La Justicia de Córdoba resolvió cerrar la causa contra Franco Javier Paglino (28), el policía que el 15 de febrero pasado mató de siete disparos a un joven que, según la causa, intentó asaltarlo en barrio Parque de la Vega III, al oeste de la ciudad de Córdoba.
Así lo determinó el Juzgado de Control y Faltas 7, a cargo del Manuel Ayán, en una sentencia que se conoció en las últimas horas.
El sobreseimiento de Paglino ya había sido solicitado por la fiscal de Distrito 4 Turno 4, Liliana Copello.
La fiscal dictaminó que Paglino no había cometido homicidio calificado, ya que actuó en legítima defensa al ser amenazado con un arma por Víctor Gustavo Calderón (21) con fines de robo, según la investigación.
Si se hubiera determinado que Paglino se había excedido en la legítima defensa, la pena hubiera sido de entre uno y cinco años de prisión.
“Sentite choreado”
El 15 de febrero último, Franco Javier Paglino llegaba en moto a una casa de calle Cleto Aguirre en barrio Parque de la Vega III.
Fue entonces cuando pasó por el lugar una moto 125 cc. negra con dos hombres y que se detuvo. Calderón iba como acompañante, se bajó y apuntó a Paglino directo a la cabeza, mientras le dijo: “Sentite choreado”.
De acuerdo a la causa, el ladrón se dio cuenta de que asaltaba a un policía, por lo que se le abalanzó y gatilló su arma en dirección a su cabeza.
El efectivo Paglino se identificó y le apuntó al asaltante con su arma.
Fue entonces cuando comenzó el intercambio de disparos entre ambos.
Calderón resultó gravemente herido. Alcanzó a ser trasladado al Hospital Eva Perón, pero el cuerpo médico constató que ya había fallecido antes de ingresar.
El policía, a todo esto, resultó ileso.
Inicialmente trascendió que Paglino le habría efectuado 13 disparos a Calderón, debido a que el cuerpo del fallecido presentaba 13 orificios de arma de fuego.
Sin embargo, la autopsia determinó que se trataba de siete disparos, la mayoría con orificio de entrada y salida.
Legítima defensa
Según indica la resolución, al menos seis testigos confirmaron los dichos del policía.
De todos modos, no se pudo determinar quién disparó en primer término.
El juez avaló que no hubo exceso en la legítima defensa del policía ya que, aunque este hubiera disparado primero, existía “un peligro inminente para él”. Se indicó que Calderón le apuntaba con un arma en la cabeza, lo que constituye “agresión inminente”.
“De ese modo, la reacción defensiva estaba justificada frente a una agresión inminente y no era necesario esperar a que fuera actual. No parece correcto exigirle a Paglino que debiese esperar a que el agresor le dispare primero para que, recién allí, se encuentre habilitado un actuar legítimo, puesto que, sencillamente, podría perder su vida al hacerlo”, indicó la resolución.
“No era delincuente”
Los familiares de Calderón, quienes se constituyeron en querellantes de la causa, no indicaron si van a apelar la resolución, para lo cual tienen tiempo hasta el viernes 29 de julio.
Su hermana, Abigaíl, sostiene que su hermano no se dedicaba a la delincuencia, sino que hacía changas de plomería y estaba inscripto en el programa “Potenciar trabajo”.
Calderón estaba en pareja y tenía una hija de cuatro meses.
En diálogo con La Voz, su hermana Abigaíl dijo que el policía actuó de forma “abusiva” y que si está formado para reducir a una persona debería haber disparado “un tiro o dos”, pero no siete.
También denunció que en el lugar había cámaras, pero que le dijeron que justo esa noche estaban apagadas.
Antecedente
En 2018, Franco Javier Paglino fue protagonista de un trágico asalto a una financiera en el barrio Nueva Córdoba.
En la causa judicial que siguió al episodio, Paglino relató que en la madrugada de aquel 16 de febrero, estaba en su comercio de calle Buenos Aires cuando escuchó los disparos y concurrió al lugar de donde provenían. Una banda de delincuentes fuertemente armados irrumpieron en un departamento donde funcionaba una financiera clandestina, en Rondeau 84.
Luego los delincuentes huyeron y a la salida, algunos se toparon con el suboficial de policía Franco Ferraro (29), al que mataron. Segundos después, dos de los pistoleros, Ricardo Serravalle (53) y Rolando Ricardo “el Ciego” Hidalgo (62), murieron abatidos por Paglino, que actuó estando de civil.
El cómplice, prófugo
Elio Mercado, quien conducía la moto en la que viajaba Calderón como acompañante, se encuentra prófugo de la Justicia desde esa misma noche.
Según los testimonios, el hombre no estaba armado y quiso auxiliar a Calderón cuando fue abatido por el policía, pero al ver que había fallecido, huyó del lugar.
El fugitivo podría ser condenado como cómplice de robo calificado o incluso cómplice de intento de homicidio criminis causa, según trascendió.
