El Tribunal Oral Federal N° 2 de Córdoba condenó a un narco a seis años de prisión y su pareja a tres años de condicional por el transporte de más de 30 kilos de cocaína camuflada en su Fiat Cronos, en la localidad santafesina de Lagos.
El cargamento, valuado en 2022 en unos 300 mil dólares, “en tránsito” había partido de Salta rumbo a Buenos Aires, aunque el operativo de detección se produjo en suelo santafesino. La causa estuvo a cargo del fiscal N° 3, Maximiliano Hairabedian, y el Juzgado N° 1, por entonces bajo la órbita de Ricardo Bustos Fierro (jubilado).
En un juicio abreviado, el juez Julián Falcucci condenó al jujeño Miguel Ángel Mayo Mayo a seis años de prisión, aunque por una pena anterior en Salta, el monto se unificó en 11 años y medio de cárcel. Su pareja, la salteña María Margarita Chavarría (57), recibió tres años de cárcel de ejecución condicional.
El fiscal auxiliar fue Federico Massei.
Un auto “blanco” cerca de Rosario
El 27 de enero de 2022, cerca de las 8, los efectivos de los escuadrones Santa Fe 1 y Rosario Victoria, de Gendarmería Nacional, controlaron el vehículo en el que Mayo circulaba solo a la altura del kilómetro 271 de la ruta nacional 9 (ya que Chavarría se habría quedado hospedada en el hotel Regins, en Córdoba).
Al corroborar la documentación del vehículo, el registro de Gendarmería no arrojó impedimentos legales, pero sí sobre Mayo, sobre quien pesaba una prohibición vigente para salir del país desde 2018.
Las fértiles tierras de la zona tambera fueron una suerte de “espejo” de lo que minutos después se logró incautar en el operativo: al requisar el auto en el puesto de control instalado en la localidad de General Lagos, en Rosario, los oficiales se encontraron con un “fértil” cargamento de cocaína oculto en la zona trasera.
Al requisar el Cronos Drive 1.3 MT con la ayuda de un perro antinarcóticos, los efectivos detectaron la presencia de cuatro “ladrillos” de cocaína escondidos sobre el guardabarros trasero derecho y otros cuatro adosados al izquierdo.
Pero observaron que la tapa de la bomba del tanque de combustible ubicada detrás del asiento trasero se encontraba manipulada. Notaron entonces la existencia de una suerte de tanque interno de combustible de plástico (no original del auto) y otros 22 paquetes dentro de un tacho de plástico. En total, secuestraron prima facie 30 “panes” por más de 32 kilos de cocaína.
El análisis pericial final para establecer la calidad determinó la presencia de cocaína y cloruros por algo más de 30 kilos. El sigilo del Juzgado N° 1, la Fiscalía N° 3 y la Gendarmería les permitió unir los fragmentos de la causa hasta llegar a Mayo.
Poco antes de su arresto, los gendarmes lograron, entonces, detectar un llamado de Mayo (por la deficiencia del servicio de comunicación nacional), lo que abrió una “ventana” para la realización de una escucha directa a través de su teléfono Hyundai y localizarlo en el control de General Lagos.
Durante el operativo, le secuestraron el celular, que mantenía sin contraseña, lo que permitió practicar un peritaje para poder procesar el caudal de información contenida en él y tratar de llegar a otros posibles involucrados.
Qué dijo el juez
El juez Falcucci indicó que, como autor del tráfico de la droga, “Mayo transportó con conocimiento y voluntariamente, los 30.105 gramos de cocaína secuestrados, cantidad que excede ampliamente la mera tenencia o el traslado que hace el consumidor de la sustancia para su propio consumo”.
“Objetivamente, la acción de transportar queda satisfecha cuando el autor traslada los objetos en cuestión, llevándolos de un lugar a otro, y esto es lo que ha hecho el imputado Mayo”, agregó.
“La modalidad de traslado utilizada para transportar el estupefaciente -concretamente cocaína acondicionada y ocultada dentro de paquetes rectangulares tipo ladrillos cubiertos de cinta color ocre y papel film transparente que se hallaban dentro del baúl debajo de la gomaespuma que cubre el piso del rodado descripto –sobre el guardabarros trasero derecho e izquierdo y dentro del tanque de combustible-, resulta propia del tráfico de estupefacientes, la cual a su vez constituye un ‘ardid hábil’ ideado para burlar los controles policiales”, añadió.
Mayo sumó otra condena por drogas, ya que en una causa anterior, radicada en Salta, el tráfico de estupefacientes lo llevó a la cárcel hace algunos años. Fue condenado a seis años de prisión cuando en mayo de 2016, la Gendarmería lo descubrió in fraganti cuando transportaba más de 28 kilos de cocaína en la ruta nacional 34.
Respecto a Chavarría, el juez indicó que fue distinta su situación, “pues su aporte no fue esencial para la consumación de la maniobra delictiva. La misma colaboró en el traslado de la sustancia prohibida como acompañante del acusado Mayo en Cronos en el trayecto desde Salta hacia Córdoba encontrándose al momento del secuestro del estupefaciente en la ciudad de Córdoba”.
Finalmente fue hallada culpable de partícipe secundaria del transporte de la cocaína.
