En una de las resoluciones judiciales de mayor impacto de las últimas horas, la fiscal Silvana Fernández envió a juicio el alevoso crimen de Gabriela Pérez, la joven ultimada de un balazo mientras participaba de un acto sindical en el club Yapeyú, en el barrio homónimo de Córdoba, en 2023.
El principal acusado es el hermano de la joven, Gustavo Herrera, quien fue acusado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego por dolo eventual. Junto con él, fue enviado a juicio su presunto cómplice, Adrián Vallejos.
Para la fiscal, estos hombres llegaron a las inmediaciones del club y uno de ellos abrió fuego con pistola como parte de una venganza a tiros ordenada por personas no determinadas todavía. Las sospechas apuntan a internas entre los gremios que manejan la basura y rivalidades entre facciones de una barra de fútbol. Uno de los disparos terminó dando en Gabriela y la mató.
La fiscal y su equipo, tras una compleja investigación, lograron una serie de indicios que cercaron increíblemente a Herrera y al otro imputado. Hay un prófugo.
Entre los variados indicios, está un peritaje interdiscliplinario antropométrico y antropomórfico realizado por la Policía Judicial. Ese estudio, entiende la acusación, abona la acusación de que el hombre estuvo en el lugar, entre otros puntos.
En contraposición, la defensa de Herrera va a apelar la elevación a juicio. El abogado Sebastián Lascano volverá a poner en duda la acusación y, entre distintos argumentos, usará los resultados de ese peritaje antropométrico.
Según pudo averiguar La Voz, el estudio no arroja elementos concluyentes. Algunos lo entienden como un “ni ni”: ni sí ni no contundentes. No se puede decir que Herrera fue el asesino, pero no se lo puede descartar.
Pero ¿cómo fue el peritaje?
Un sospechoso con chaleco antibalas y el Eter
El brutal ataque a tiros realizado por el sicario contra el club Yapeyú, aquel sábado 9 de septiembre de 2023, fue captado por una cámara de seguridad privada. La filmación capta a un hombre de gorra que camina primero lento, se para cerca de un poste, espera que pasen autos, empuña la pistola y dispara, para luego salir corriendo.
Para el peritaje judicial, se hizo algo singular, pero no inédito: se llevó al mismísimo imputado Herrera al lugar del hecho y con custodia policial del grupo Eter. Esto sucedió el 12 de septiembre de 2024. Se esperó un día de similares características climáticas a las de aquel infausto sábado.
Herrera fue trasladado desde la cárcel de Bouwer. Se le puso un chaleco antibalas por seguridad y se lo vistió con ropa deportiva y gorra similares a las que se ven del asesino en la filmación. Varios policías lo custodiaban. Por seguridad, él fue atado con una especie de “correa” a uno de los uniformados para que no se fuera a fugar.
Acto seguido, se lo hizo caminar varias veces y hasta posar. No hizo el gesto de tirar. Herrera, según los técnicos, caminó mal con intencionalidad: hizo pasos exagerados.
Fue filmado con la misma cámara y se lo fotografió en otras poses. Sus imágenes fueron cotejadas posteriormente con las del asesino por los gabinetes judiciales.
Los técnicos realizaron complejos estudios y comparaciones biométricas.
Las conclusiones del peritaje: “ni ni”
La conclusión no fue determinante.
La calidad satisfactoria del material fílmico, sumado al escaso porcentaje de exhibición del sujeto (…), atentan contra el resultado final obtenido.
Una de las conclusiones señala que “no se encuentran correspondencias antropométricas entre el sujeto dubitado (el asesino) y el imputado Herrera”.
Los resultados del estudio de las tallas evidencian “diferencias de alturas” entre ambos de entre cinco, seis, siete centímetros.
Al analizar las formas de caminar entre el asesino y el imputado, se señaló que hay diferencias. Y se añadió que esto puede obedecer a influencias de un tercero (el acusado era llevado por un policía), a la simulación al caminar o a tener alguna patología física.
Por otro lado, no se pudo cotejar el momento del disparo.
Finalmente, el estudio sostuvo que “no es posible realizar una determinación categórica positiva o negativa para establecerla”.
El estudio lleva las firmas de los principales responsables del estudio y de la Policía Judicial.
Indicios tras indicios
Herrera y el otro imputado fueron enviados a juicio tras una compleja investigación judicial de la fiscalía y que está centrada en distintos indicios, como el mencionado peritaje interdisciplinario, pero también hay rastreos y seguimientos de celulares; entrecruzamiento de llamadas y escuchas; análisis de filmaciones antes, durante y después del hecho; vinculaciones con el prófugo; testimonios varios, y otros indicios como presencia en el lugar y cambios de teléfonos y de domicilios.
Respecto de Herrera, había salido de la cárcel hacía poco y se lo vio con un poco de dinero luego del crimen. A Herrera se le secuestraron prendas que son compatibles a las usadas en el ataque.
La defensa de Herrera viene realizando distintas presentaciones para que recupere la libertad, lo que fue denegado. Además, apelará la elevación a juicio.
