A lo largo de cuatro meses, entre abril y julio de 2021, una banda de jóvenes cometió un elevado número de robos de automóviles tras romper, forzar o palanquear los portones de los garajes, en diversas viviendas de la ciudad de Córdoba.
Con sincronización, métodos aceitados y singular osadía, los veinteañeros tenían especial esmero por el “trabajo”, porque en una noche solían cometer tres o cuatro robos de vehículos, motos y otros efectos que hallaban en los domicilios que violaban.
Generalmente, cometían los robos de noche, con presencia de sus ocupantes, pero sorprendiendo a las víctimas porque ingresaban al garaje y se llevaban de inmediato el auto.
La sorpresa solía ser plena porque muchas de las víctimas dejaban el vehículo con la llave puesta y esto les facilitaba la tarea al extremo.
No usaban armas, no ejercían mayor violencia y eran rápidos en concretar el robo y en escabullirse con el rodado que en pocos minutos era inubicable.
Cuando las víctimas sentían el estruendo casi no tenían tiempo de reaccionar porque el auto ya estaba en marcha. Otras veces, ni se enteraban porque habían forzado la cerradura o palanqueado una puerta.
No esgrimían armas, violentaban las cerraduras o las aberturas de los garajes o cocheras cerradas y generalmente daban sus golpes tras hacer una “inteligencia” previa a los objetivos, lo cual les generaba buenos resultados por la limpieza de los golpes y por los resultados.
El grupo se movía con división de tareas, concentrando los jefes la tarea de “enfriar” los vehículos hasta que dejaban de ser buscados. Luego, los comercializaban o reducían y el producido de esas ventas era distribuidos entre los integrantes.
La Policía investigó los hechos de la banda que estaba integrada por jóvenes de entre 20 y 25 años, que no contaban con antecedentes penales (salvo uno de los líderes) y que tenían un método ensayado pero dejaron algunos flancos para ser descubierto en unas pocas semanas.
El juicio
La causa llegó a juicio a la Cámara 1ª del Crimen de Córdoba, con la acusación a cargo del fiscal Gustavo Arocena.
En principio, sobre 16 miembros identificados, iban a ingresar 13 de los acusados, pero a último momento, entraron siete a un debate “breve”.
No se ventiló prueba, pero se discutieron los hechos, tras lo cual Arocena hizo el pedido de las penas que el tribunal concedió según esa requisitoria.
Los 27 robos calificados por escalamiento o efracción fueron cometidos por una asociación ilícita comandada por tres líderes.
La principal condena recayó sobre uno de esos líderes -quien también cometía robos- Jeremías Alejandro Guevara (21), que recibió 8 años de prisión, unificados por una condena anterior, ya que era el único que tenía antecedentes penales.
Los otros dos líderes de la asociación eran Zair José Monti (21), con pena de cinco años y medio de prisión, y Tomás Emanuel Quevedo que aún no fue juzgado.
También fueron condenados cinco miembros de esta asociación, dedicados exclusivamente a los robos: Erick Acevedo Torrens (24), a cuatro años y cuatro meses de prisión; Cristian Misael Carrizo (25), a cinco años y dos meses; Francisco Gabriel González (21), a tres años y medio; Nicolás “Toto” González (hermano del anterior, 24), a cuatro años y cuatro meses, y Gustavo Nazareth “Gordi” Rodríguez (23), a cuatro años y ocho meses de prisión.
Para una etapa posterior quedaron pendientes de ingresar a juicio oral los otros integrantes de la banda -ocho más- que en su mayoría se encuentran en libertad y cuyos abogados evitaron ingresar a este debate, por diversas razones.
