La Justicia de Córdoba dictó la prisión preventiva contra Fernando Armando Albareda (53) quien está acusado de haber asesinado a su madre, Susana Beatriz Montoya, de 74 años, en agosto pasado en la casa de ella en barrio Ampliación Poeta Lugones de Córdoba. El caso conmocionó a la comunidad debido a la extrema violencia.
La prisión preventiva fue dictada este lunes por el fiscal de la causa Juan Pablo Klinger, quien argumentó que existen riesgos procesales si Albareda permanece en libertad.
Según el fiscal, el acusado podría intentar fugarse o entorpecer la investigación, dada la gravedad del delito que enfrenta.
Por su parte, la defensa adelantó que apelará la medida. Sin ofrecer demasiados detalles, el abogado Claudio Juárez Centeno descontó que la medida requerida por la fiscalía será apelada por la defensa que encarna.
Albareda está acusado de homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por codicia. En caso de ser condenado con esa figura penal, corresponde la prisión perpetua.
Respecto al móvil del crimen, en la fiscalía entienden que habría existido una fuerte disputa por parte de Fernando Albareda con su madre respecto al inminente cobro de una millonaria indemnización por la desaparición del esposo de la mujer. Ricardo Fermín Albareda era un comisario que fue secuestrado y desaparecido por la dictadura militar en 1979.
Según la investigación, ese dinero habría motivado a Fernando Albareda a planificar y ejecutar el homicidio.
Montoya fue estrangulada con una soga y luego golpeada brutalmente en la cabeza con varios objetos contundentes, incluyendo una piedra y un ladrillo de cemento.
Una vez muerta, Albareda le habría clavado una cuchilla en el cuello. Luego, habría cubierto el cuerpo con hojas de árboles y excrementos de mascotas, según la fiscalía.
Según el fiscal, el agresor intentó quemar el cuerpo, mediante el uso de líquidos inflamables hallados en la casa, en lo que parece ser un intento fallido de destruir evidencia.
En la casa se hallaron amenazas escritas en una pared con un lápiz labial. “Los vamos a matar a todos. Ahora van tus hijos. HDP. #Policía”, fue el mensaje que quedó escrito en una pared.
Para el fiscal esa amenaza, como otras que habían aparecido el año pasado frente a su propia casa, fueron escritas por el propio Fernando Albareda.
El hombre, quien permanece preso en la cárcel, ha negado todo y se abstuvo de prestar declaración.
Pruebas clave en la investigación
La fiscalía ha reunido pruebas contundentes que vinculan a Albareda con el crimen.
Entre ellas, hay grabaciones de filmaciones de cámaras de seguridad que –según fuentes del caso– muestran el recorrido del imputado hacia la casa de su madre la noche del homicidio.
Los análisis de las llamadas telefónicas, por otro lado, revelaron para la fiscalía inconsistencias en el testimonio del acusado.
Las pruebas de grafocrítica, según los investigadores, confirmaron que los mensajes intimidatorios hallados en la escena del crimen coinciden con su escritura.
Según las fuentes de la causa, Albareda actuó con alevosía, aprovechándose de que Montoya tenía problemas de movilidad y caminaba con ayuda de un bastón, lo que la dejó indefensa.
Este factor, sumado a la violencia extrema del ataque, refuerza la acusación por homicidio calificado, que conlleva una pena de prisión perpetua.
Otro elemento valorado fueron las declaraciones aportadas en su momento por Ricardo Albareda, hermano de Fernando, quien durante la investigación expresó sus dudas y sospechas.
Descubrimiento y contradicciones
Según el fiscal, el imputado planificó el crimen motivado por “el resentimiento que tenía hacia ella” surgido en su historia vital e impulsado por “un apetito desmesurado de riqueza ante el inminente cobro de una importante suma de dinero” proveniente del “reconocimiento de un reclamo administrativo” presentado por ambos y que estaba relacionado a la “restitución del estado policial de Ricardo Fermín Albareda”.
De acuerdo a la acusación, aquella noche del 1° de agosto pasado, Fernando Albareda salió de su casa de barrio Villa Cabrera y se dirigió hasta el domicilio de su madre en Ampliación Poeta Lugones. Dejó su Ford Eco Sport roja a varias cuadras de distancia para evitar ser visto por los vecinos, según el fiscal.
Acto seguido, caminó hasta la vivienda y fue recibido por Montoya, quien no sospechaba del ataque que vendría.
La mujer cenaba y veía televisión. Cuando se dirigió al patio, fue atacada desde atrás.
De acuerdo a la fiscalía, el hombre la ahorcó primero con una soga y luego con sus manos. Cuando ella estuvo en el piso, la golpeó con varios objetos contundentes en la cabeza. Luego, tapó el cuerpo con hojas secas y quiso quemarlo.
Después, para despistar a los investigadores, dejó la pintada, bajó las persianas de la casa, apagó la luz y se fue por la puerta delantera.
Cámaras de seguridad captaron ese recorrido y el de su vehículo tanto al llegar como al retirarse de la escena del crimen entre las 20.20 y las 22.26.
Al día siguiente, el 2 de agosto, Albareda regresó a la casa y llamó al 911. Afirmó que no había podido ver a su madre desde el día anterior. Un vecino utilizó una escalera para mirar desde el techo al patio trasero de la casa, donde encontraron el cuerpo sin vida de Montoya.
Varios vecinos relataron que vieron a Albareda llorando fuera de la casa, pero algunos mencionaron que su comportamiento era extraño.
Uno de ellos sugirió que Albareda podría haber ingresado a la casa antes de que llegara la Policía, lo que despertó aún más sospechas.
Ardua recolección de pruebas
El análisis de las llamadas telefónicas reveló que hubo comunicaciones entre el teléfono fijo de Montoya y el celular de Albareda en momentos en que, según él, no estaba en la casa.
Estas contradicciones, sumadas a las imágenes de las cámaras de seguridad que captaron su vehículo, reforzaron la hipótesis de la fiscalía.
Además, un análisis grafocrítico determinó que los mensajes amenazantes encontrados en las paredes de la casa, escritos con lápices labiales de la víctima, coincidían con la escritura de Albareda.
Se encontraron también huellas dactilares suyas en la escena del crimen, lo que lo vinculó directamente al lugar del asesinato.
Otro elemento valorado por el fiscal fue que Fernando sabía que a esa hora su madre iba a estar sola, ya que Ricardo se tenía que ir a Villa Carlos Paz.
Gracias a la combinación de estos elementos, la fiscalía concluyó que Fernando Albareda es el principal sospechoso por el asesinato de su madre, lo que derivó en su imputación y posterior prisión preventiva.
