Nadie del entorno del rugby se explica cómo hizo un grupo de ladrones hasta ahora no identificados para cometer el robo de tres camionetas de alta gama en las inmediaciones del predio que el Club Tala tiene en Villa Warcalde, zona noroeste de la ciudad de Córdoba.
Todo sucedió el último sábado, alrededor de las 20, cuando Dogos XV se medía con Yacaré XV de Paraguay. En las inmediaciones del predio había dos patrulleros de la Policía de Córdoba.
Sin embargo, nada detuvo a los delincuentes.
Cuando ambas parcialidades se retiraron del campo de juego sobrevino el maltrago: nunca encontraron los rodados que habían dejado estacionados en las inmediaciones del predio.
Una de las camionetas robadas pertenecía a los padres de Aitor Bildosola, jugador de la franquicia cordobesa, quienes habían hecho el viaje desde Mendoza para alentar a su hijo. Se quedaron sin su vehículo y debieron emprender el retorno a su provincia en un automóvil prestado.
Hubo algunos llamados a las autoridades de Seguridad de la Provincia. La camioneta apareció. O mejor dicho, parte de la camioneta fue lo que apareció.
Los otros dos vehículos, cuyos propietarios se encontraban también en las gradas, nunca fueron recuperados. Tampoco sus restos.
“No sé si es común que roben autos durante los partidos en el estadio Mario Alberto Kempes, por ejemplo, o afuera del Club Atenas. Pero a nosotros nos causa gran preocupación”, expresaron desde el ámbito dirigencial del rugby.
Mientras crece la indignación una pregunta se repite por lo bajo: “Cuándo volveremos a encontrarnos con una situación tan grave como esta”.
Robos de menor magnitud, el otro problema conocido en la zona
Hasta ahora habían padecido robos de menor magnitud. Durante los partidos, desconocidos intentaron abrir varias veces algunos vehículos. Alguna vez lo consiguieron.
El jueves anterior al robo de la camioneta, luego de un entrenamiento que se realizó en el predio de Villa Warcalde, los jugadores se retiraron a un restaurante próximo a la zona. Al concluir la cena notaron que habían ingresado a una camioneta y se habían llevado las pertenencias de su dueño.
“Esta vez fue mucho más grave. Lograron abrir tres camionetas, subirse a los vehículos y salir montados en ellos. No sabemos qué dispositivos utilizan, si es que echan mano a alguno. O si directamente forzaron cerraduras y sistemas de arranque. Lo cierto es que actuaron con libertad”, advirtieron.
Por otra parte, reconocieron que en la zona hay “naranjitas” que durante los eventos intentan cobrar el estacionamiento.
Tampoco fue suficiente la presencia de los chalecos naranja para detener el accionar delictual.
“Queremos jugar sin tener la preocupación de que puedan volver a robar. Debería ser un ambiente más custodiado y estas situaciones no deberían repetirse”, pidieron.
A la par, también reconocieron que el robo de camionetas se extiende en la zona del Club Tala.
“Otros vecinos del sector también han padecido robos de camionetas o de pertenencias que dejaron en sus vehículos. Es un sector que cada día se pone más peligroso”, dijeron.
Es tal el peligro que sienten que a partir del robo de las tres camionetas ya ni siquiera confían en las recomendaciones que hasta ahora funcionaban, como chequear que los sistemas de seguridad de los vehículos queden bien activados. Presumen que podría haber una banda operando en la zona dotada con tecnología capaz de inhibir el funcionamiento de alarmas.
