El pedido de la tarjeta no levantó sospechas, pero los datos comenzaron a alimentar las dudas con el correr de los minutos. Un estafador (66) condenado recibió su segunda sentencia adversa en Córdoba por intentar obtener una tarjeta de compra de la desaparecida CMR Falabella. Pero no salió como esperaba, gracias a que la perspicacia de la empleada permitió advertir la maniobra.
Los intentos de estafa y las defraudaciones van mutando con el correr de los años a modalidades más sofisticadas, con el avance de la tecnología y la acechanza delictiva que busca aggionarse.
Pero, en muchas ocasiones, los denominados “cuentos del tío” o semejantes, más “analógicos” o rudimentarios y vinculados con el nivel de preparación o inteligencia del criminal, siguen teniendo cabida en el mundo delictivo.
El caso de Arturo Segundo Guzmán (también conocido como René Lorenzo Guzmán) pertenece a este grupo de estafadores. Con una condena previa en la Justicia ordinaria, en 2020 el delincuente afrontó su segundo juicio, esta vez, ante el Tribunal Oral Federal N° 2 (TOF2) de Córdoba.
A la “pesca”
El tucumano Guzmán se presentó la mañana del 16 de junio de 2016 en el Sodimac de avenida Colón al 4880, en Villa Urquiza, y le dijo a la joven que quería obtener la tarjeta CMR de Falabella.
Se identificó no sólo con nombres distintos (G. E.) al suyo, sino también con un apellido diferente: S. Le entregó el DNI para acreditar su identidad y seguir con el trámite. Tres días después, el estafador, haciéndose pasar por S., concurrió nuevamente a la oficina a buscar la tarjeta.
Sin embargo, lejos de entregársela, la empleada dio aviso a su jefe, quien señaló al sospechoso al policía del lugar, quien lo detuvo. La perspicacia de la empleada fue clave en la causa. Al declarar, especificó que para evaluar si el potencial cliente puede efectivamente serlo, se requería esperar un tiempo. Por ello, le indicó al solicitante que aguardara 24 horas para concretar el trámite final.
Pero la trabajadora se percató de algunas características extrañas del DNI que no eran habituales en los originales. La joven había recibido capacitación sobre las medidas de seguridad de los DNI, lo que le permitió advertir rápidamente que el sello de agua tenía una inscripción que los documentos genuinos no presentan.
También observó anomalías en la zona de la foto, así que notificó por correo al Sector de Prevención de Fraudes de la empresa. Al tercer día de iniciado el pedido de la tarjeta, Guzmán se presentó.
Para entonces, la empleada ya había recibido la confirmación de que el DNI era apócrifo. Le avisó al jefe de la sucursal, quien a su vez informó al sector de Fraudes de la sucursal y al mismo departamento, pero con sede en Buenos Aires.
La Policía lo detuvo en el mismo local y fue imputado por la entonces fiscal N° 3, ya jubilada, Graciela López de Filoñuk, como partícipe necesario en la falsificación de documento público destinado a acreditar la identidad de las personas.
Pruebas del delito: cómo hizo para alterar el DNI
Si bien el nombre que figuraba en el falso DNI tarjeta correspondía al de otro hombre, el mencionado G. E. S., y a su número real, la foto era, obviamente, la de Guzmán. Se encontraba sobrepuesta de ambos lados. El material del plástico era mucho más blando que otros DNI, incluso con la barra de números verticales de manera poco visible, lo que aumentaba las sospechas a la vista.
La confirmación oficial llegó al comparar el DNI falso con los datos registrados en el Registro Nacional de las Personas (Renaper) y el Padrón Electoral. La diferencia detectada se dio en dos puntos: el primero, la verdadera fecha de nacimiento de G. E. S. (21 de abril de 1961), mientras que en el DNI apócrifo figuraba el 21 de septiembre de 1961. El segundo punto aludió a que la foto inserta no coincidía (lógicamente) por sus características fisonómicas con los datos reales de S. cargados en la base de datos del Renaper.
El peritaje de la Policía Federal confirmó que el DNI era “falso”, aunque la huella dígito pulgar, “debido a las limitaciones que presenta el documento cuestionado (impresión inyección de tinta)”, no permitió “determinar de forma categórica la correspondencia con quien se encuentra atribuida”.
El juez del TOF2, Julián Falcucci, indicó: “Estamos frente a un DNI falso, que contiene elementos verdaderos (porque son los que le pertenecen al titular del DNI original), tales como el nombre, el número, el domicilio, el lugar de nacimiento, al que se le insertó la fotografía que corresponde al imputado Guzmán”.
En el acuerdo entre el fiscal auxiliar Federico Massei y el imputado, presentado al juez, Guzmán reconoció la maniobra delictiva. “En consecuencia, de todos los elementos colectados en autos surge debidamente acreditado que el imputado cuanto menos suministró su fotografía para que esta figurara en el documento falsificado, utilizando luego ese documento para hacerse pasar por G. E. S. en CMR Falabella, con el fin de obtener la tarjeta de crédito”, afirmó Falcucci.
Guzmán ya arrastraba una condena anterior, dictada en julio de 2020 por la Cámara en lo Criminal 10ª Nominación de la ciudad de Córdoba, por asociación ilícita, encubrimiento agravado reiterado (dos hechos) y estafas reiteradas (tres hechos). Lo había sentenciado a tres años de prisión efectiva.
En el fuero federal, Falcucci le aplicó el mismo monto (tres años) como partícipe necesario de la falsificación del DNI. Debido a que ambos hechos (las dos causas) concursaron materialmente entre sí, no correspondió que Guzmán fuera declarado reincidente.
