Cristian Graf (58), el hombre que en 1984 vivía en la casa donde 41 años después se encontraron los restos de su excompañero de colegio Diego “Gaita” Fernández Lima, se presentó en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 61 de Buenos Aires.
Graf se quejó ante la Fiscalía por el asedio mediático en inmediaciones de su casa, en Coghlan, el mismo barrio porteño en el que hallaron los restos de Fernández Lima. “Tengo la casa rodeada. Me pongo a disposición, quiero aclarar algunas cosas“, se quejó por teléfono a la fiscalía la tarde del último viernes.
Según publicó Clarín, Graf se presentó este lunes en la Fiscalía N° 61, a cargo de Martín López Perrando. Para el fiscal es fundamental tomarle declaración a los excompañeros de colegio y, sobre todo, de los obreros que descubrieron los restos.
El caso de Diego “Gaita” Fernández Lima
De acuerdo a lo reconstruido por la fiscalía en función del testimonio de los familiares, aquel 24 de julio de 1984, Diego volvió del colegio y almorzó con su madre. Luego le dijo que iba a encontrarse con un amigo y le pidió dinero para el colectivo.
Un conocido cruzó a Diego en la esquina de Rómulo Naón y Monroe, en Villa Urquiza y lo saludó. Fue la última vez que alguien lo vio, según informó el Ministerio Público Fiscal.
Alrededor de las 20.30, como el joven no volvía, sus padres fueron a la entonces comisaría 39 de la Policía Federal a reportar su desaparición, pero allí el caso quedó asentado como una presunta “fuga de hogar”.
Así, comenzó una búsqueda con panfletos pegados en el barrio, al tiempo que trataron de visibilizar su desaparición en los medios de comunicación. Su padre, dio una entrevista por el caso, en 1986, y murió sin saber el destino de su hijo. Por su parte, la madre del joven y sus hermanos, aún lo buscaban.
Si bien por el paso de los años la acción penal está prescripta, desde la Fiscalía procuran avanzar con la investigación para reconstruir los hechos y cumplir con la tarea de poder brindarle a la familia de la víctima la verdad sobre lo sucedido.
Los restos del adolescente fueron hallados en mayo en el jardín de un chalet cuando los obreros levantaban una medianera en la casa lindera que había sido propiedad de la artista Marina Olmi -hermana del actor Boy Olmi-, y que había alquilado Cerati entre 2002 y 2003.
Junto a los restos se encontraron una moneda japonesa, un reloj con calculadora Casio -fabricado en Japón en 1982-, un llavero flotante naranja con una llave, una ficha de casino, la hebilla de un cinturón, la suela de un mocasín talle 41 y una corbata tejida de uniforme colegial.
Todos estos elementos ya habían dado una serie de pistas que permitían inferir que se trataba de alguien joven y a fijar en la década del ’80 la fecha en la que se habría producido el crimen.
Fue la difusión mediática sobre el hallazgo de restos en ese terreno lo que llamó la atención de un sobrino de Diego, que sospechó que el NN enterrado podía ser su tío desaparecido hace 41 años.
Graf, el apuntado como sospechoso, era amigo de Diego desde preescolar y compartían curso en la Escuela Nacional de Educación Técnica (Enet) N° 36.