Fusiles americanos. Armas de grueso calibre. Cartuchos con punta hueca con el poder de perforar chalecos antibala. Municiones de fusil tipo FAL. Pistolas 9 milímetros. Cuchillos tácticos y de caza.
El arsenal quemaba, por su gran cantidad y por su poderío. Pero nadie lo hubiera descubierto de no ser por el importante operativo policial que, en la madrugada del jueves, arribó al domicilio de calle Augusto López al 910, de barrio General Bustos, zona noreste de la ciudad de Córdoba.
Vestidos de civil, los policías llegaron hasta allí con un dato firme. Llevaban meses investigando a bandas que se dedican a atacar autos de alquiler. Entre sus víctimas se encuentran varios conductores de taxis, remises y principalmente de Uber.
El operativo se desarrolló, a su vez, en el marco de 50 allanamientos que la fuerza realizó por el robo de autos. Todos se llevaron a cabo en simultaneidad y en distintos puntos de la Capital.
Las órdenes estuvieron a cargo del fiscal Raúl Garzón y se hicieron efectivas tres detenciones, que podrían multiplicarse en las próximas horas.
Pero tras el golpe a “la casa de las armas” de barrio General Bustos, tal como le llaman ahora, una nueva investigación pasó a manos del fiscal federal Maximiliano Hairabedian.
El hallazgo derivó en una detención contra uno de los habitantes de la casa que escondía un verdadero arsenal. Se trata de Alfredo Antonio Potaczek (73).
Hairabedian comenzó a investigar qué hacía esa cantidad de armas en una sencilla vivienda de la Capital.
“Se trata, en principio, de acopio ilegal de armamento. Pero encontramos un fusil cuyo tipo no se consigue en la región, que claramente es importado y que no es para nada fácil hacerse con ese tipo de armas”, hizo notar una fuente de la investigación.
Las preguntas se apilan, por ahora, ante la mirada de los pesquisas: ¿qué hacía semejante cantidad de balas con la punta hueca en una vivienda cordobesa? ¿Robaban autos y tenían las armas sólo para defenderse? ¿Semejante cantidad? ¿Quién más está detrás de todo esto?
En concreto, se secuestraron ocho cuchillas tácticas y de caza; dos pistolas 9 milímetros marca Glock; una pistola 9 mm con numeración limada; una pistola 11.25 DGFM; un revólver calibre 44 Special; un revólver calibre 22; una pistola de aire comprimido 9 mm; un revólver 38 Special; una pistola 9 mm Bersa; una pistola 11.25.
También hallaron y secuestraron un radio tipo handy; una funda de chaleco balístico color negro; una escopeta Remington 870 táctica; una escopeta táctica CBC 586 calibre 12; una escopeta antigua calibre 12; 11 cargadores Marca Glock; 950 vainas de cartuchos 9mm; 40 vainas de cartuchos calibre 12 mm; 12 cargadores de pistolas 9 mm.; 10 cargadores de pistola 22 mm; tres cargadores de pistola calibre 11.25 mm; un cargador extendido de pistola 9 mm; 50 cartuchos calibre 25; 50 cartuchos calibre 380; y 100 cartuchos de fusil FAL, informaron fuentes de la causa.
¿Qué hacía con las armas?
Los investigadores miran la escena regada de armas y aún no salen de su asombro.
Hay quienes se atreven a preguntar si en ese domicilio se vendían o se alquilaban armas.
La respuesta no parece estar directamente relacionada con el otro delito por el cual eran investigados los dueños de “la casa de las armas”.
Por el momento, hay conjeturas. Podría tratarse de un eslabón de una cadena en el tráfico y la venta de armas. En la otra punta, simplemente podría tratarse de alguien que acopiaba y alquilaba armas a quien las buscaba.
Lo cierto es que la preocupación de los investigadores fue creciendo ante la aparición de cada armamento. Y tocó su máximo punto cuando hallaron las balas huecas.
“Este tipo de vainas se venden con la promesa de matar sí o sí. Son capaces de dañar los chalecos antibala y de causar daños irreparables, o lo que es peor, la muerte. La aparición de estos cartuchos son un hito que deberá ser investigado a fondo”, adelantaron los pesquisas.
En el marco de las sospechas, no faltan las preguntas respecto a si la banda pudiera haber estado pergeñando un golpe aún mayor, un robo que pudiera requerir un gran despliegue de semejante cantidad de “fierros”.
Por el momento, todo transcurre en el ámbito de los interrogantes. Será crucial la etapa de indagaciones y lo que pueda decir en su defensa el detenido.
En la zona, los vecinos hablan de un hombre común que no parecía tener una doble vida dedicada a la delincuencia. “Es un hombre de la casa y no se lo conocía por armar escándalos o por mostrarse demasiado. Todo lo contrario, era bastante ermitaño y pasaba la mayoría del tiempo dentro de su hogar”, dijo un vecino que aseguró conocerlo desde hace varios años.
Otro comerciante del sector también se mostró sorprendido: “Era una casa tranquila. No se veía mucho movimiento y no me imaginaba que allí adentro pudiera haber semejante cantidad de armas”, comentó.
Por ahora, no se conoce su versión de los hechos ni la de su abogado. Será de vital importancia lo que diga cuando sea indagado.
