Un adolescente de 15 años fue demorado por la Policía tras asestar tres puñaladas a su padrastro en una vivienda de barrio José Ignacio Díaz 3° Sección, zona sudeste de la ciudad de Córdoba, en un episodio de violencia que afortunadamente no acabó con una víctima fatal: el hombre se recupera en la cama de un hospital.
Pero luego, cuando la mujer fue a retirar a su hijo, el trámite no se pudo completar porque los tres, tanto ella, como su marido y el niño, habrían sido protagonistas de múltiples agresiones, por lo que la mujer quedó detenida este miércoles.
Todo inició la noche del viernes 15 de agosto, en calle Cuzzani al 1300, al frente del domicilio donde vive la familia.
Según relataron fuentes de la investigación, allí se produjo una fuerte discusión entre la madre del adolescente y su pareja, que habría escalado hasta los empujones y los golpes.
Ante esa situación, el chico habría intervenido y con el objetivo de atacar al hombre con los tres puntazos.

El padrastro, de 31 años, fue trasladado al Hospital de Urgencias de Córdoba, donde los médicos confirmaron que presentaba heridas punzocortantes de consideración, aunque ninguna de ellas comprometía órganos vitales.
Tras una breve internación en terapia intermedia, se recupera en sala común y su estado de salud es estable, fuera de peligro.
Un círculo de violencia detectado en la comisaría
El caso parecía quedar reducido a un hecho de violencia intrafamiliar. Sin embargo, cuando la madre del adolescente se presentó en la Unidad Judicial para retirar al menor, los investigadores detectaron que sobre ella pesaba un pedido de captura vigente.
La mujer, de 33 años, estaba imputada en otra causa por amenazas y lesiones leves, a raíz de un enfrentamiento con una vecina en un domicilio anterior.
Según los registros, ambas habían protagonizado una pelea callejera que incluyó tirones de cabello y golpes, seguidos de severas amenazas. Por ello, la Justicia había dictado una restricción de acercamiento.
Al incumplir esa medida, se ordenó su captura.
En consecuencia, quedó detenida de inmediato y a disposición de la fiscalía de instrucción a cargo de Raúl Garzón.
El adolescente, por su parte, fue notificado de la gravedad del hecho pero no quedó bajo arresto, ya que es inimputable por su edad en el marco de la Ley Penal.
El Juzgado de Menores resolvió que quede bajo la tutela de una tía, quien lo acompañó en el trámite judicial.
Los antecedentes familiares: la cuna de la violencia
El padrastro herido y la madre del chico cuentan con antecedentes penales, según los investigadores.
De acuerdo a fuentes policiales, la pareja se habría conocido tiempo atrás en la cárcel de Bouwer. Esa condición, según los pesquisas, marcó el entorno en el que creció el adolescente, quien ya había tenido roces con la Policía en episodios violentos anteriores donde habría participado.
El hecho, por lo tanto, no sorprendió a quienes conviven en el barrio.
Vecinos consultados señalaron que la relación de la pareja era “inestable y violenta” y que las discusiones en la vía pública eran frecuentes. Uno de ellos resumió: “Acá todos sabíamos que en cualquier momento podía pasar algo más grave”.
Lo cierto es que para que el espiral de violencia se desactive, el departamento de Homicidios de la Dirección General de Investigaciones Criminales de la Policía tomó intervención inmediata en la escena.
Días atrás realizaron un relevamiento de cámaras de seguridad de la zona y se recogieron testimonios vecinales.
Ante el compendio de pruebas, la propia madre del menor, que al comienzo había intentado desviar la responsabilidad de su hijo, admitió que había sido él quien apuñaló al hombre.
Independientemente de ello, la madre ahora enfrenta un nuevo proceso por las amenazas a la vecina.
Una radiografía de la violencia en Córdoba
El caso de José Ignacio Díaz no es un hecho aislado, sino parte de un entramado de violencia urbana que preocupa a las autoridades.
En paralelo al episodio familiar, la Policía de Córdoba realizó en los últimos días más de 70 allanamientos en distintos barrios de la capital provincial.
El foco estuvo puesto en barrio Yapeyú, al este de la ciudad capital, donde según los investigadores se concentra una de las redes más activas de narcomenudeo.
Los operativos culminaron con la detención de 15 personas, el secuestro de armas de fuego, cuchillos y réplicas, además de la incautación de dosis de cocaína y marihuana listas para su comercialización.
Los pesquisas aseguran que el narcomenudeo alimenta una cadena de hechos violentos que van desde amenazas hasta ajustes de cuentas, e incluso incendios intencionales como forma de represalia.

En Yapeyú se registraron recientemente peleas entre grupos rivales, vandalización de viviendas y ataques con armas blancas.
Para los investigadores, la violencia en esos sectores no responde únicamente a conflictos personales, sino a la disputa territorial por el control de la venta de drogas.
Durante los operativos que se llevaron a cabo este miércoles estuvieron presentes el ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, y el director general de Investigaciones Criminales de la Policía, Alberto Bietti.
Trabajaron a la par de funcionarios judiciales que instruyen distintas causas donde se investigan numerosos hechos de violencia.
“Cada vez vemos más ataques entre bandas, peleas familiares que se resuelven a balazos y a puñaladas”, dijeron fuentes policiales sin ocultar la preocupación por este fenómeno.