“Plasticolas de color, el material didáctico, alimentos de las cajas alimentarias y todos los objetos de valor fueron arrasados durante el robo de este fin de semana. Solo quedaron los ventiladores, las sillas y las mesas del jardín de infantes. Estamos desesperados”.
La voz que suena agrietada, y que ensaya un demoledor cuadro de situación, pertenece a la mamá de un estudiante del jardín de infantes Provincia La Rioja de barrio San Vicente, zona sudeste de la ciudad de Córdoba, al describir cómo fueron los dos robos sucesivos contra el establecimiento el sábado y el domingo.
La señal de alerta se disparó el domingo al mediodía desde una vivienda contigua al salón estudiantil. La puerta del edificio estaba abierta, informaron a los directivos, cuando debía permanecer cerrada. Había sido violentada, al parecer, el sábado por la noche.
Al llegar, las autoridades escolares constataron que habían robado 15 tablets que los niños usan para actividades educativas.
Además, se llevaron una computadora de escritorio, equipos de sonido, la heladera y una lista interminable de objetos de gran valor para el funcionamiento cotidiano del centro infantil.
Para colmo, el domingo por la noche los ladrones volvieron a ingresar para revolver armarios otra vez. Esta vez se llevaron alimentos.
Sin embargo, dicen, lo que se robaron puede tener muy poco valor de cambio. “A lo sumo lo cambiarán por unos pesos, pero no les van a dar casi nada. Y nos dejaron el jardín vacío”, dijeron.
La zona es azotada por una “ola de robos”, según aseguró el grupo de vecinos que se solidarizó con el jardín y que emprendió una campaña para recolectar insumos necesarios para que los chicos recuperen algunos de los implementos de estudio.
Días atrás, este medio dio cuenta de una repetición de robos de medidores de agua que dejan a los habitantes del barrio San Vicente sin el servicio. A esto se le suma una seguidilla de actos de vandalismo, según comentaron fuentes vecinales.
“Los robos son a toda hora. Ahora atacan a las escuelas. Pero también se roban los medidores de agua, los picaportes y orinan o rompen las fachadas de las viviendas cuando no pueden ingresar a algún sitio, o cuando no encuentran nada para robar”, advierten.
En cuanto a la presencia policial, los vecinos aseguraron que “la zona está cubierta” y que “es notoria la presencia de la Policía de Córdoba”. Sin embargo, aseguraron que los robos se incrementan.
“A una mujer la sorprendieron de noche desde una moto, le quisieron quitar la cartera, y como no pudieron la arrastraron durante media cuadra. Fue en la esquina de López y Planes y Obispo Castellano, arterias muy transitadas. No la mataron de milagro”, confirman una decena de habitantes de la zona cercana al jardín.
El robo más reciente, afirman, dejó en shock a los sanvicentinos. “Le quitan las cosas a sus propios hijos. Es lamentable que no se den cuenta”, opinan.
También afirman que los ladrones ya están identificados. Hasta el momento, no se anunciaron detenciones por este hecho.
Otro de los aspectos que inquieta a la vecindad es la custodia de las instalaciones educativas. “Se aproxima el final de las actividades y el jardín quedará vacío. Quién va a cuidar las cosas que podamos reponer”, se preguntan.
Piden que con rapidez se garantice una guardia policial en la proximidad al edificio.
Otro robo a una escuela
La semana pasada, un grupo de ladrones hasta ahora no identificado ingresó por los techos a la escuela Gobernador Emilio F. Olmos, de barrio Los Naranjos. Ahora le tocó el turno al jardín de barrio San Vicente.
Cuando este domingo las autoridades llegaron hasta las puertas del jardín, en la calle Junín al 3400, se encontraron con un caos: “Los vecinos dijeron que la puerta del patio estaba abierta. Al entrar, vieron cajas alimentarias del Paicor abiertas. La mercadería estaba tirada y hasta ese momento no se la habían llevado”, comentan fuentes ligadas al funcionamiento del centro educativo.
Pero inmediatamente se percataron de que los intrusos habían arrancado el sistema de alarma.
Estaba todo revuelto. Más allá, el carro del aula digital se mostraba completamente vacío.
“Se llevaron 15 tablets, un parlante, la computadora de escritorio y la notebook. En las salas faltaba el parlante grande que se usaba para los actos y estaban todas revueltas. Por suerte, no rompieron los trabajos de los chicos”, agradecen entre el dolor.
También sustrajeron una heladera y otros objetos más pequeños. Contaron con tiempo suficiente, creen en la escuela.
Las autoridades radicaron la denuncia correspondiente. Pero además, ubicaron las tablet a través de internet.
“Sabemos quiénes son, quiénes las tienen, pero la Policía tiene sus procedimientos y todavía el allanamiento no se puede hacer”, explican desde la barriada.
Luego de realizar la denuncia durante largas horas, las trabajadoras del jardín lograron cerrar las puertas. Pero el lunes, al llegar, se dieron cuenta de que habían vuelto a robar.
“Ya no quedaban cosas de valor, pero terminaron de romper cajas de alimentos y se llevaron los aceites, los paquetes de azúcar y las latas de merluza. Lo demás, estaba todo”, cuentan.
