Alojado en una celda del Establecimiento Penitenciario N° 9 de Córdoba, imputado por homicidio culposo agravado por el uso de vehículo automotor (imprudencia) y por darse a la fuga, y a la espera de ser indagado para contar su versión.
Esa es la situación penal por estas horas de Lucas Aballay, el joven de 26 años que, al comando del Volkswagen Bora negro de su familia, atropelló y mató a Maricel Soledad Vargas (31), el pasado lunes a la madrugada, en Villa Retiro, en la periferia norte de Córdoba capital.
El muchacho escapó a toda velocidad tras la tragedia y se entregó a la Justicia de Córdoba recién en la mañana del martes: 35 horas después del episodio vial.
En ese lapso no había ido ni a la Policía ni había dado cuenta de nada de lo sucedido ante el 911.
Su situación penal está en manos de la fiscal del Distrito 3 Turno 5, Patricia García Ramírez, quien ordenó que el Bora sea sometido a peritajes técnicos.
Quiere saber a qué velocidad circulaba el joven cuando arrolló y mató a la mujer.
La fiscal también quiere saber qué sustancias habría consumido el conductor, si es que las consumió, antes de subirse al coche.
Ahora bien, difícilmente pueda determinarlo: es que, al entregarse tan tarde ante la Justicia, los estudios químicos por realizar ya no tienen demasiada exactitud.
Es probable que, cuando sea indagado, Lucas Aballay le diga posiblemente a la fiscal que no vio a la mujer en la calle esa madrugada, que se le apareció de golpe, que se asustó y escapó al temer ser asaltado.
Ese es uno de los expedientes abiertos en la Justicia en torno a la trágica muerte de Maricel Vargas.
En paralelo, sin embargo, ya hay otro expediente abierto: la investigación para determinar los instantes previos al fatídico siniestro vial.
La Justicia investiga si Maricel escapaba de un intento de abuso sexual o acoso por parte de al menos un familiar directo.
Las miradas están puestas en el padre de su pareja, pero por ahora son todas sospechas.
Esa causa es llevada adelante por la fiscal N° 2 del fuero de Delitos contra la Integridad Sexual de Córdoba, Ingrid Vago.
El expediente recién arrancó y se están tomando los primeros testimonios y averiguaciones, según confirmaron fuentes judiciales a La Voz. No hay imputados, por ahora.
También se está indagando sobre la vida que tenía la víctima.
Una existencia que, en principio, asoma dura y sombría.
Drama tras drama
Maricel Vargas había dejado su hogar en el sur de la Argentina y había recalado en Córdoba capital.
No está claro en qué trabajaba. Lo que sí se sabe es que era madre de cinco criaturas, pero ya no las tenía a su cargo, según se indicó.
Vulnerable en distintos aspectos de su existencia y sin familia visible, la joven madre había recalado en un domicilio próximo al barrio Ciudad Villa Retiro, en la periferia norte de la capital cordobesa.
Estaba de novia con un hombre. Tampoco se sabe en qué trabaja.
Fuentes judiciales señalaron que el pasado domingo, Día de la Madre, habría estado en un domicilio de esa barriada consumiendo alcohol y drogas con otras personas.
Ya a la 1 del lunes, Maricel salió de esa casa junto a quien sería el padre de su novio. El hombre declaró que iban a un quiosco para comprar más bebidas. No está claro si es cierto.
Fuentes de la causa insisten, en base a testimonios de vecinos, que la joven habría escapado de una situación de abuso o acoso sexual.
Hubo forcejeo, empujones, manotazos, según los testimonios.
En esas circunstancias, Maricel terminó pisando el asfalto de la avenida Rancagua en el kilómetro 6.
La zona no tiene cordón en la vereda y tampoco hay buena iluminación, por no decir que es una “boca de lobo”.
Justo pasaba por allí el VW Bora con Lucas Aballay al volante.
El coche aparentemente iba a alta velocidad hacia la avenida de Circunvalación. ¿Iba solo? ¿A dónde iba o volvía? ¿Había algo en el coche?
Preguntas sin respuestas
Maricel fue atropellada de lleno. Voló por el aire y cayó sobre el pavimento, tras sufrir gravísimas heridas en cráneo y tórax.
El Bora nunca se detuvo. Ni volvió.
“Se asustó y se fue. La mujer le apareció de repente. Él se asustó porque temía que le robaran”, relató su abogada, Mónica Picco, en los Tribunales II a varios periodistas.
No sólo que abandonó la escena del hecho, Aballay no se entregó ni a la Policía ni llamó al 911 ni a ninguna autoridad. Todo lo contrario.
En la escena del hecho quedaron piezas tiradas del coche.
Maricel murió en el lugar.
La autopsia confirmó, además de los fortísimos traumatismos, que había consumido alcohol.
División de la causa
La causa central en torno a la trágica historia de Maricel seguirá en manos de la fiscal García Ramírez.
Sin embargo, dada las circunstancias previas al fatídico final, la funcionaria giró parte de las actuaciones al fuero de Delitos Sexuales.
Este martes, la fiscal Ingrid Vago recibió copia de esa actuación y ya arrancó con la “parte 2″ de la causa.
En esta segunda fiscalía no se investiga a Lucas Aballay, sino los últimos instantes con vida de Maricel y qué fue lo que sucedió con esos hombres aquella noche en esa casa y en la vereda de avenida Rancagua.
Vago ya dio instrucciones a su equipo de trabajo y ya se tomaron las primeras medidas investigativas.
¿Y el Bora?
Ya fue secuestrado.
El coche fue incautado por personal de la Unidad Judicial de Accidentología Vial, a instancias de la fiscal García Ramírez.
El vehículo será sometido a distintos peritajes técnicos. Lo vital es saber a cuánto iba cuando arrastró a la mujer. La máxima permitida en ese sector es de 60 kilómetros por hora.
