El fiscal del Distrito 4 Turno 3 de Córdoba, Juan Pablo Klinger, envió a juicio la causa contra el ex ayudante fiscal de la Justicia provincial Ernesto Martín Morales (53) quien fue echado de su cargo luego de que en un sumario administrativo se estableciera que sometía a acoso laboral y sexual al menos a dos empleadas a su cargo.
Klinger adjudica a Morales supuestas “lesiones graves agravadas por mediar violencia de género, reiteradas” a partir de la presentación de dos jóvenes mujeres que denunciaron el maltrato de este agente.
De ambas se refiere que sufrieron severas secuelas psicológicas constatadas por profesionales, lo que el fiscal interpreta que debe entenderse como lesiones.
Luego de años de prácticas de maltratos, las quejas de empleados y empleadas se hicieron insostenibles, al punto que el gremio de los empleados judiciales (Agepj) expuso el caso en 2019 y en diciembre de ese año se determinó la separación de Morales.
La oficina de Sumarios Administrativos, a partir de un informe de María Celeste Rinaldoni, determinó la responsabilidad de Morales en dos de los cuatro hechos denunciados.
Luego, en mayo de 2021 se produjo la cesantía por parte del Tribunal Superior de Justicia (TSJ).
Entre los hechos más graves descriptos en aquella oportunidad, se citaba: “Tomó contacto físico inadecuado con algunas de sus dependientes, abrazándolas, tomándolas desde la espalda o de la cintura, tocándoles el cabello, la pierna a la altura de los muslos o sentando a una de ellas en reiteradas oportunidades sobre su falda, manifestándole en una de ellas: ‘¿Qué pasa si a mí ahora se me para la p...?’, mientras le realizaba masajes, introduciendo también su mano por debajo de la remera de la agente”.
Soez, insinuante y denigrante
“¿Querés instrucciones? La instrucción es chupame la p...”. De ese modo se comunicaba el ayudante fiscal con sus empleadas en la Unidad Fiscal 21 (UJ21) de barrio Los Naranjos, donde era la máxima autoridad, según la causa judicial.
Se indicó en las denuncias que Morales suministraba a las mujeres la clave de acceso al SAC (Sistema de Acceso de Causas) si accedían a sentarse en sus piernas.
Se reportó también en aquel momento que aquellas mujeres que no accedían a sus imposiciones sufrían sanciones como cambios de turno o trabajo durante los fines de semana.
Expediente a juicio
El fiscal Klinger describió dos hechos en perjuicio de sendas mujeres y señala que hubo un “trato vejatorio y humillante que atentaba contra la dignidad de los empleados y empleadas” que Morales tenía a cargo. Destacó que se efectuaron “comentarios sexualizados y ridiculizantes sobre el cuerpo de las empleadas llamándolas, por ejemplo, ‘gorda c...’, ‘gorda p...’, utilizando palabras soeces para los sumariantes en general, juzgando de manera ofensiva y públicamente sus capacidades de trabajo”.
También señaló que el acusado imponía “cambios de horarios intempestivos como modo de afianzar su autoridad, generando el temor de los empleados y empleadas a ser removidos”.
Además, según el fiscal, usaba una amplia gama de expresiones humillantes e insultantes contra las mujeres.
El fiscal habla de “conductas de violencia psicológica mediando violencia de género, a través del hostigamiento y manipulación encaminados a procurar su sometimiento, buscando doblegar su voluntad para que se relacionara íntimamente con él por medio del deterioro de su psiquismo”.
De acuerdo a la elevación a juicio, el acusado hacía coincidir los horarios de trabajo de las víctimas con el suyo y las mujeres debían soportar acercamientos físicos constantes a la manera de acecho, tocamientos en la cintura y hombros en forma de masajes, entre otras acciones, al tiempo que les hacía insinuaciones y comentarios sobre su aspecto físico.
Entre otras acciones, “se colocaba en el marco de la puerta por donde debía pasar la víctima (para) tomarla de la cintura, pasar rozándola o lograr que una y otra vez se dirigiera hasta donde estaba el imputado para mirarle el cuerpo y que ella lo advirtiera, abrazándola, tomando las manos con las suyas”.
De fondo estaba la “solapada amenaza” de sufrir consecuencias, como prestar servicios en el turno noche, fines de semana, o recibir un informe negativo en la evaluación del desempeño laboral.
No fue posible obtener la versión del acusado respecto a los hechos señalados por la fiscalía.
Traslado desde casa
Según la fiscalía, el imputado instó a una víctima a buscarla y llevarla a su casa, de ida y vuelta al lugar de trabajo, en el auto particular.
Lo hacía “bajo pretextos de proximidad a su recorrido habitual y con el único fin de estar a solas con la dependiente”, señaló el fiscal.
En esas oportunidades, “le insinuó varias veces que lo invitara a pasar a su casa, dejando al descubierto su verdadero objetivo”, indicó Klinger.
A ella la citó en varias ocasiones a su oficina para recriminarle su “mala cara” y actitud apática en el lugar de trabajo, “todas cuestiones ajenas al estricto rendimiento laboral”. Esto derivó en “un informe de desempeño negativo, como represalia al rechazo a sus pretensiones y cambio de actitud hacia él”, se lee en la resolución.
Luego, cumpliendo aparentemente “las amenazas con las que pretendía someter a la víctima y con el fin de dar un mensaje general al resto de sus dependientes, dando muestra del poder que ejercitaba” dispuso su pase a horario nocturno.
Klinger también describe una amenaza velada a quien quisiera hacer público su accionar. De acuerdos al fiscal, el acusado les decía: “Ustedes van a hablar a Recursos Humanos y yo me entero antes de que lleguen” o “yo soy el dueño de la unidad judicial”.
Las lesiones
Durante la instrucción, más allá de los peritajes de los forenses del Poder Judicial, se logró que ambas víctimas relevaran a sus terapeutas del deber de secreto profesional y, por esto, pudieron prestar declaración en el expediente.
De este modo, se corroboró lo mismo que decían los peritos de Tribunales para profundizar aún más en el trauma provocado a las empleadas.
Por eso, Klinger concluye que el fenómeno se enmarca como “lesiones de carácter grave”, compatibles psicopatológicamente con “trastorno adaptativo crónico de tipo mixto”, caracterizado por “el deterioro, disfunción o trastorno o desarrollo psicogénico o psicoorgáncio, que afectando sus esferas afectiva y/o volitiva y/o intelectiva, limita su capacidad de goce individual, familiar, laboral, social y/o recreativa”.
