Peritos y efectivos de la Policía Federal Argentina (PFA) declararon este miércoles en la octava jornada del juicio por la muerte de Fernando Báez Sosa en manos de los ocho rugbiers imputados, oriundos de la localidad bonaerense de Zárate.
La primera en testificar fue Graciela Parodi, perito de la Policía Científica, que intervino en extracción de muestras de sangre de las prendas de los acusados y de la víctima.
Ante el Tribunal Oral Criminal (TOC) 1 de Dolores, Parodi explicó cómo fue el procedimiento realizado y confirmó que Fernando Báez Sosa tenía en las uñas ADN de Blas Cinalli.
Se complica aún más la situación de Máximo Thomsen
Durante una hora describió más de cincuenta prendas incautadas a los detenidos, entre ellas, zapatillas, chombas, remeras, camisas, buzos, pantalones, bermudas, calzoncillo y medias. Al menos 10 tenían manchas hemáticas, entre ellas, la zapatilla de Máximo Thomsen que dejó una marca en el rostro de Fernando con su suela.
El expediente marca que la muestra 814.122 del caso, el hisopado al meñique izquierdo de la víctima, “se obtuvo un perfil mezcla en el que se advierte coincidencia con el perfil de la muestra 814.7″, que pertenece a Cinalli.
El abogado Fernando Burlando, quien representa a los padres de la víctima, señaló que “es irrebatible” lo que se ve en las imágenes del ataque.
“Hay mucho tejido hemático de Fernando, eso nos permitió hacer una conexión, esto significa ni más ni menos que ratificar lo que vemos en las imágenes. Esto acredita el contacto, es indiscutible, es irrebatible”, expresó el abogado a la prensa en la puerta de los tribunales de Dolores.
La octava audiencia del debate fue presenciada por los padres de Fernando, Graciela Sosa y Silvino Báez.
