En medio de la investigación por el triple crimen de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Morena Gutiérrez, se conoció en las últimas horas que uno de los cuatro detenidos confesó que los femicidios fueron emitidos para un grupo cerrado de 45 personas.
La información fue brindada por el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, quien indicó que se trató de una transmisión a través de la red social Instagram y agregó: “Fue un acto de disciplinamiento para las chicas, pero también para diferentes integrantes de la organización narco”.
Horror en La Matanza
Un nuevo nivel de brutalidad narco quedó expuesto tras el hallazgo de los cuerpos descuartizados de tres jóvenes que estaban desaparecidas desde el viernes en La Matanza.
Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y la adolescente Lara Morena Gutiérrez (15) fueron víctimas de un triple crimen que, según los investigadores, fue perpetrado como una “venganza” y transmitido en vivo por Instagram para un grupo privado.
El ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, confirmó el dato más escalofriante de la causa: “Toda la sesión de asesinato y tortura fue transmitida en vivo por redes sociales y aparentemente la habrían visto 45 personas que forman parte de esa cuenta de Instagram”.
Según la confesión de uno de los cuatro detenidos, la transmisión fue una demostración de poder del líder de la banda, a quien se escuchó decir: “Esto le pasa al que me roba droga”.

Alonso calificó el hecho como “un acto de disciplinamiento para las chicas, pero también para diferentes integrantes de la organización narco”.
Explicó que en estas estructuras criminales, el robo de estupefacientes desata una “furia disciplinante para que a nadie se le ocurra hacer esto”.
La principal hipótesis es que una de las jóvenes se habría quedado con droga perteneciente a la banda, lo que desencadenó el salvaje ataque, publica Clarín.
La macabra sesión de tortura y el hallazgo de los cuerpos
Las jóvenes fueron vistas por última vez subiendo a una camioneta Chevrolet Tracker blanca cerca de una estación de servicio en La Matanza.
La investigación siguió el rastro de sus teléfonos celulares, todos iPhone, hasta una casa en Florencio Varela, donde los investigadores encontraron el peor escenario: los cuerpos descuartizados de las tres chicas escondidos en el fondo de la propiedad.
Los resultados preliminares de las autopsias revelaron el sadismo al que fueron sometidas antes de morir.
A Lara, de solo 15 años, le amputaron los cinco dedos de la mano izquierda y una oreja antes de ser degollada. Su muerte fue causada por una herida de arma blanca que le seccionó la carótida.
Brenda, por su parte, sufrió múltiples puntazos en el cuello y golpes en el rostro. La causa de su muerte fue un hundimiento de cráneo provocado por un fuerte golpe.
Los forenses también constataron que, ya sin vida, le practicaron un profundo corte en el abdomen. Finalmente, a Morena la mataron tras una brutal golpiza en la cara que terminó con una luxación cervical.
Cuatro detenidos y un prófugo: la trama de la banda narco
Hasta el momento, hay cuatro personas arrestadas por el triple crimen.
Dos de ellas, un hombre y una mujer, fueron sorprendidas por la policía mientras limpiaban la escena del crimen en la casa de Florencio Varela.
Los otros dos detenidos serían los dueños del inmueble.
Según la investigación, la vivienda formaba parte de una red de distribución de drogas con base en la Ciudad de Buenos Aires y que proveía a diferentes zonas del conurbano sur.
Uno de los detenidos, de nacionalidad peruana, sería quien manejaba esa “base de operaciones” y le habría facilitado la casa al jefe de la banda para cometer los asesinatos durante el fin de semana.
Las autoridades ya identificaron al presunto líder de la organización y autor material de los crímenes.
Se trata de un joven peruano de 23 años, conocido como “el pequeño ‘J’ o Julito”, sobre quien ya pesa un pedido de captura.
Durante los allanamientos realizados el miércoles, la Policía encontró un búnker desalojado “a las apuradas”, además de numerosas viandas de comida y fajos de billetes de baja denominación, evidencia del funcionamiento de la red criminal.