El juicio al dependiente del Ministerio de Desarrollo Social provincial Constantino Ricardo Zito (40) por supuesto intento de extorsión a una ciudadana rusa experta en criptomonedas y blockchain sigue arrojando elementos curiosos por la manera en que se movía el militante justicialista que llegó a ser presidente de la Seccional 3ª de Córdoba capital.
Además de trascender a través de un testigo que se organizaban fiestas en las que había drogas como marihuana y cocaína, una perita psicóloga oficial admitió que la presunta víctima, María Rasstegaeva, sufrió “violencia simbólica” de Zito, que además era su pareja.
En la apertura del debate del lunes, según informó La Voz, Rasstegaeva declaró que había sufrido el intento de extorsión de Zito para no “escracharla” ante la comunidad cripto por un violento episodio que protagonizaron durante un congreso en un hotel de Montevideo.
A cambio de no publicar todo en un medio periodístico nacional, el agente del Ejecutivo provincial le habría solicitado, según indicó la empresaria extranjera, que le diera $ 90 mil, le transfiriera su automóvil y le cediera su puesto de “embajadora” (representante) de la empresa blockchain para toda América latina.
En esa primera audiencia, la querellante, representada por la penalista Verónica Daud, manifestó que, tras la violenta ruptura en la que ambos resultaron heridos, él le formuló esos reclamos económicos y laborales. A partir de esto, ella dijo que se dio cuenta de que la relación de pareja que habían sostenido era para él de mero interés material, para sacarle plata y otros beneficios.
Narcisista que saca provecho
Algunas de estas manifestaciones parecieron confirmarse en la siguiente audiencia, cuando este martes declararon los peritos psicólogos oficiales Gustavo Marconi y Marisa Andrea, asistidos por peritos de control de ambas partes, Marcela Montironi (por el acusado) y Marisa Cuello (por la querella).
Así, Marconi describió que Zito tenía “rasgos narcisistas”, que es un individuo que “no registra al otro” y que “pone los problemas afuera”. Luego, agregó: “Tiende a buscar al otro para lograr sus metas” y “es más de tomar que de dar”.
De igual modo, el especialista agregó que Zito es una persona que tiene “preocupación por fantasías de éxito” y que va “acomodándose en un lugar de prestigio”. Seguidamente, Marconi dijo que el agente provincial “va a forzar a la otra persona” para conseguir sus fines y que “dificulta las relaciones de pareja”, agregando que no es una persona “flexible”. En síntesis, indicó que es una persona que está “buscando sacar provecho para lograr sus propias metas”, que busca las “relaciones interpersonales como un medio para alcanzar” sus fines.
Víctima de violencia
También declaró en segundo término la perita que entrevistó a la denunciante, Rasstegaeva, quien también es conocida en el mundo cripto como “Sasha Ivanova”.
La psicóloga Marisa Andrea detalló sus rasgos de personalidad y, tras escucharse sus aportes, admitió, luego de una pregunta de la querellante Daud, que la empresaria rusa había sufrido “violencia simbólica” de parte de Zito, según su relato de los hechos analizados en el juicio.
Fiestas con políticos y drogas
En la tercera audiencia, este miércoles, prestó declaración el testigo José Andrés Salamone, un experto local referente de este mundo tecnológico que conoció a ambos protagonistas de esta historia.
Este empresario escuchó las versiones coincidentes de ambos sobre lo que pasó en Montevideo, donde ambos salieron heridos, ella en la cabeza y él en el rostro.
Él también declaró que estuvo al tanto, por el relato de Rasstegaeva, de los pedidos de Zito para que no fuera escrachada. Además, dijo Salamone que, tras la ruptura, ambos tuvieron “conflictos comerciales” y que el militante político los “perjudicó con la realización de dos eventos (festivales) valiéndose de lo que ellos habían organizado”.
Además de indicar que en el “mundo cripto” Zito no goza de buena reputación, el empresario declaró que el militante era “adicto a la cocaína” y que “organizaba fiestas donde corría la droga y asistían políticos”. Consultado por las partes, indicó que se trataba de “políticos de segundo y de tercer nivel de la administración provincial”.
El abogado defensor Santiago Acuña le reclamó que diera nombres, pero el testigo dijo no conocer a los dirigentes y no recordar nombres.
La querellante Daud y la fiscal Mercedes Balestrini indicaron que no era necesario mencionar a nadie. El momento incómodo se superó luego de que Salamone dijo desconocer quiénes eran esos políticos.
Chats por confirmarse
Finalmente, se interrogó al testigo Salamone sobre un supuesto intercambio de mensajes entre él y el acusado. Al comenzar el juicio, la defensa presentó nueva prueba de capturas de pantalla de Telegram en las que presuntamente desiste de la extorsión.
En esta audiencia, se le mostró al testigo unas capturas de pantalla con mensajes en los que Salamone le decía a Zito que Rasstagaeva le había “tendido una cama”. El testigo dijo que creía que esos mensajes no eran de él y que no recordaba haberle dicho eso al empleado provincial.
Luego, ante la insistencia de las partes y las preguntas del juez Roberto Cornejo, Salamone dijo que esos mensajes pueden falsificarse y, si bien él no es un experto en esa materia, aclaró que en YouTube hay tutoriales que enseñan cómo crear una cuenta y falsear mensajes.
Entre las medidas de prueba pendientes, se espera la presencia en la sala de un perito que debe opinar sobre la validez de los mensajes que en la instrucción se tomaron del teléfono de Rasstegaeva, con un secretario como fedatario. Esas misivas se refieren a las supuestas intimidaciones de Zito a la experta rusa, con la advertencia de que, si no cumple con sus exigencias (dinero, auto y cargo de embajador), será escrachada públicamente.
Pero también deben analizarse los mensajes que presentó la defensa de Zito el mismo día del comienzo del juicio, que no tienen esa validación del funcionario judicial. En esos impresos de chats, se busca probar que Constantino Zito desistió de extorsionar a quien hasta septiembre de 2018 había sido su pareja, “Sasha Ivanova”, o María Rasstegaeva.
Al introducirse este nuevo incidente, mientras se cita al experto que debe imponerse de la prueba, el juicio ingresó en un cuarto intermedio.
