terminan en medio de situaciones de inseguridad o delictivas que, lamentablemente, terminan naturalizando. “En ese contexto crecen”, comentó la vecina.
