Un vibrante juicio con jurados populares comenzó este jueves en la Cámara 5ª del Crimen de Córdoba. Se analiza el homicidio en ocasión de robo de Alejandro Esteban Vélez (39) a manos de tres jóvenes, uno de los cuales confesó en la primera audiencia que participó del crimen cometido para robar la motocicleta de la víctima.
Según la acusación, en la media tarde del 10 de diciembre de 2020, Jorge Leonardo “Quiquín” Cabral (23), Axel Maximiliano Brandon “Dumbo” Peralta (22) y L. J. A. (quien era menor de edad) le tendieron una emboscada a Vélez cuando transitaba por un sendero rural ubicado entre Camino a Chacra de la Merced y la autopista Córdoba-Rosario, zona este de la Capital.
Para esto, le cruzaron ramas y troncos, para obligar al motociclista a frenar para así asaltarlo.
La víctima llevaba consigo un hierro con forma de púa. Lo llevaba por seguridad y porque, un mes y medio antes, una patota había asaltado de igual manera a su hijo.
Vélez volvía en su moto de trabajar en un depósito de áridos.
Se defendió como pudo. Según la acusación, alcanzó a herir a uno de los ladrones y otro le descerrajó un balazo desde corta distancia.
Sin defensa, y tirado en el piso, el motociclista sufrió el robo de su moto, la billetera, el casco y el celuar. El teléfono podría haberle servido para pedir ayuda.
Murió en el lugar.
La calificación de este juicio para los tres acusados es homicidio en ocasión de robo, agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor, ya que uno de ellos tenía 17 años. De todos modos, es penalmente responsable.
A su vez, Cabral responde como uno de los supuestos ladrones que asaltaron al hijo de la víctima.
Debate intenso
Más allá de la presentación del caso que las partes hicieron ante el jurado popular, fue significativo el diferente temperamento que asumieron los tres acusados a la hora de declarar.
El acusado L. J. A. negó su participación y se abstuvo.
Peralta confesó y se abstuvo.
Cabra quiso explicar, desde antes de su turno, que él no había cometido el crimen, sino que eso correspondía a los otros dos acusados y a un tercero.
Cuando le llegó el turno, Cabral se quejó una y otra vez ante los jueces de que él no tenía que estar sentado allí y de que los que habían cometido el asalto fatal eran Peralta, Á. y un tal “Manchita”.
Aseguró que los tres habían ido a buscarlo “para laburar al campo” esa tarde, pero que él no quiso ir.
Añadió que, luego del crimen, fueron a visitarlo con la moto de Vélez y le contaron que habían baleado a un hombre.
Testimonios clave
Un hecho trascendente para este juicio fue el testimonio de un hombre y de una mujer, quienes involucraron a Cabral y a los otros dos acusados. Señalaron que Cabral les “confesó” que habían asaltado a un hombre para robarle la moto y que lo habían matado.
La versión de Cabral ahora es que él les dijo “lo contrario”: que se sentía mal porque Á., “Dumbo” Peralta y “Manchita” le habían disparado a un hombre para robarle.
Consultado sobre las motivaciones de esos testigos para “perjudicarlo”, el acusado señaló que el hombre estaba “drogado” y que su suegra le tenía bronca.
El fiscal Marcelo Fenoll fue quien más se extendió en el interrogatorio y pareció “interesado” en pedirle información.
Leyendo la acusación, tal vez pueda deducirse que Cabral estaba entrando en contradicciones y que el acusador estaba dejándolo hablar para aprovechar esas disonancias.
El testimonio clave del hijo de la víctima
En el marco del juicio, también testificó el hijo de la víctima.
El muchacho relató cómo su padre había identificado a los ladrones que lo habían asaltado y quitado la moto.
Dijo que su padre estaba detrás de ellos, siempre con vistas a recuperar la Yamaha FZ.
Si se probara ese punto, la situación podría agravarse para los acusados, ya que podría pasarse de un homicidio en ocasión de robo a un homicidio criminis causae, que tiene prisión perpetua.
El homicidio criminis causae tiene dos motivaciones: matar para poder consumar otro delito (el robo) o para garantizar la impunidad, cuando la víctima conoce al asesino. Esto transforma la pena en prisión perpetua.
El juicio se reanudará el próximo lunes y se esperan más testigos.
El juicio es presidido por el juez Alfredo Villegas, quien está acompañado por Guillermo Lucero Offredi y pot Susana Blanc Gerzicich de Scapellato.
La acusación está a cargo del fiscal de cámara Marcelo Fenoll. La abogada Antonella Luciana Pellanda actúa como querellante en representación de la esposa de la víctima y de su hija.
Como defensores, actúan los asesores letrados Aníbal Zapata y Juan Carlos Rodríguez, además de los abogados Carolina y Juan Testa.
