El Juzgado de Control y Faltas N° 9 ratificó la prisión preventiva de Agustín Fasulo Martínez, de 21 años, por el violento ataque del pasado 16 de marzo afuera de una fiesta en zona norte de Córdoba.
La decisión judicial confirmó la imputación por el delito de lesiones gravísimas contra Martín Gonzalo Cáceres, quien a la fecha de la resolución judicial, continuaba internado con un pronóstico médico que indica que sus lesiones serían “probablemente incurables”.

La resolución detalló su reconstrucción de los hechos que ocurrieron en marzo en el boliche Kabana en el barrio Chateau Carreras. La Fiscalía detalló en su dictamen la naturalización de la violencia, los testimonios médicos y los mensajes que el imputado envió tras el hecho.
Todo lo que pasó
Según la Fiscalía de Instrucción, aproximadamente a las 5, mientras la fiesta en el boliche estaba por culminar, Mateo V., coimputado en la causa y amigo de Fasulo Martínez, “rozó hombros” con Alejo B., incitándolo a pelear.
Posteriormente en la vereda del local, Mateo presuntamente insistió en la confrontación con Alejo, profiriendo expresión como: “Ahora somos dieciocho, ¿qué vas a hacer?”. Martín Cáceres, amigo de Alejo, intentó intervenir para evitar la pelea.

Según el informe, Mateo lo atacó a Alejo y este último luego se empezó a defender hasta lograr separarse. Según distintos testimonios recolectados por la Justicia, Alejo cruzó la calle y Mateo lo persiguió por atrás pero un auto lo interceptó y lo “atropelló levemente”. Allí es cuando Mateo “le escupió al auto” y “le pegó al auto”.
Motivado por la agresión de Mateo a Alejo, -explicaron- que Fasulo Martínez se dirigió a Cáceres y, con la intención de “menoscabar gravemente su salud”, le propinó entre cinco y seis golpes de puño que impactaron en la cabeza de Cáceres, provocando su caída al suelo.
Según uno de los testigos, Cáceres cayó al suelo de rodillas y “puso las manos en el piso”. Cuando logró salir de la pelea un conocido de Martín le preguntó si estaba bien y según su declaración el joven sólo le dijo “quedate conmigo por si me desmayo”.
Momentos después otro de los testigos relató que un amigo de Fasulo preguntó por el “chico de gorra”, haciendo referencia a Alejo; “diciendo que lo iba a matar”.
Una testigo, que según la Fiscalía no pertenece a ninguno de los dos grupos, dijo que Mateo V., Agustín y sus amigos parecían que “se reían y festejaban la pelea o lo alentaban”.
Minutos después se encontraron en el auto y hablaron sobre las peleas. De allí se dirigieron a la casa de Alejo en Villa Allende.
Las consecuencias de salud
Una vez en la casa de Alejo, se fueron a dormir. Horas más tarde, Martín se despertó, se bañó y se empezó a descompensar. Su amigo llamó a la ambulancia y lo llevaron al Sanatorio Parque.
Producto de la agresión de Fasulo Martínez, Cáceres sufrió una “lesión contundente puntiforme en región de sien derecha, con hematoma en zona subcutánea, que coincide con localización de hematoma subdural, lesiones excoriativas en ambos codos, traumatismo cráneo encefálico grave”, según detalló la Fiscalía.
El testimonio del médico jefe del servicio de neurocirugía del Sanatorio Parque, donde Cáceres fue ingresado, fue crucial para la investigación. El doctor explicó que el paciente ingresó en coma con un Glasgow de 4/15 (siendo 3 el más bajo y 15 el más alto), un índice que marca el grado de afección neurológica. Tenía una dilatación anormal de las pupilas, indicando una posible lesión de tronco cerebral.
A pesar de un “mal pronóstico (por debajo de 5/15)”, decidieron operarlo de urgencia dada su juventud. La cirugía logró evacuar un hematoma epidural parietal derecho.
Sin embargo, las lesiones en el tejido cerebral de Cáceres se consolidaron. Actualmente, Martín Gonzalo Cáceres tiene ciclos de vigilia de sueño, abre los ojos pero no dirige la mirada, no responde órdenes simples y moviliza espontáneamente el hemicuerpo derecho, lo que implica una “gran desconexión neurológica”.
Lidia Franco, la madre de Cáceres le informó a La Voz que este jueves el joven fue trasladado al Iner, un centro de rehabilitación neurológico. “No tuvo más episodios de crisis respiratorias, el médico decidió la derivación para que continúe con su recuperación en un lugar donde no corra riesgos de infectarse con algún virus”, agregó la madre en el comunicado.

La defensa de Fasulo y la respuesta judicial
Fasulo Martínez negó los hechos en sus declaraciones, pero admitió haber golpeado a Martín Cáceres y haber participado en la pelea. Su defensa argumentó la ausencia de un nexo causal entre la conducta del imputado y las graves lesiones de Cáceres, sugiriendo que estas podrían haberse producido por una presunta caída en el domicilio de Alejo B., donde Cáceres se descompensó.
Sin embargo, el tribunal descartó la versión de la defensa. Se consideró que no hay pruebas que refuercen la hipótesis de la caída en el domicilio como causa de las lesiones. En contraste, el cúmulo de pruebas, incluyendo distintos testimonios e informes médicos que demostraron una “vinculación estrecha” y “evidente relación de causalidad” entre los golpes propinados por Fasulo y las gravísimas lesiones.
Los testigos coincidieron en la ubicación de los golpes (lado derecho de la cabeza), la misma zona donde se diagnosticaron las severas lesiones.
Prisión preventiva justificada: “Naturalización de la violencia”
En cuanto a la prisión preventiva, la defensa argumentó que Fasulo Martínez no tiene antecedentes penales y que siempre colaboró con el proceso. No obstante, el tribunal confirmó la medida, argumentando la existencia de un “peligro procesal concreto”. Además, se detalló que por el nivel socioeconómico de la familia hay riesgo de fuga.
El juez valoró, entre otros elementos, la gravedad y naturaleza del hecho, así como la actitud violenta y temeraria asumida por el imputado. La resolución destacó la aparente “naturalidad” con la que Fasulo inició la pelea y la “displicencia” con la que él y su círculo se referían a este tipo de situaciones en conversaciones de WhatsApp posteriores al hecho.
Expresiones como “esta vez salió mal, me equivoqué yo” o “voy a decir que los otros pegaron” revelaron el “grado de aceptabilidad de la violencia” del imputado y que esta pelea fue “una más”.
Además, se consideró el pronóstico punitivo hipotético, dado que el delito de lesiones gravísimas contempla una pena de tres a diez años de prisión, lo que, sumado a las circunstancias del caso.