La Cámara del Crimen de Villa María fue escenario este martes del juicio contra Luis Alfredo Belizán, de 65 años, que terminó condenado por el delito de estafa hacia una comerciante de esta ciudad, a la que conoció a través de la aplicación Tinder.
Según se determinó en este juicio el hombre logró obtener de la mujer 53 millones de pesos y 7.000 dólares que ella le entregó bajo la promesa de que los iba a invertir en negocios que la salvaría financieramente.
El juez Félix Martínez le aplicó una condena de 3 años y 6 meses de prisión.
En su última palabra la víctima dijo estar totalmente devastada y arruinada luego del dinero que este hombre le llevó.
El fiscal de cámara, Francisco Márquez, había solicitado una condena de 5 años de prisión, calificando al imputado como un “profesional de la mentira” y un “fabulador” que se aprovechó de la vulnerabilidad de su víctima, una mujer de 70 años de edad. La querella, representada por el abogado David Bazán Carricaburu, había pedido 6 años de prisión.
Durante su alegato, el fiscal Márquez relató con detalle la mecánica de la supuesta estafa, que se habría consumado entre junio y julio de 2024.

Según la acusación, Belizán, quien simulaba ser ingeniero pero solo cuenta con sexto grado de estudios, se valió de la plataforma Tinder para contactar a la víctima, utilizando el nombre falso de Alfredo Oviedo Lescano.
La estrategia del imputado, de acuerdo con el fiscal, fue generar una “competencia” entre dos amigas de la víctima, interactuando, bloqueando y coqueteando para manipular emocionalmente a la mujer, quien se encontraba en una situación financiera complicada y, según el fiscal, fue elegida por su condición de mujer y su edad avanzada.
El relato del fiscal conmovió a la víctima, presente en la sala, quien rompió en llanto al recordar los hechos. Márquez detalló que, tras un encuentro previo en un café, Belizán se presentó en el domicilio de la mujer y logró obtener de ella $300.000. Con ese dinero, el acusado se trasladó a un hotel de Villa María.
El hombre también habría convencido a la mujer de acudir al banco para averiguar qué crédito podía obtener a sola firma. El 28 de junio, la víctima retiró 50.000.000 de su cuenta en la sucursal local de su banco, dinero que supuestamente le fue entregado al acusado, quien la esperaba en el auto de ella.
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Con ese dinero y otros US 7.000 que la mujer tenía consigo y también le entregó según su relato, pasaron dos días en un hotel en Villa Carlos Paz, mientras Belizán “aparentaba bienes”.
La acusación sostiene que la entrega del dinero fue producto de un “ardid y abuso de confianza” por el vínculo que se había trabado, que “le vencieron las reservas de prudencia”.
Luego de supuestamente recibir los millones, Belizán “desapareció”, convirtiéndose en un “fantasma”.
El fiscal afirmó que el dinero “nunca apareció” y que el acusado se fue a Paraguay en colectivo sin un peso encima, sugiriendo que el dinero podría haber sido “escondido” para ser usado al salir de prisión.
El abogado querellante, David Bazán Carricaburu, enfatizó que la víctima fue “manipulada emocional y financieramente por el acusado” y que este “sabía que los negocios prometidos no existían”.
En contraste, la defensora pública Ivana Castoldi solicitó la absolución de Belizán. Argumentó que la única prueba en el caso es el testimonio de la víctima, el cual consideró “no tan sólido”. La defensora resaltó que la querellante no es una persona ingenua, sino que tiene una “trayectoria comercial y un nivel sociocultural elevado”. Además, señaló que las versiones de los hechos de la víctima “fueron cambiando”, especialmente en cuanto a los montos de la supuesta estafa. Castoldi admitió que el acusado “mintió sobre sus condiciones personales, como todas hacen en sus redes sociales”, pero insistió en que no se pudo acreditar el “ardid” ni la entrega del dinero al acusado.
Si bien la extracción del crédito está acreditada, la defensora afirmó que “no se acreditó la entrega, no hay nada firmado. No hay prueba objetiva de la entrega del dinero. No hay videos ni testimonios, ni documentos que avalen la entrega de dinero”, sentenció.
Ante la falta de información sobre el estado patrimonial tanto del acusado como de la víctima, y el hecho de que Belizán fue detenido “yendo a Paraguay en colectivo sin plata” y el dinero “nunca se encontró”, la defensora argumentó que decidir una condena sería “avalar que cualquier persona pueda venir a tribunales a reclamar un dinero acusando estafa sin que se pueda probar”.
“Perspectiva de gènero”
En su réplica, el fiscal Márquez pidió al tribunal aplicar “perspectiva de género”, subrayando que la víctima fue “elegida por su condición de mujer y la edad avanzada”.
La última palabra, antes del veredicto, fue para la víctima, quien en medio del llanto suplicó: “Que la justicia caiga con toda la fuerza para que no siga estafando gente. No tengo para vivir. Me quedé sin plata. No me lo perdono, no me di cuenta. No sé cómo me pasó. Tiene que ir preso. Me fundió. Se llevó todo. No pensé que era mala persona. Nunca me había pasado”.
Finalmente, el imputado Luis Alfredo Belizán, con voz firme, pronunció su última palabra: “Soy inocente”, pero el tribunal unipersonal, presidido por el camarista Félix Martínez, decidió condenarlo.
La pena de 3 años y 6 meses posiblemente se le reduzca debido al tiempo que lleva en prisión. Tras el fallo, sonrió al retirarse del tribunal