Marcada preocupación existe en ámbitos de la Policía de Córdoba y del Gobierno provincial por la reiteración de agresiones contra personal policial en el marco de procedimientos callejeros registrados tanto en la ciudad de Córdoba como en distintos puntos del interior.
En las últimas semanas se viene registrando una imparable secuencia de uniformados que terminan golpeados con pedradas, palos y cascotes por parte de vecinos o allegados de personas que son detenidas en el marco de operativos barriales. Hubo casos, aislados, de disparos de arma de fuego.
Varios de estos uniformados, tanto varones como mujeres, debieron recibir atención médica.
También se reiteran, y cada vez con mayor asiduidad, ataques con pedradas contra móviles policiales, sobre todo en la capital cordobesa.
Respecto a las agresiones físicas contra policías, uno de los últimos casos se dio el pasado miércoles en la ciudad de Villa María, donde un comisario y un cabo terminaron golpeados con un palo por la madre de un joven que estaba siendo detenido por tener un arma.
Desde la fuerza de seguridad se indicó que ambos efectivos tuvieron que recibir atención médica.
Por su parte, tanto la mujer como su hijo y otro joven terminaron presos y llevados a sede judicial.
Todo se produjo el miércoles a la tarde cuando una patrulla policial fue a controlar a un joven en calles Aluminé y Ara San Juan, de Villa María. Al muchacho se le encontró un arma de fuego en su poder.
En medio del procedimiento, el joven se resistió y se sumaron otras personas, quienes comenzaron a agredir a los policías.
Según fuentes oficiales, la madre del muchacho tomó un palo y empezó a pegarle a un cabo y a un comisario, quienes resultaron con lesiones leves.
En paralelo, cabe señalar que un patrullero terminó con daños.
Como se dijo, no fue un caso aislado, sino que se agrega a una preocupante serie de episodios similares en la provincia.
Días atrás, por caso, tres policías fueron agredidos en barrio Villa Revol de Córdoba y uno de ellos terminó quemado con agua caliente que lanzó una vecina.
En este sentido, se repiten los casos de policías agredidos en la cabeza y en sus rostros.
Armas no letales
A raíz de esta situación, desde la Policía se viene intensificando el uso de armas no letales (pistolas que lanzan cápsulas de gas) para enfrentar y controlar a las personas que atacan a los uniformados.
“Cada vez notamos una mayor hostilidad contra el personal en muchos de los procedimientos. Es como un efecto contagio que se está dando en muchas barriadas. La Policía tiene orden de un uso racional de la fuerza en ese sentido”, indicó una autoridad policial.
