El tristemente célebre narcotraficante René Alejandro “Chancho” Sosa (40) acaba de sumar una nueva imputación a su “palmarés” judicial. Si bien viene siendo señalado desde hace años como una suerte de zar de la droga en el este de la ciudad de Córdoba, en la Justicia ha recibido condenas no tan elevadas a lo que su “fama” pareciera indicar.
Pero ahora, cerca de la libertad tras su última condena en marzo, lo acusan de integrar una asociación ilícita que, desde la cárcel de Bouwer, habría sido creada para cometer indeterminados delitos con complicidad de varios integrantes de la banda, entre ellos un guardiacárcel, según se investiga.
Cumpliendo Sosa condena en el penal de Bouwer por una participación secundaria en un homicidio culposo, con posibilidades de salir en libertad en octubre próximo, el jueves 13 de mayo de este año el fiscal de Delitos Complejos detectó que un guardiacárcel había ingresado con dos celulares entre sus ropas y luego determinó que esos aparatos habrían estado destinados al “Chancho”.
El guardia de seguridad detenido es el ayudante de 2ª Mauro Rodrigo Casado (42), destinado en el Módulo MX1. Ese día, cuando ya había superado varios controles, y aprestándose a ingresar al Núcleo D, del Pabellón D3 -donde estaba el condenado Sosa- fue sorprendido por otro miembro del Servicio Penitenciario de Córdoba (SPC) que lo venía siguiendo.
Debajo de la botamanga de su pantalón, atados con cinta, se descubrieron dos teléfonos celulares, un Samsung y un Xiaomi (chino).
Según trascendió, el uniformado detenido admitió que iba a entregarlos a un preso de esa unidad y, días más tarde, individualizó a Sosa.
Si bien no lo tiene a su disposición, Gavier imputó a Sosa como líder de la asociación ilícita que integrarían al menos una decena de personas cuyas identidades aún no han sido divulgadas fuera de la investigación. También se le adjudica al “Chancho” el delito de “cohecho activo”, por el pago de dádivas por los teléfonos.
A su vez, al guardiacárcel Casado se le reprochan similares delitos, pero con otros roles: miembro de la asociación ilícita y cohecho pasivo, por recibir la coima por los celulares. El pasado miércoles, el fiscal le dictó la prisión preventiva al miembro de la fuerza de seguridad.
Roles de cada uno
En esa resolución, Gavier señala con relación a la asociación ilícita que “habrían conformado una banda o asociación criminal para delinquir, es decir, para realizar múltiples e indeterminados delitos, contra la propiedad privada y la administración pública, entre otros, estafas telefónicas, ingreso, tenencia y comercialización de elementos prohibidos dentro del establecimiento, entre las principales”.
A su vez, le asigna roles a Sosa y al guardiacárcel: “Dentro de la organización el prevenido René Alejandro Sosa, alias ‘Chancho Sosa’, y desde su ingreso al complejo y al módulo, se habría erigido en jefe u organizador de esta asociación criminal y habría incorporado como miembro permanente de la asociación criminal al imputado Mauro Rodrigo Casado, quien, se desempeñaba en el lugar, como funcionario público penitenciario, con el cargo de ayudante de segunda y conociendo la existencia de esta actividad ilícita al mando del nombrado, movido por un fin de lucro espurio, se habría decidido a tomar parte como miembro de la organización”.
Más adelante, el expediente describe la supuesta “función principal” de Casado: “Colaborar oficiando de nexo entre los miembros del exterior y los del interior, encubrir la organización criminal e ingresar teléfonos celulares y demás elementos prohibidos que serían utilizados por Sosa y los demás miembros de la banda, para uso personal, para su comercialización con el resto de los internos, y para perpetrar las múltiples estafas y demás delitos que se cometían desde el interior del establecimiento en beneficio de las personas relacionadas a la organización que estaban en el exterior y en definitiva de toda la organización”.
Un mes más tarde de la detención de Casado, el 16 de junio, Gavier imputó a Sosa. Al día siguiente, el SPC decidió trasladarlo al establecimiento penitenciario de Cruz del Eje.
“No tiene nada que ver”
Desde hace muchos años el abogado de Sosa es el penalista Miguel Juárez Villanueva, quien le aseguró a La Voz que su cliente no tiene nada que ver con los teléfonos secuestrados, con una asociación ilícita ni con delitos cometidos desde el presidio.
Tras haberlo acompañado en la indagatoria la semana pasada, Juárez Villanueva dice que “hay celulares en todas las cárceles y en todas las celdas” y explicó que, según reveló un miembro del SPC, “durante la pandemia, mientras no hubo visitas, se han secuestrado más celulares en 2020 que en 2019″.
Siempre deslindando a su cliente de ser parte de una “banda”, se quejó porque Casado declaró tres veces y recién en la tercera declaración señaló a Sosa.
Sobre la tenencia de celulares en la cárcel, Juárez Villanueva aclaró: “Es una falta que merece una sanción disciplinaria; no es un delito”.
Un celular a $ 150 mil
En la prisión preventiva de Casado se incorpora prueba que ayuda a comprender algunos pormenores de la causa y circunstancias de la vida de los presos.
En ese escrito consta la conversación por WhatsApp que Sosa mantiene el 6 de marzo pasadas las 9 de la mañana con un contacto designado como “Dupla” y que podría ser una pareja. Además de hablar de pormenores de lo que sigue sucediendo en el barrio de “el Chancho” y sus allegados, se dialoga sobre el problema que tuvo su hermano Elio al que le habían “pasado” 200 mil dólares truchos.
Este tema deriva sobre lo que se paga dentro de la cárcel para conseguir un celular, además del precio al que puede comercializarlo intramuros. La desgrabación del diálogo reza:
Sosa: “Viste lo que pagué un teléfono acá: 100 mil pesos un (Samsung) A10, sin cargador. Pero, bueno, se me hizo bosta el otro”.
“Dupla” le contesta: “100 mil, muchísimo amor. Cómo se aprovechan”.
Y “el Chancho” le responde: “Sí, amor, pasa q cuando (los) traigo yo, los vendo en 150 mil jaja”.
