El año 2023 recién comenzó y en las calles de Córdoba ya se cometieron dos asesinatos a balazos en las calles. Los episodios han sucedido en la Capital y se encuadran, a priori, en hechos de violencia urbana.
El domingo 1° a la mañana, un hombre fue asesinado por otro en barrio Suárez y todo se orienta a una pelea desatada aparentemente en el marco de una venta de drogas callejera. Una “transa”, como se denomina popularmente.
El mismo domingo, a la noche, en el marco de otro violento episodio ocurrido en la vía pública, un hombre terminó matando a otro de al menos un disparo a quemarropa. Todo sucedió en barrio Ameghino Norte, en la ciudad de Córdoba.
Investigadores de la Policía provincial están trabajando en esta causa a fin de esclarecer qué fue lo que sucedió, identificar al autor del hecho y atraparlo.
En principio, según voceros policiales, está descartado un hecho de robo y todo se orientaría a una pelea por violencia urbana que terminó de la peor manera.
Todo sucedió el pasado domingo en horas de la noche a la altura de la calle Aviador Pedro Zanni, en barrio Ameghino Norte.
Faltaba poco para las 23 cuando se produjo una riña entre al menos dos hombres en plena calle, a metros de un comercio.
En esas circunstancias, según fuentes oficiales, uno de los individuos le efectuó a su contrincante un disparo con una pistola calibre 22 desde corta distancia. El impactó en el costado izquierdo del abdomen.
El agresor escapó aparentemente corriendo.
Tras un llamado efectuado a la central de emergencias, acudió una dotación policial que trasladó al herido al Hospital Eva Perón.
Pese al intenso trabajo en la guardia del centro de salud, el cuerpo médico no logró salvar al herido.
La víctima mortal fue identificada como Héctor Eduardo Flores (52.
El caso está siendo investigado por pesquisas policiales bajo directivas de la fiscalia de turno. Desde el seno de la investigación se indicó que se trata de un caso de violencia urbana. Se toman testimonios y se analizan filmaciones, entre otras medidas.
Crimen en barrio Suárez
Preso, imputado por homicidio agravado y con una situación penal más que compleja se encuentra el vecino que, en la mañana del domingo mató de al menos un balazo de revólver en la cabeza a otro hombre en el barrio Suárez de la Capital cordobesa.
En ese marco, una de las principales hipótesis que se manejan es que todo habría ocurrido en medio o como derivación de una venta de drogas al menudeo. Una “transa” barrial, como se conoce popularmente. Así lo refirieron altas fuentes con acceso a la pesquisa, aunque no se descarta que pueda surgir otra conclusión.
Discusión, pelea y crimen
Todo ocurrió al filo del mediodía del domingo de Año Nuevo en un domicilio de calle Naciones Unidas al 1378, a pocas cuadras de la Cañada, en el corazón del barrio Suárez.
Al lugar arribó Diego Irusta en una motocicleta 110 centímetros cúbicos.
El hombre, de acuerdo a la pesquisa, fue a buscar a Vicente Julio Aroca Beninati (46), quien vivía en esa casa.
El hombre estaba con su familia.
Años antes, ambos habían sido amigos. Según algunos vecinos, incluso, se criaron juntos de chicos.
Sin embargo, las cosas habían cambiado en los últimos tiempos. De aquella amistad quedaba poco y nada.
“Había entre ellos problemas de vieja data e irresueltos”, comentó un investigador.
Así las cosas, visitante y dueño de casa comenzaron a hablar frente al domicilio, según la sospecha. La discusión comenzó a aumentar en intensidad, hubo insultos y, en ese marco, apareció un revólver 22 cargado.
De acuerdo a los investigadores, el arma habría sido extraída y manipulada por el dueño de casa.
En plena calle, Irusta terminó recibiendo un disparo a quemarropa que le dio en la cabeza.
Cayó muerto sobre el asfalto, en medio del estrépito vecinal.
Hubo gritos, corridas, insultos. Alguien se apiadó y atinó a tapar el cuerpo con una sábana.
Un llamado entró al 911 de la Policía, dando la novedad sobre el violento episodio que acababa de suceder.
Cuando los primeros policías llegaron, todo era confusión.
Un grupo importante de personas estaba en la calle, atacaba a pedradas la casa del acusado e intentaba entrar para hacer justicia. Todo era griterío, confusión y un clima de violencia que aumentaba y se potenciaba con los alcoholes que algunos tenían encima por los festejos del Año Nuevo.
Por la radio policial se trazó el panorama de lo que estaba ocurriendo y fue necesario que acudieran efectivos de la Guardia de Infantería, como así también del Departamento Eter y del grupo Seom (policías en motos).
Una ambulancia arribó al lugar, pero no pudo pasar por las pedradas.
La turba atacó la casa del acusado y, en segundos, hubo llamas que provocaron graves daños.
En la casa, junto a su familia, se había recluido el principal y único sospechoso. Para peor, el hombre se negaba a salir y entregarse a la Policía.
Acudieron dotaciones de bomberos para sofocar las llamas y evitar un drama mayúsculo.
En tanto, fue necesario que se concretara una rápida “negociación” para que el hombre finalmente depusiera su actitud y se terminara entregando.
En un operativo que incluyó a varios uniformados de grupos especiales, finalmente Julio Vicente Aroca Beninati se terminó entregando y fue retirado de la casa, entre las pedradas.
