Antes de leer la sentencia, el juez Gustavo Reinaldi, de la Cámara 12ª del Crimen de Córdoba, se dirigió a los presentes y aclaró que confirmaba la acusación y la autoría de la imputada. Añadió, además, que en este caso se verificó el uso “de la perspectiva de género de una forma diferente” que daña la lucha de las mujeres.
El juez añadió que esa reivindicación se ve dañada “cuando esta misma perspectiva de género de las mujeres es utilizada en beneficio personal”.
Sara Emilia Miranda (28) fue condenada a tres años de prisión en suspenso por los delitos de “defraudación por estelionato” y “coacción”. En otras palabras, el estelionato es por vender como propia la bicicleta que era de su ex. Y la coacción, por haberle pedido dinero bajo amenazas de denunciarlo por violencia de género, por supuestas lesiones que había sufrido en la nariz y las mamas, con lo que sería detenido.
El juez Reinaldi adoptó en el cierre de juicio una alocución en “lenguaje claro”, dirigiéndose a las partes en tono coloquial y léxico sencillo. Coincidió en pleno con el fiscal Mariano Antuña que pidió la pena de la sentencia y las mismas figuras que atribuyó el juez. Como el acusador público, cambió la acusación original de tentativa de extorsión por la de coacción, más liviana.
Antuña había señalado en su alegato que la exigencia de dinero no estaba determinada con claridad que fuera ilegítima, porque aún hay denuncias que están investigándose.
La víctima, que no asistió al debate, es Daniel Ivancich, un joven con su padre adinerado, quien habría pagado los montos requeridos por Miranda.
En el juicio, el joven estuvo representado por el abogado Luis León, quien solicitó que la mujer sea condenada a siete años de prisión por “estelionato” y la figura original de “extorsión” en grado de tentativa.
Sin que aún se conozcan los fundamentos, en su tono coloquial durante la lectura de la sentencia, Reinaldi anticipó los porqués de su diferencia de criterio.
Con las partes conformes con el carácter de este acto que cerraba el juicio, Reinaldi le habló a la acusada indicándole: “Por no tener antecedentes computables, no creo que sea necesario privarla de la libertad”.
Sin embargo, el juez le dijo que no es bueno manipular “las ideas, la cuestión de género, los tribunales” como así tampoco “desacreditar a la gente”, como lo hizo ella.
Denuncias falsas
El querellante León no ahorró argumentos para mostrar lo que su cliente señaló haber sufrido como víctima. Detalló que Miranda hizo 14 denuncias en las que ya se ha dictado el sobreseimiento de Ivanchich y aclaró que algunas aún no están firmes. Dijo que todavía subsisten dos o tres hechos aún investigados.
Pese a esto último, León sostuvo que eso no legitimaba solicitar dinero.
El experimentado penalista discrepó con el fiscal y sostuvo que el accionar de la acusada se encuadra como una extorsión y que “el único objeto la acusación fue el dinero”. Así, como hechos ajenos a este juicio, señaló que primero pidió (y cobró de su ex) mil dólares para darle a un fiscal. Luego, sostuvo que el padre de la víctima le abonó al médico que intervino quirúrgicamente a Miranda por supuestas lesiones.
Antes de detallar otras cuestiones que le adjudicó a la mujer y que forman parte de otras causas judiciales, León lanzó una dura acusación: “Yo le pondría (a la acusada) ‘Pandora’, porque era la dueña de todos los males”.
Además de decir que era “mentira que fuera víctima de violencia de género”, el letrado se quejó porque ella lo denunció ante el Tribunal de Disciplina del Colegio de Abogados, algo que “nunca” le pasó en “40 años de profesión”.
Luego, indicó que Miranda está imputada por “hurto” luego de haberlo denunciado a él y a su cliente por haberle dado unos cheques en blanco. En realidad, dijo León, esos valores habían sido denunciados por Ivancich padre. Finalmente, aclaró que los cheques fueron hallados en un allanamiento a la casa de la mujer.
León también se quejó porque Miranda lo denunció a él por supuestas amenazas telefónicas y al cruzarse con ella en el pasillo de Tribunales, lo que jamás sucedió, según aclaró.
Mientras León pronunciaba su alegato, la acusada lloraba sin parar.
El acusador privado dijo que ella también denunció amenazas por Instagram desde una cuenta de Ivancich. Luego, por el IP de la computadora y tras un allanamiento, aseguró que las “amenazas” eran “autoamenazas”: habían sido efectuadas desde la casa de un familiar de la mujer.
Y prosiguió: “Hacer detener a una persona por algo que no cometió, hacer que una persona pierda un minuto de su libertad en su vida, no tiene perdón de Dios”. Luego de eso, el querellante concluyó que Miranda merecía pena de prisión efectiva.
